Portishead – Third (Mercury / Island) Maira Moramayo 22, 2008Discos23 comentarios Una de las primeras cosas que se vienen a la mente tras escuchar Third es la palabra reinvención. Olvídate del trip hop, olvídate de los viejos sonidos que habías asociado desde siempre a Portishead. Tras once años desde su disco homónimo, la banda británica reaparece en el horizonte musical con su tercer álbum de estudio, pero lo hace con una renovada batería de sonidos que vuelve cualquier intento de clasificación un acto fallido. Entremedio del extrañamiento que provoca Third hay, sin embargo, elementos familiares, fragmentos reconocibles que evocan el pasado: construcciones melódicas atmosféricas, un sonido oscuro cargado de tristeza y la inolvidable voz de Beth Gibbons, siempre capaz de transmitir emociones y desgarramientos. El descolocamiento lo inicia “Silent”, track que abre el disco. En lugar de Gibbons, los primeros segundos son llenados por unas palabras en portugués, y a continuación, un ritmo acelerado y constante de batería, al que se suman violines y guitarra, configurando un ambiente oscuro en continua agregación de elementos sonoros. La voz de Gibbons, lo único familiar en esta primera propuesta, aparece justo al medio para completar un entramado constante en ritmo y tensión. Tras el corte abrupto viene “Hunter”, un ejercicio musical completamente distinto en términos de ritmo y musicalidad, que ofrece tranquilos desplazamientos puntuados regularmente por quiebres acotados. Con respecto a las letras, “Nylon smile” ofrece una muestra de que el tono sombrío y depresivo sigue presente: “I’d like to laugh at what you said but I just can’t find a smile“, dice. También hay confesiones amorosas: “I don’t know what I’ve done to deserve you, I don’t know what I’ll do without you“. “The rip” continúa sólo en el comienzo con la senda acústica de ritmos pausados y voz suave, para ir acelerándose en su base sonora de teclados y percusión, mientras Gibbons extiende en una sílaba su voz hasta el límite de lo posible. Third es un álbum inestable en la medida en que está compuesto de extremos en términos sonoros, pasando de angustias expresadas con tranquilidad a otras llenas de apremiantes beats. “We carry on” se instala en el lado experimental del disco, en aquel donde están presentes los sonidos irreconocibles y en total oposición a la dulce melancolía que Portishead cultivó en los años 90’as. Toda la tensión desplegada en ese tema es disuelta en “Deep water”, una canción acústica sobre ukelele y con coro de voces masculinas. Sin embargo, ofrece sólo un breve respiro, pues Third continúa con “Machine gun”, uno de los temas más agresivos del disco. Tal como su nombre lo indica, los sintetizadores parecen insistentes disparos, creando un sonido industrial, repetitivo y abrasivo en su desarrollo. Otra vez se hace necesaria una descarga emocional, función que cumple en sus primeros segundos “Small”, con la suavidad de Gibbons acompañada de unas notas en guitarra. La tranquilidad comienza a resquebrajarse con un intenso violonchelo para ser rota definitivamente con la inclusión de sintetizadores y batería. En su conjunto, Third impacta por sus sonidos disonantes, la inclusión de ritmos mucho más rápidos de lo que nos tenía acostumbrados el trío de Bristol, por sus abundantes samples y sintetizadores, sorprendentes transiciones sonoras, y por una ansiedad expresada en atmósferas construidas muchas veces con múltiples capas de ruidos intranquilizantes. En definitiva, por proponer un sonido completamente nuevo, que deja filtrarse sólo de vez en cuando pasajes familiares y reconocibles. Precisamente, era una de las reglas de composición para este disco el no caer en la marca de fábrica del sonido presente en discos anteriores de la banda. En Third, la inquietud se viste ahora de celeridad y extrañamiento, pero a pesar de esto, no deja de atraparnos su bien tendida trampa musical, totalmente alejada de convencionalismos.