Morbo y Mambo – Muta (Autoeditado) Matías Calvooctubre 31, 2017Discos0 Comentarios En alguna perdida (o no tan perdida) esquina de San Telmo están pasando cosas. O mejor dicho, llevan pasando cosas hace un tiempo y al parecer no nos estábamos enterando. De este místico barrio colonial de la ciudad de Buenos Aires, donde tuvo auge gran parte del movimiento tanguero del país, y donde hoy se concentran grandes polos de exportación musical (algunos de vanguardia, otros de la ya clásica rama del rock argentino), traemos un hallazgo que merece el oído de quienes están buscando permanentemente nuevos aires musicales. Se trata de Morbo y Mambo, una agrupación encabezada por Mauro Alberelli, Ignacio de Andrés, y Manu Aguilar, que acaban de lanzar en septiembre su tercer disco titulado Muta, a tres años de su último largaduración Boa (2014), el cual los llevó a girar por varios escenarios emergentes de Argentina y Brasil. El grupo, que se autodefine muy claramente bajo la frase “NOT ROCK, NOT AFROBEAT, NOT STONER, NO DUB, NOT FUNK. JUST ALL TOGETHER”, comenzó bajo la línea del movimiento creado por Fela Kuti, aunque con el paso del tiempo fueron integrando ligeros matices de los distintos géneros que los fueron separando de esa segmentación para ir creando su propio espectro musical. Lo que encontramos en Muta es un espacio de electro-rock bailable, con ambiciosas líneas de bajo que terminan en envolventes grooves que podrían tardar días en terminar sin apenas notarlo. Alejándose con personalidad del encasillamiento fácil del rock/pop sicodélico tan de estos días, Morbo y Mambo presentan quizás los mismos factores del subgénero mencionado pero en un orden que, en este caso, sí altera el producto, diferenciándose de manera innovadora e incluso provocativa. El disco, el cual cuenta con las correctas participaciones de Andrés Nusser (Astro), Santiago Motorizado (El Mató a un Policía Motorizado), y nada más ni nada menos que Nick Allbrook (Tame Impala, Pond), se muestra como un viaje entre canciones intrumentales y cantadas, en las que las primeras parecen sacar una clara ventaja por sobre las que cuentan con invitados (cabe destacar que el fuerte de su discografía es el trabajo instrumental, por lo que no es raro esta última acotación en este grupo). “Plan de Vuelo” es la encargada de dar el puntapié inicial con la voz del ex Astro, una canción dominada por un juego de sintetizadores y cambios de ritmo que recuerdan notoriamente a la ex agrupación nacional, y a la que la voz de Nusser le cae bastante bien para abrir la travesía. Le siguen “Panamá” y “Nuevo Mood”, quizás uno de los puntos más altos del disco, dos melodías instrumentales con pegajosas líneas de bajo y cambios sorpresivos (y a ratos violentos) que van llevando las canciones hacia rumbos totalmente inesperados (sobre todo “Panamá”), pasando sin titubear del rock a géneros como dance o funk. Luego vienen “Portal” y “Pomán”, canciones con las participaciones de Albrook y Motorizado, respectivamente, en las que vuelven las letras por última vez durante el disco. Si bien ambas composiciones le hacen buen juego al disco (sobre todo “Pomán”), son canciones un poco planas en las que puede notarse un poco menos de soltura musical que en los trucks instrumentales. Así llega la segunda parte del disco con “BS 80”, una canción sin tantos quiebres melódicos como las anteriores pero con una sostenida línea de bajo que la envuelve creando una atmósfera sideral interrumpida por un agudo punteo que le agrega velocidad al cierre. Luego viene la psicodélica “Tundra”, track que recuerda a algunos pasajes de Air a través de un exquisito bajo que comanda la melodía, con un pasaje más rockero que la saca de su zona de confort para luego terminar en su atmósfera inicial. De esta manera se llega al cierre del disco con “Jungla”, una canción en la que vuelven los cambios melódicos (muy bien logrados), y “Mutopía” otra canción espacial que al son de una base pegada y un saxo como elemento diferencial, preparan la cancha para el final de la mano de “XXY”, quizás el mejor tema del disco. Una canción muy bien lograda que comienza con una percusión al estilo Kasabian a la que se le van adhiriendo instrumentos que la hacen ir agarrando forma y personalidad para ir mutando de estilo en estilo a través de cambios muy armónicos, pasando por géneros como el funk de manera muy coherente. Finalmente la canción termina en una especie de reprise que le juega muy a favor para el cierre de una gran composición y de un innovador disco. Muta quizás no es el disco de hits de verano ni coros eternamente repetibles, sino que apunta más hacia un sello innovador, una secuencia que busca replantear la búsqueda de la “buena” y “nueva” música, tratando de acaparar elementos conocidos y disponerlos de manera poco convencional, logrando un efecto atractivo y muy poco predecible.