moscow110.jpg

Después de tanto new york calling, tanto rockanroleo Strokes y de la trasnochada angustia Interpol, después de todo era casi lógico que también renaciera la dulzura: el dulce etéreo que flotaba en las guitarras de los Verve tempranos o en las voces apenas templadas de Pale Saints; el vuelo impreciso del shoegaze inicial o el candor trágico del Head on the door; que volvieran los agudos doloridos de Catherine Wheel y las guitarras aserruchadas de My Bloody Valentine en Isn´t anything. Empezar por todo eso, junto, en apenas un EP de 7 temas, es Moscow Olimpics.

Busco referencias de ellos y al leerlas me parece estar solo frente a comentarios de un NME del año noventa. El sello sueco Fraction Discs los edita, situación justificable conociendo lo arraigado del cancionero escandinavo, lo que hace comprensible este renacer dream pop. El hielo se exporta: Moscow Olimpics son una banda Filipina, de cinco veinteañeros que hacen repostería pop desde su isla. Toman el frío desolado que en su tiempo minó a New Order y difuminó a Galaxie 500, reconstruyéndolo en clave 2008, de sonido claro e inocentón. Tan nuevo como el recuerdo desteñido permita observarlo: “es como si me hubiera dormido hace 15 años sobre mis discos, y hoy despertara escuchando esto, como si nada??? , me dijo un amigo mientras me manoseaba el disco.

La ignorancia a veces es el mejor aliado de la sorpresa, pues la suspicacia obliga a preguntarse si con tanto insigne referente vale la pena escuchar un collage zurcido por escolares. Uno de los sellos que lo distribuye, Tonevendor, parafrasea el dream pop y el shoegaze para explicarlo con suma claridad: “Pop como un sueño hecho realidad, con canciones que te fuerzan a sacar la vista de tus propios zapatos para mirar el cielo???. Una guirnalda continua de teclado, un bajo descorazonado y una voz exhalándose con cansancio y hasta cobardía; la distorsión necesaria para atmosferizar la guitarra, como un día de hermoso sol en el que no se sobrepasan los grados bajo cero. Tensión sin hostigamiento. Sencillez después de todo. Realmente no importa la copia si las canciones simplemente te gustan o más aun si son buenas ¿no?. El fénix termina su regreso. Y hay varios que lo agradecemos.