Osorezan – Osorezan (Kali Yuga Distro Records, 2018)

Pablo Menesesmayo 28, 2018

Agitadores de la escena underground nacional desde su formación en Santiago en 2014, los siete integrantes de Osorezan finalmente han plasmado sus esfuerzos en esta primera obra con la ayuda del sello Kali Yuga Distro, gestionado desde la disquería del mismo nombre, ubicada en Providencia.

El colectivo, parte del sello LeRockPsicophonique y formado por Matías Gray (batería), Francisco Reyes (guitarra), Cristóbal Talamilla (teclado/sintetizador), Belén Farías (bajo), Ariel Fernández (guitarra), Diego Soto (violín) y Javier Carrizo (visuales/percusión) dedicó largo tiempo a pulir sus composiciones, a base de una metódica agenda de ensayos y presentaciones en vivo, incluyendo un trabajo junto a la compañía Danza en Cruz, que añadieron nuevos colores a su música, para luego embarcarse en un proceso de grabación en los Estudios Lautaro, con la ayuda de Victoria Cordero (Reina Morsa, Círculo Polar) en la sala de controles. El resultado final es esta placa de tres extensos/intensos temas instrumentales que condensan el ideario de la banda y logran capturar la fuerza de sus presentaciones en vivo.

Después de pulsado el botón play, un análisis a la rápida podría quedarse solo con las referencias de naves insignia del sello Constellation, como Godspeed You! Black Emperor o A Silver Mt. Zion. Si bien estos nombres son parte importante de su sonido, hay mucho más; basta poner algo de atención para descubrir otras influencias con la misma importancia en la construcción de su lenguaje sonoro: Aquí cabe tanto la intensa hipnosis desarrollada por Swans desde The Seer en adelante, como el minimalismo neoclásico de Ärvo Pärt y Henryk Górecki, hasta los experimentos atmosféricos de Have a Nice Life, toques de post metal à la Neurosis o la forma de entender la guitarra que nos legaron el desaparecido Glenn Branca y destacados alumnos suyos como Sonic Youth.

El viaje se inicia con “Virgen santa”, homenaje a una desaparecida banda de culto santiaguina, que abre el disco con una tímida línea de sintetizador, base sobre la cual se integra el resto de instrumentos, para construir una atmósfera de tensión constante que poco a poco vuelve al inicio, hasta quedar reducida a un drone de violín pasado por un efecto de Space Echo a cinta que lleva a la intensa intro de batería de “Mezcal Los Suicidas”, tema conducido por arabescos de guitarra y bajo que actúan como catalizadores, para que el resto de instrumentos desate la tormenta a su alrededor hasta llegar al clímax. Por último, “Retratos de la ira”, pieza con la que habitualmente cierran sus conciertos, es también la designada para marcar el tramo final de la placa. Construida alrededor de una envolvente frase musical que se desarrolla lentamente, resulta evocativa y conmovedora a partes iguales, sobre todo en la parte intermedia, cuando aparece una grabación de un discurso del sociólogo y filósofo irlandés John Holloway, que, pese a hablar sobre la situación en México, bien puede adaptarse a nuestra propia realidad. Así, pasando por varios estados de ánimo a lo largo del tema, los músicos entrelazan sus sonidos mientras la intensidad va en aumento, hasta desembocar en la catarsis final, un torbellino sónico que arrasa con todo y nos deja pidiendo escuchar más de esta banda.

No es exagerado decir que este debut deja a Osorezan jugando en su propia liga, en donde, fieles a su ética de trabajo, ya preparan el material que dará forma a su segundo trabajo. Osorezan es, sin dudas, uno de los grandes lanzamientos nacionales del 2018, cuyo lanzamiento en vivo se hará en tres fechas, entre Santiago, Valparaíso y Concepción, en una nueva versión del ciclo LeRock. Escúchenlo y atesórenlo.