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La sobreteorización de lo cíclico de las tendencias musicales en la mesa, hace que las intenciones de separar la idea de actualidad con la nostalgia abra flancos que dejan pasar la nueva camada de “revivalistas” que revalidará tal teoría. En este momento podríamos aventurarnos a situar las similitudes bajo la perspectiva de la escena musical circa 1989: mientras decae los bonos del synth-pop, el college rock se “populariza”, las tendencias bailables comienzan a ampliar su fusión y el pop ensoñador gana terreno por dulces fugas de creatividad y somnolencia. Que la escena jungle británica haya tomado nuevos bríos o que No Age suene tan Sub Pop como Deerhunter tan 4AD y Times New Viking tan Matador, sólo refuerza que estamos ad portas -y en algunos casos, inmersos- de nuevo en el recambio cíclico de las tendencias.

Ante esta situación vale recordar aquellos viejos que inspiran a los otros, a los nuevos. Y especialmente vale acudir a aquellos que llevan décadas dando la batalla con menos focos encima y pueden proporcionar discos más que dignos. Aquí entra al tablón Melvins, un grupo que muchos citan para explicar el sonido de Seattle en particular, y todo la gesta alternativa en general.

Lo gratificante de su nuevo disco, Nude with boots, es que incluso para quien nunca ha tomado un disco de ellos o -como yo- no les ha puesto mayor atención, se encontrará con algo entretenido de escuchar. Melvins está en una liga que tiende a exponer físicamente su música en un vaivén asfixiante de riffs y percusiones, lo que puede a priori ser una desventaja para cualquier recién llegado. Pero en Nude with boots el equilibrio manda y sorprende al toparse con canciones como “The kicking machine”, apropiado título para la apertura del disco, y que encarna la mugre y la fuerza de este rock salido de bar. Esa imagen inunda gran parte del álbum, del que puede decirse que es de los accesibles de un grupo no muy acostumbrado a esos affaires.

Como “The kicking machine”, hay otras canciones que también están dentro de la cara más amable que nos muestra Melvins: “Nude with boots” tiene un aire de blues rock que la hace muy pegadiza; lejos, la mejor del disco. “Billy fish”, “The stupid creep” y “Suicide in progress” son la parte grunge del disco, en que uno toma nota de inmediato por qué esta mole influyó con tanta potencia los sueños musicales de la generación X. Esto, en contraste a los tramos más densos y experimentales, hace que Nude with boots haya ganado en su lado “blando”.

El otro lado referido, el que podría acercarse al registro clásico del grupo, resulta menos inspirado. Hay momentos de letargo que detonan buena ejecución como “Dog island”, pero su extensión a siete minutos y medio no le ayuda a sacar un tema tan redondo como promete en su inicio. La siguiente, “Dires iraea” es prescindible por donde se le tome: un gastado y poco novedoso patinaje drone que ni siquiera inquieta ante lo virulento que dan a brotar pasajes como éste. Distinto es el caso de “It tastes better than the truth”, la que representa un caos y furia obsesiva que cumple lo esperado: desgarro, agobio, brutalidad.

Este contraste probablemente incomode a todos los que siguieron a los Melvins cuando era músculo en tensión. Porque, indiscutiblemente, los Melvins de Nude with boots no irradian tanta energía. En cambio, sueltan algo que puede valer tanto o más que lo anterior: sabiduría. Que este disco logre en sus momentos menos descarnados resultados a prueba de todo oído, puede manifestar que un grupo longevo como ellos tienen aprendido su propio manual, que les permite vigencia so pena que vengan varios atrás queriendo pisarles los talones. Lo intentaron en los noventa, probablemente lo vuelvan a intentar ahora y todavía no logran desbancar a King Buzzo y los suyos de su lugar en el hard rock.