De lo digital a lo análogo. Desde ya un tiempo muchas bandas han optado por volver al sonido cálido y expansivo de los sintetizadores “reales”, en contraposición a la híper manoseada electrónica de laptop y su sobre oferta.

Destroyer y su reciente Kaputt, TelefonTel Aviv e Inmolate yourself (eclipsado en 2009 por la inesperada muerte de Charlie Cooper), Memory Tapes y su aún inédito Player piano, Junior Boys y parte de la producción de sus discos; algunos ejemplos de bandas conocidas que cambiaron los computadores y controladores midi como medio principal de grabación, por los teclados análogos para sus recientes trabajos.

Pulseprogramming es la última adición de la romántica tendencia con Charade is gold (Audraglint, 2011), la vuelta discográfica del grupo liderado por Marc Hellner, que se había hecho una buena fama desde finales de los ’90-principios de los ’00 en medio de la explosión del IDM y el glitch bailable. Tulsa for one second (2003) fue el trabajo que les dio una mayor exposición mediática y al paso de 8 años, vemos a la banda –ahora un dúo con la vocalista Chanel Peace- de lleno en el synthpop y la emulación de la estética dramática y emotiva del sonido popular de los ’80.

En Charade is gold se agradece el bajo perfil, canciones que no luchan por convertirse en hits masivos sino que naturalmente mantienen las cosas simples, sin un desparrame innecesario de sonidos y sobre producción. La banda opta por el uso simple y conciso del coro, simples melodías en teclados, los bajos sintéticos y las guitarras con delay.

La dinámica va casi siempre en crear una atmosfera etérea y fantasmal, con un sonido muy grueso y sobre la que se construye una canción; Hellner y Pease hacen a lo largo de las nueve canciones un buen trabajo en ello pero caen en el error de la homogeneidad extrema, ya que a las canciones cuesta encontrarles una identidad propia por lo que se hacen difícil de distinguir unas de otras, con la consecuente sensación de estar escuchando una sola larga canción de 41 minutos.

Destacan si el single “First they fire” donde Chanel Peace suena similar a Kim Gordon, “So right words strike me” y una lejana reminiscencia al tema central de la serie Twin Peaksy la lenta e irreal marcha pulsada del cierre del disco con “See what they live”.

Este álbum es un compendio de influencias y también del sonido de algunos influenciados, en los que se pueden distinguir a The Jesus And Mary Chain, Camouflage, A Flock Of Seagulls, The Cure, OMD, New Order y por supuesto Joy Division, yendo hasta The Radio Dept., M83, Future Islands, los Belong más recientes y la parte más plástica y amigable del sonido witch house.

Charade is gold es un disco de revival ochentero–signifique esto para el oyente un digno y disfrutable esfuerzo melancólico o por el contrario, un patético resumen discográfico de la falta de originalidad. Sea cualquiera el caso, es de sonido y producción fuerte pero conformista, que de seguro se perderá en el enorme limbo de los discos correctos, de esos que lamentablemente pese a su calidad, no trascenderán a la mera escucha esporádica de algún fan por ahí.

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