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Desde Leave Luck To Heaven (Spectral Sounds/ Ghostly International, 2003), Matthew Dear ha demostrado el porque muchos lo catalogan como uno de los renovadores de la música techno. Su condición de genio de las perillas ha quedado demostrada en su multiplicación estilística en proyectos como Jabberjaw, False o Audion, donde satisface toda una gama de visiones de su techno minimal– pop, salido de Detroit. La fórmula de Dear, no es la simple saturación de beats ni el juego alquimista de samplers y sintetizadores envasadazos que confunden y aburren. En su música hay intensidad, habilidad y, por sobre todo, una conjunción de géneros simplemente sorprendente.

Su nuevo trabajo Asa Breed, es una muestra fehaciente de estos hechos. Su cualidad radica en que el tejano ya está jugando fuera de las normas que su propia música le podía entregar. El recorrido por las trece canciones de este álbum es tan disímil y extenuante que, sin lugar a dudas, es capaz de satisfacer una gran variedad de gustos. Existe obviamente ese aparataje tecnológico en gran parte de sus creaciones, algunas sintéticas que caen en un autismo recurrente, pero en otras existe un vaho bailable y sensual, que permite llegar al éxtasis. Pero también nos encontramos con un músico que apuesta por instrumentos austeros, donde las melodías íntimas y letras emotivas se pierden tras su profunda y elegante voz, sorprendiendo por el grado de empatía y emoción al que puede llegar, sin el uso de la robótica como mediación.

Sin perder el factor pop, Dear se trasmuta hacia lados donde el techno depurado y luminoso como base, que escalona a espacios donde el house y funk se lo permiten (‘Neighborhoods’, ‘Good to be alive’), como también lo hace con diminutos fragmentos de ambient sometidos a la variación de un acid milimétricamente ejecutado (‘Fleece on brain’, ‘Shy’), al igual que con ese arsenal minimal exquisito por el cual es conocido (‘Don and Sherri’, ‘Will gravity win tonight’, ‘Death to feelers’), una impecable y extraordinaria muestra de cómo el americano cruza las fronteras musicales con mucha distinción y pericia . El factor sorpresa, lo ponen atrevidas pisadas en terrenos más heterogéneos (‘Vine to vine’, ‘Give me more’, ‘Midnight lovers’), trasladándose directamente a sus raíces geográficas, donde un oscuro, melancólico y hermoso mundo, aparece para ratificar que estamos frente a un músico que es capaz de superarse a sí mismo, recurriendo únicamente a un talento innato.

Al escuchar Asa Breed, queda claro que estamos ante una de las obras más sólidas de este año y, por sobre todo el trabajo de Matthew Dear, simplemente no tiene nada que envidiar a otros exponentes como Ricardo Villalobos, Dntel o John Tejada, porque su dinamismo, autoexigencia y capacidad de reescribir reglas musicales propias en estos días, sigue siendo tan vital como necesaria.