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A veces no se necesita the real thing. Los simulacros sirven como el original, pretendiendo que llenan los espacios y por un momento se siente casi como lo haría eso que imitan. Una sensación grandiosa, eufórica, que enmascara la copia y sirve por si misma. No como lo haría una parodia, que incorpora el sentido del humor y la burla, sino como un sustituto de algo que no se es. Eso es lo que le pasa a los suecos de The Mary Onettes, deudores literales de bandas como New Order, Echo and the Bunnymen o Duran Duran en su faceta más soñadora, y que han compuesto un álbum debut que suena como un compendio de sencillos de los ’80 que por cronología nunca aparecieron en ninguna lista, lo que los deja en una posición difícil…

The Mary Onettes es un disco que no sorprende en lo absoluto y se escucha opaco en un comienzo, en un dejavú que podría exasperar a quienes esperan originalidad, romper esquemas y llegar al infinito y más allá. Pero como quien va en el auto y sintoniza una radio al azar uno de esos hits perdidos de veinte años atrás, que recuerdan más cosas de las que se pueden asimilar y que generan un escalofrío eléctrico en la espalda, el disco de The Mary Onettes en algún momento se abre. ‘Pleasure Songs’ con su coro perfecto de lánguidos “ahs??? amplía el escenario para emociones dramáticas, esas que surgen cuando se escapa corriendo, buscando algo que parece tan familiar y que simplemente no puede encontrarse. Así los beats rápidos del single ‘Lost’ que acompañan la frase “something’s gone cause you are not open??? son la dupla perfecta para cualquier expiación. Sea por lo que no está o lo que ya no hay caso de volver a tener, porque ahora “lost is all you have???. Y eso puede caer en la sensiblería más extrema, pero a veces es justamente eso lo que se necesita para liberarse en un coro panorámico de teclados añejos que dicen “when all you do is wrong, when all you feel is wrong, if I could dream away???. Y a diferencia de lo aleatorio que es encontrar una de esas canciones en la radio y que depende sólo de la suerte, este álbum homónimo es una secuencia segura de canciones hechas para almas en pena con sensibilidad shoegazer. Que a veces pueden irse al extremo y resultar demasiado amaneradas -como en ‘The Laughter’ o ‘Explosions’- pero que en general produce grandes sencillos que adormecen en su empatía de baterías con ecos, tal como lo hace la excelente ‘Slow’ y la canción que cierra el álbum ‘Still’.

Por eso, la pregunta sobre The Mary Onettes no es si el original es mejor que la copia, sino si la copia emociona tanto como el original. Desde ahí, la respuesta es simple: con su debut se ganaron un espacio en un mixtape con la cara de Robert Smith en la carátula.