A veces pasa que uno pierde la esperanza y cree que nada más te puede sorprender. Pero también pasa que hay suerte y aparece una banda que te rompe los esquemas con su forma de hacer y entender la música. Es el caso de Proyecto Mental, novel trío santiaguino formado por Vicente Norambuena (batería, guitarra, bajo, voces), Luis Felipe Aliste (guitarra, bajo, batería, voces) y Vicente Camargo (guitarra, teclados, bajos, voces), quienes, luego de publicar un single de limitadísima tirada en formato Mini-CD, ahora estrenan su primer casete homónimo a través del sello/disquería Kali Yuga Distro.

Muy jóvenes (ninguno de ellos supera los 23 años) pero con una cultura musical digna de un adulto mayor que ha coleccionado discos toda su vida y una libertad creativa pocas veces vista en los últimos tiempos, los integrantes de Proyecto Mental son capaces de experimentar con distintos estilos –a veces dentro de una misma composición- o bien de lanzarse en breves aventuras que revelan en ambos casos lo bien asimilado de sus influencias, como The Soft Machine, los Pink Floyd de la era Barrett o The Residents, pero hay mucho más.

¿Algunos ejemplos de esto? “C.O. (+)” suena como una sesión de los The Cure de Carnage visors con un vibrafonista de jazz, interrumpida por una sección rítmica de funk digna de alguna película de blaxploitation que, a último minuto, invoca al espíritu de Mika Vainio; “Melody (and trial)” podría pasar por un single perdido de Kevin Ayers con intermedio ruidista incluido; la turbiedad lisérgica de “Castillo del rey” aturde y atrae al mismo tiempo, tal como el rock setentero pasado por capas de distorsión de “Aylwin’s revenge” o la herencia del rock in opposition de “Multiple organ failure In Your Hous of the Mammmas and the Pappas” (sic) -sentido del humor no les falta-, “Overstract” es la canción que Lou Barlow desearía haber compuesto cuando militaba en The Folk Implosion, y la final “The presence of…” pasa del post hardcore a los paisajes desérticos en la línea de Calexico para terminar transformada en el fin de fiesta de un tablao flamenco. Eso es solo parte de lo que esconde esta cinta, donde a cada escucha aparecen nuevos detalles, una gracia que pocas placas tienen.

¿Desconcertante? Sí. ¿Improbable? Por supuesto, pero también sorprendente, porque el trío logra que todos los elementos funcionen en conjunto, y la sensación final que nos queda es la de haber escuchado algo que no merece quedar como una nota a pie de página en la Historia de nuestra música independiente. No les pierdan la pista.