Radical Face – Ghost (Morr Music) Maira Moramarzo 16, 2007Discos7 comentarios Radical Face es el proyecto solista de Ben Cooper, mitad de Electric President (la otra mitad es Alex Keane). Alejado de los beats, en Ghost nos entrega un disco de canciones íntimas, la mayoría de un folk cuidado y detallista, generoso en el uso de pianos, violines, banjo y una voz susurrada que nos lleva de la mano a pensar en los propios fantasmas personales impregnados en las paredes de nuestro hogar. Y es que el tema que genera este disco es la pregunta ¿y si las casas tuvieran recuerdos? ¿y si las historias particulares de las personas que viven en ellas se impregnaran en sus paredes? ¿Cómo sería si los fantasmas de nuestras vivencias se juntaran con los de otros, y todos habitaran en estas cuatro paredes? Cooper juega con esta idea y va tejiendo pequeñas historias, etéreas, potentes o susurrantes, todas de una gran belleza y emotividad. Ghost comienza nostálgico. Un piano, un acordeón y un suave sonido que evoca el oscilante movimiento de un tren, y es como si éste nos introdujera lenta y calmadamente en el mágico ambiente propuesto por Ben Cooper. La suavidad adquiere ritmo y rapidez junto a ‘Welcome home, son’, uno de los temas más animados del disco –palmas incluidas- aun cuando predominen las guitarras acústicas en él. Como habitaciones mágicas, embrujadas, llenas de sonidos, colores e historias, Ghost está compuesto de introspectivas piezas sonoras que se suceden una a la otra con una gran fluidez, pasando de los sonidos más calmos a temas de un marcado dinamismo como ‘Winter is coming’. De los tracks más orquestales del disco, ‘Sleepwalking’ destaca por la nostalgia evocadora del acordeón y los coros, mientras que en ‘Homesick’ el sonido de un piano acompaña los crujidos de casas viejas y el coro de espíritus que cantan “now we’re ghosts and we are praying for winter???. Si bien Radical Face no entrega una propuesta extremadamente creativa en este disco, pues muchas cosas vienen a la mente al escucharlo –Sufjan Stevens, por ejemplo, o el lado más acústico de Ben Gibbard cuando canta en Death Cab for Cutie- es capaz de crear un ambiente lleno de sutileza y belleza, encantando y embrujando como los fantasmas que inspiraron este álbum. En resumen, este es un álbum brumoso, conmovedor, lleno de texturas y atmósferas. Si las paredes pudiesen hablar, quizás contarían unas canciones tan bonitas como las de Ghost.