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En el cuarto álbum que publica desde la disolución de los imprescindibles Pavement, Stephen Malkmus ha adquirido una madurez sorprendente y entrega su disco más sucio y el que mejor reivindica la herencia de su antigua banda. Real Emotional Trash navega por ondas de wah-wah distorsionado y crea una atmósfera pesada y con referencias al rock sicodélico de ‘antes-del-minimalismo-sintético-de-la-new-wave’, ya que Hendrix y Led Zeppelin son citados en sus mejores horas, en una mezcla que incluye pasajes de dulzura (miel con ácido, como los primeros The Flaming Lips).

Real Emotional Trash, al igual que Pig Lib (2004, Matador), están firmados en conjunto con la banda que acompaña Malkmus en vivo, The Jicks (básicamente la misma de su show en Santiago hace unos años). Por eso no se trata de Malkmus solo en su subsuelo tocando todo, y esa comunicación musical entre las partes se siente bajo la forma de temas que se notan salidos de unas buenas jams. Esta promiscuidad instrumental, donde las guitarras, bajo, teclados y batería establecen un diálogo honesto y desbocado, es la que le da todo el sentido a este nuevo disco.

Sobresalen melodías pop como “Cold son??? y “Gardenia???, además de canciones lisérgicas como “Hopscotch Willie??? y “Dragonfly pie???, que muestran las distintas vertientes abordadas en Real Emotional Trash, tal vez el disco más roquero de Malkmus a la fecha y en el que sus dotes de guitarrista se ven exaltadas en hazañas en cada tema, sin por ello caer en el virtuosismo vacío. De hecho, parecen fáciles, aunque no lo sean. Un trabajo intenso y a ratos arrollador (escuchen “Elmo Delmo???), con raíces al borde del jipismo, este nuevo álbum ataca con muchas sorpresas y una buena dosis creatividad.