Monade – Monstre Cosmic (Too Pure) Rodolfo Garcíamayo 30, 2008Discos2 comentarios Monade parte como el proyecto solista de Laetitia Sadier, la reconocible voz de Stereolab, doce años atrás con un split single junto a David Pajo de Slint. En Monstre Cosmic, lo que había empezado como música compuesta y grabada en el dormitorio muta en un grupo a tiempo completo. El tercer disco de Sadier refleja una madurez y una frescura que lo hacen superar con creces los últimos álbumes del laboratorio estéreo. La cantante parece haber superado el tedio y el desgaste de sus años de carrera junto a su ex esposo Tim Gane (guitarrista de Stereolab) en Londres. Ahora radicada en su Francia natal, en Bordeaux, Laetitia Sadier recupera la soltura y el entusiasmo de sus mejores tiempos y revive la magnificencia del Emperor Tomato Ketchup (1996, Elektra). Monstre Cosmic es una mezcla de pop sofisticado con inspiración en el jazz, que puede ir hasta ritmos quebrados o sacar ideas del hip hop. El disco se centra en estos elementos, con una composición instrumental muy fluida y elaborada, y en la exploración de sí mismo como temática, reflejando en temas como “Étoile” y “Regarde” las maravillas y bajezas del ser. El nombre Monade proviene de un estado pueril de la psyche, anterior al ego y a la socialización, y es con esta perspectiva que Sadier se enfrenta constantemente a los consensos asumidos y a la moral. El álbum cuenta con orquestaciones brillantes cortesía del Conservatoire de Bordeaux, las que se aprecian en canciones como “Lost Language” y “Invitation”. En ellas, y como idea premeditada, la compositora busca que las melodías se repitan pero siempre desde un punto de vista distinto, a la imagen de un río en el cual uno se baña pero en el que el agua es siempre otra. Ello lo logra con bastantes quiebres y un manejo envidiable y experimentado de la tensión en los temas (algo que definitivamente Stereolab había ido perdiendo con el tiempo). El mid-tempo hipnótico y misterioso (amén de acordes jazzeros) de “Elle Topo” se alterna con la ensoñación pausada de “Messe Joyeuse”, y el trance por inducción lenta de “Tout en tout est un”, con guiños al bossa nova y a Sun Ra. Con todo, Monstre Cosmic es un disco muy trabajado, que revela sus encantos con gracia y simpatía, uniendo elementos clásicos de una manera enriquecedora y nueva.