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Sensorama 19-81 es el proyecto del músico nacional Rafael Casanova, acompañado por un numeroso grupo de músicos ambulantes. Precedido por un EP homónimo, el primer disco en largo de Casanova no puede sino dejar estupefactos a quienes tengan el privilegio de dar con él. Sensorama 19-81 destaca por la calidad de las composiciones, el acierto en las melodías y, sobretodo, por la yuxtaposición de cada sonido con otro, en una simbiosis pocas veces lograda en la música local. Por otro lado, la calidad del sonido y la precisión en la ejecución acústica también sorprenden, y nos hablan de un artista perfeccionista y ambicioso. Acá conviven pianos, violines, cellos y otros instrumentos de cámara con puntuales incursiones del ordenador, sumado a otros sonidos capturados en la gran urbe santiaguina.

La música de Sensorama 19-81 nos remite a esa imagen de lo grandioso, de lo sublime, con crescendos tan bien trabajados como los de bandas como Arcade fire o Editors. Dice un semiótico del sonido, Michel Chion, que la música logra la armonía cuando desplaza lo mismo que condensa, cuando tensa proporcionalmente al relajo que produce, y efectivamente aquí la tensión que se produce es tan intensa que no queda sino entregarse a la percepción del sonido. Es pura pulsión.

Ya se trate de post-rock, música de cámara o un soundtrack o electrónica, Sensorama 19-81 demuestra estar un paso más allá del rótulo y del estilo. Se trata de un disco que aún cuando aparentemente se presenta como intemporal, tiene marcado en sí los signos propios de una historicidad difícil de obviar: Retrato de un desconocido es un disco muy actual pues da cuenta, llevando un poco más lejos la interpretación, de una crisis general. Esa crisis es observable en cómo se relacionan los elementos, cómo los ruidos ingresan en las lógicas de la melodía, cómo el ordenador dialoga con las cuerdas, no se sabe si en un lazo de paz o en una pugna sangrienta, o en el drama del cello envuelto en voces del fondo, indescifrables, sumado a la fría voz del altoparlante de un aeropuerto o de un lugar en el centro de la urbe en “A la sombra del bardo???, que abre el disco.

Las cuerdas aparecen tímidas en “Piloto automático??? que, de un momento a otro y en medio de la canción, produce una intensificación sustancial que hace explotar la pieza en medio del ensordecedor ruido de las máquinas, mientras guitarra y batería van avanzando épica y rockeramente por un túnel oscuro que desemboca en “Ruinas de ciudad bajo un glaciar???, que se inicia con las noticias de un televisor lejano. Acá las cuerdas -violín, viola y cello- toman una preponderancia melodramática que luego nos deriva a la melancolía de un piano.

Algunos elementos del jazz se hacen presente en “Fantasmas a las 6.00 am??? y en “Antes de la primera pregunta después de la última respuesta???, aún cuando los ritmos se repiten y se retuercen hasta el paroxismo. Durante todo el disco las percusiones son muy importantes, porque van acelerando y quebrajando el ritmo, como ocurre en “??baco???, donde la pugna entre piano y batería se vuelve tan intensa que es difícil de digerir sin entrar en un mar de suspenso; y es intensa, además, la deconstrucción electrónica que sucede al final. Pero la idea de progresión también se hace presente en términos generales, pues el cierre del álbum, la canción “NN???, es uno de los puntos más altos del disco.

Para dar coordenadas más concretas quizás sea pertinente relacionar a Sensorama 19-81 con los Mogwai de los ‘90, el post-rock de Sigur Rós o de Explotions in the sky, así como también con Boards of Canada o, yendo más lejos, con las composiciones de rock atmosférico hechas por Pink Floyd. Sin embargo, dependiendo de la lectura que hagamos, podremos encontrar en el océano musical de Sensorama 19-81 una gama de signos estilísticos tan amplia que no valdría la pena, en este caso, rotularlos con un nombre que, es evidente, le quedará pequeño. Mejor sentarse y escuchar.

Retrato de un desconocido puede descargarse desde este link