The Last Shadow Puppets – The Age of Understatement (Domino) Natalia Sanhuezajunio 22, 2008Discos13 comentarios Es difícil visitar momentos que no viviste. O que quizás viviste de una manera que no te corresponde. Nostalgia por lo que nunca tuviste. Esa es la primera sensación que da el último disco del nuevo proyecto en conjunto de Alex Turner (Arctic Monkeys) y Miles Kane (The Rascals). Miento. La primera sensación que te da el disco es molesta. ¿Por qué? Es como escuchar Elvis Costello por primera vez, pero con un set de 22 cuerdas dándole toda la grandilocuencia de un western o una película de amor y guerra. Es como decir “ok, ¿esto es 2008????. Aunque claro. De a poco uno empieza a abrir los oídos y, tras el primer impacto, la situación empieza a desencadenarse por el mismo peso que esconde la musicalidad de este disco. Así como nosotros tenemos el patrimonio de radio Pudahuel, de onces y tareas en el comedor, con canciones que si no oyeras en la micro o en fuentes de soda no escucharías nunca y tal vez extrañarías. Este patrimonio cultural también lo tienen estos chicos. Pero, en vez de Miguel Bosé o Camilo Sesto, son figuras mundiales como David Bowie o Scott Walker. ¿Puede funcionar entonces una vuelta a los sesenta, a esas canciones tan melosas, perfectamente pop, con cuerdas y letras chiclosas, pasadas a amor? Pues sí. Funciona porque las guitarras tienen peso, las voces son enérgicas y las letras guardan la suficiente ironía para saber que el amor de los sesenta no es lo mismo que el amor en el 2008. Y la música tampoco. Ahora bien. ¿Era necesario traer al tipo de Final Fantasy (Owen Pallett) con la London Metropolitan Orchestra para que le pusiera todo ese dramón? No tengo la respuesta. Sólo sé que para hacer algo de este calibre hay que tener ambición. Y no sólo ambición: hay que querer distinguirse. Tener una perspectiva histórica, un mapa de la música actual y saber a lo que vamos. Acaso como dice el título del disco, ¿nos estamos quedando cortos en lo nuevo?. No en vano salen discos como el Icky Thump de los White Stripes o la vuelta a la música disco de Hercules & Love Affair. Homenaje no es la palabra. Es complicidad. Olvidar el miedo a no ser originales; a pesar de que el look de los dos amigos no de esa impresión (¿o es que a los ingleses les gusta mucho ese corte de pelo?), The Last Shadow Puppets logran evadir exitosamente la nostalgia de bandas antiguas, y lo chicloso de bandas nuevas (y con chicloso me refiero al montón de bandas que son recurrente banda sonora en The O.C. o Gilmore Girls). Hay que tener coraje para hacer un disco como éste. Y es lo que a fin de cuentas se rescata. Lo odias o te gusta – o los dos, de vez en cuando y de cuando en vez-. Pero algo es algo.