st-vincent.jpg

Escuchar Marry Me es como ir a una exposición de pinturas: así como cada cuadro es distinto y se pueden apreciar las peculiaridades y características propias de cada uno, cada canción que forma parte del disco de Annie Clark es un mundo en sí mismo. Ecléctica y talentosa, pareciera como si toda la creatividad que tenía guardada esta mujer y dejaba escapar a cuentagotas -siempre desde segundos y terceros planos, formando parte de las giras de Sufjan Stevens y como guitarrista en uno de los álbumes de The Polyphonic Spree- recién ahora se dejara fluir libremente.

Marry Me es su álbum debut, y aunque cuenta con colaboradores tales como el pianista Mike Garson y Brian Teasley de Man or Astroman?, la mayor parte de los instrumentos que forman parte este álbum fueron ejecutados por la misma Annie Clark. Su calidad de multi instrumentista queda más que clara al revisar los créditos del disco, los cuales le atribuyen las voces, guitarras, bajo, piano, órgano, sintetizadores, xilófono, vibráfono y percusiones, entre otros.

El disco abre con ‘Now now’, canción que en un primer momento recuerda demasiado a Fiona Apple. Sin embargo, al pasar los segundos, esa primera impresión va desapareciendo pues el tema va evolucionando poco a poco para instalarse en un universo nuevo. La inocencia se mezcla con una cierta perversidad al combinar voces infantiles cantando “you don’t mean that, say you’re sorry”, con el remate de Annie, quien deja su amenaza flotando en el aire: “I’ll make you sorry”. La distorsión final de las guitarras, el volumen en ascenso y la repetición de los coros llevan al tema a su clímax y punto culmine.

Siguiente paso: ‘Jesus saves, I spend’. Otra vez hay leves reminiscencias a sonidos ya escuchados. Esta vez, es el turno de Broadcast, pero solo leve y brevemente, pues nuevamente Clark se las arregla para llevar las cosas en otra dirección. El trabajo de texturas realizado con la voz enriquece cada composición dotándola de pequeños momentos marcados por diferentes grados de emotividad y expresión. ‘Your lips are red’ retoma la fórmula de los coros y las guitarras distorsionadas, a lo cual le suma unos apresurados acordes de piano. En cuanto a la voz, pasa de una cierta dureza a la suavidad en una constante evolución de las melodías.

‘Marry me’, canción que da nombre al disco, es el primer tema que introduce la calma y suavidad dentro de la urgencia y precipitación de los temas anteriores. En términos sonoros, es más homogénea pero no por esto es inferior. Por el contrario, es una bella composición donde la voz está acompañada por piano, violines, palmas y percusiones es una sucesión de sonidos cuidadamente escogida. La suavidad de la voz y acompañamientos tiene como contrapunto una cierta mordacidad a nivel de las letras, pues si bien todo empezaba con un bienintencionado “Marry me John marry me John I’ll be so good to you / You won’t realize I’m gone”, al final del tema Clark desliza un “Oh, John c’mon we’ll do what married people do / Oh, John c’mon we’ll do what Mary and Joseph did without the kid”.

Los últimos tracks del disco están dominados por la suavidad iniciada por Marry me, sin que por esto se caiga en una aburrida homogeneidad. A modo de ejemplo, cabe decir que ‘Human Racing’ tiene un comienzo teñido de bosanova y que ‘We put a pearl in the ground’ es una breve y encantadora pieza en piano.

Bajo el nombre de St. Vincent, Annie Clark se da el espacio para mezclar excentricidades, letras irónicas, preciosismo e intensidad, todo concentrado en un paquete de 11 canciones que funcionan como paleta de sonidos y muestrario de talentos.

Sería largo detallar uno a uno el resto de los tracks que forman parte del disco, por lo que basta decir que la multiplicidad de instrumentos utilizados, así como la heterogeneidad del sonido entre una canción y otra hacen de Marry Me una propuesta interesante, y más que perfectamente digerible, altamente recomendable.