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Aparecido en 1976

Los’70 son la década de la megalomanía. Desde la ampulosidad instrumental de bandas como Genesis o Yes, pasando por las obsesiones existencialistas de Pink Floyd y las fusiones ópera-rock de Queen, el rock parecía haber hecho su traslado definitivo a los estadios de fútbol y los singles interminables de 12 minutos. El mismo año que Dark Side Of The Moon azotaba los rankings, un veinteañero llamado Johnatan Richman ya era una celebridad exótica en su natal Boston al frente de un cuarteto de sonido tan primitivo como urgente: The Modern Lovers. Casi como una anomalía al panorama reinante, la fórmula de los Lovers se resumía en dos principios: no más de tres acordes por canción y una identidad que se nutría tanto de la psicodelia avant-garde de la Velvet Underground como de los grandes crooners de los ’50. Así, dieron forma a un debut tan denostado como infravalorado por los cánones del mainstream, pero que, con el tiempo, representó un manual de estilo para el estallido del punk y la new wave a finales de la década. Mucho antes que un Nevermind The Bollocks… , existió The Modern Lovers: un puñado de himnos modernos, crudos y minimalistas, sin fecha de vencimiento.

Grabado en California y Boston con varios meses de diferencia, no es casualidad que el debut de la banda haya sido impulsado por ilustres como David Bowie y John Cale (este último, incluso, las ofició de productor). Tras terminar la secundaria, y obsesionado por el sonido de la Velvet Underground, Richman decidió mudarse a Nueva York y vivir por meses en el sofá del manager del grupo, Steve Sesnick. Para cuando volvió a Boston, ya se había impregnado del zeitgeist de una época que dejaba atrás la revolución sexual de los’60 y daba paso a un realismo social capaz de abordar temáticas mucho más crudas. Y The Modern Lovers consiste en el retrato desnudo de un post-adolescente volcando todas sus contradicciones vitales: uno capaz de elogiar el estilo de vida machista de Pablo Picasso en la canción del mismo nombre (Well he was only 5’3″/But girls could not resist his stare/Pablo Picasso never got called an asshole/Not in New York) y hacer referencias explícitas a las drogas (‘She Cracked’) pero, al mismo tiempo, vestirse de adolescente sensible y querendón (‘Someone I Care About’, ‘Girlfriend’) y dar forma a un hit de carretera instantáneo (‘Roadrunner’) con el mismo espíritu fiestero de otros “olvidados” como The Sonics. Este último tema sería homenajeado por decenas de bandas garage en años posteriores (sí, también por los Sex Pistols en The Great Rock N’Roll Swindle) y, a la postre, se transformaría en su único hit de alcance masivo.

Si bien la mayoría de los temas data del’73, The Modern Lovers fue editado por la casa independiente californiana Beserkley tres años más tarde, luego de que la Warner – su sello inicial- se desligara de ellos prematuramente. Para ese entonces Richman ya mostraba intereses por un sonido más sosegado, lo que aceleraría el quiebre de la banda en 1978. Mientras algunos de sus integrantes alcanzarían la fama en grupos tanto o más notables (David Robinson como baterista de The Cars y Jerry Harrison en el teclado de Talking Heads), Richman iniciaría una extensa carrera de corte acústico, donde iría absorbiendo una multitud de influencias. Pero nunca suficientes como para igualar la genialidad e inmediatez de su primer disco.