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No tengo la certeza, pero me supongo que el 80% de las críticas a este disco comenzarán con una frase de su primer track. Falta de originalidad, quizás; ayuda del artista, probablemente. “If it ain’t fixed/ don’t break it”, canta Evan Dando en ‘Black gown’, luego de 10 años sin grabar material bajo su nombre de cabecera. Y efectivamente si bien no está arreglado, tampoco es para llegar y romper 20 años de carrera y un estilo inconfundible: allá donde haya una gastada voz de orientación folk y una buena métrica punky de fondo, es que Lemonheads está presente.

Fue poco antes de la gira de 2004, que el alguna vez “máximo ídolo de masas en potencia (si es que deja algunos hábitos poco sanos)???, decidió volver a colocar el nombre de su ex banda en el cartel de presentación. Entonces, por arte de magia, la banda de Evan Dando pasó a ser The Lemonheads y Chile se transformó en uno de sus primeros shows de “regreso???. Quienes ahí estuvieron (unas 800 personas más la mitad del cerebro de nuestra estrella) disfrutaron de un espectáculo algo errático, pero repleto de varias de las mejores canciones de los ’90. En el concierto, hubo sólo un par de referencias a Baby i’m Bored (Bar/None, 2003), primer disco solista de Dando, subrayando la sensación de que nada incomodaba menos al guitarrista que acordarse de su pasado.

Posterior a ello, un par de años de gira para lucrar un poco y alejarse de cualquier tentación alucinógena, y como corolario final el disco de inéditos para justificar el cambio de nombre. Sin muchos problemas de credibilidad, ya que sus discos más conocidos de la década pasada fueron más bien experiencias individuales con acompañantes ocasionales, Evan Dando regresa con un álbum que no desentona al lado de sus placas anteriores. Está el sonido clásico, las letras agridulces y la fantástica paradoja del material sensible emanando de una persona poco agradable (¿alguien dijo Alvaro Henríquez o Noel Gallagher, por ahí?). Qué bien. Sólo faltaron las canciones.

El comienzo adrenalínico de ‘Black gown’ vuelve la mirada a los resabios punk de Lovey (Atlantic, 1990) y abre algunas expectativas que no se cumplen con el correr de los minutos. Las melodías hechas con el molde de Come on feel (Atlantic, 1993) y Car Button Cloth (Atlantic, 1996) de ‘Pittsburgh’ e ‘In passing’ no debiesen dejar indiferente al fan de la banda y la colaboración de J Mascis (baterista ocasional de la banda en su “reunión??? de los últimos años) aporta a la credibilidad del producto, pero hay poco material que esté a la altura de los discos mencionados. Ni siquiera del reposado esfuerzo de Baby i’m Bored, que tenía un par de momentos brillantes en ‘The same thing you thought…’ y ‘Rancho Santa fe’.

The Lemonheads (siempre hay que sospechar de los discos homónimos que no sean el primero o segundo de una discografía) es un álbum destinado exclusivamente a los fanáticos del grupo. Aparte de la jam session al medio de ‘December’, nada nuevo aparece en el último disco de Evan Dando. Es cierto, ningún fan de Lemonheads que se precie de tal, espera rupturas estilísticas; pero sí algunas melodías que desencanten algún bonito día de verano. Y de eso hay bastante poco.