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The Felice Brothers, banda oriunda de Palenville, y compuesta por los hermanos Ian, Simone y James Felice más un viejo amigo llamado Christmas, parecen uno de los pocos herederos conscientes de aquel sonido rústico, canalla y lisérgico que envolvía el aullido del Dylan eléctrico de mediados de los ’60. Con su tercer trabajo, los de Nueva York invitan a un viaje redentor en busca de la alquimia perdida en las cintas que quedaron en el sótano de Big Pink y en el último vals de The Band.

Este disco, sucesor del aclamado Tonight at the Arizona (2007, Loose), sigue hurgando en tierra fértil en busca de raíces y, continúa entregando diamantes por canciones. The Felice Brothers son más que la suma de sus partes y mucho más que un simple vistazo atrás: en este nuevo disco siguen habitando los fantasmas del blues y el country de antaño, pero en medio de la reverencia, el grupo traspasa la devoción y, con elegancia y mucho talento, construyen piezas que suenan tan clásicas como visionarias.

The Felice Brothers es un disco alucinante por dos razones; a pesar de sus referentes obvios, es capaz de brillar por sí mismo y, segundo, porque lo que intentan desenterrar son más que revisiones y copias deslucidas, ofreciendo canciones sin tiempo a partir de la guitarra y la voz quebrada de Ian, el acordeón de James, la batería de Simone y las líneas de bajo de Christmas. “Whisky in my whisky”, el crescendo de “Helen fry” o el combo inicial con “Little Ann”, “Greatest show on earth” y la espectacular “Frankie’s gun!” son tesoros hundidos en el mar de la tradición. Uno de los mejores discos del semestre para quien escribe y un montón de buenas canciones para cualquier curioso. Magnífico.