El grupo de Austin, Texas se declara pop en su último álbum de estudio. Lo que parecía un germen mal encausado en Gimme Fiction (2005), ahora se desarrolla con estribillos, guitarras melódicas, algunos bronces y el infaltable toque electrónico. Un poco desafiando sus influencias primigenias -el grupo se llama así en honor a Can- y otro tanto asentándose en un sonido más efectivo, logran un sexto disco masivo (entró número 44 en el ranking de Billboard).

No hace falta escucharlo dos veces para fichar a ‘Don’t you evah’ como la mejor canción del álbum, que empieza con un bajo sensual y frases casuales, luego la melodía y una frase contagiosa “bet you’ve got it all planed right / bet you never worry / never even feel afraid”. Y con esa canción podemos justificar el álbum completo, que tiene algunos otros aciertos como el single ‘The underdog’, de rasgueos acústicos y una introducción de bronce.

Aunque las guitarras rockeras hayan quedado en el olvido y la voz de Britt Daniel suene reposada y -como el resto de los instrumentos- limpiamente pop (basta con escuchar ‘Rythm and soul’), este disco supera a su predecesor, haciendo a la vez un corte definitivo con el tono sicodélico-vintage de Kill The Moonlight (2002).