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La banda británica The Rascals, formada por Miles Kane, Joe Edwards y Greg Mighall, ha entregado en el último año una seguidilla de singles que han dejado, tanto a críticos como auditores, llenos de positivas expectativas por este proyecto que comenzara a gestarse hacia fines del año 2006, luego de la inesperada y comentada separación de The Little Flames. A esto hay que sumar que Kane, el reconocible cerebro de esta banda, ha estado asociado desde hace un buen tiempo con otro grande del movimiento británico actual, Alex Turner (Artic Monkeys), y ha generado en conjunto uno de los proyectos más interesantes surgidos en Inglaterra durante esta temporada, The Last Shadow Puppets (ver artículo relacionado acá).

Con todos los pergaminos que ha logrado Miles en el último año, las esperanzas depositadas en este primer trabajo formal de la banda de Liverpool eran altas y han podido ser dilucidadas al momento del lanzamiento de Rascalize, aparecido bajo el alero de Deltasonic Records.

Tal como definiera el mismo Kane, con este disco pretenden de alguna manera explorar el lado más oscuro de la vida cotidiana, un tema manoseado por otras bandas, pero al que en la práctica logran ingresar tímidamente por medio de un sonido deliberadamente psicótico, acorde para estas circunstancias, y acompañado de letras que buscan enmarcar situaciones llenas de drama bajo un contexto familiarmente social, usando un lenguaje, a veces frívolo, que no logra encajar y funcionar a la perfección la mayoría de las veces en el disco.

El problema de Rascalize es que su sello musical, definido tempranamente en sus singles por un caótico derroche de energía, se ve disperso y confuso a medida que intentan crear algo que se asemeje a lo bien logrado en los singles Suspitious wit (2008) o Out of dreams (2007), mientras que es más certero e intenso en su intento por lograr un lado más armonioso y homogéneo, pero no menos rockero, en temas como “Freakbeat phantom???, “Stockings to suit??? o “I’d be lying to you???.

Algo que dejan claro The Rascals en este disco son sus múltiples influencias, donde es posible encontrar reminiscencias a Brian Eno en “Does your husband know that you’re on the run????, a The Zutons, a los mismísimos Artic Monkeys y especialmente The Coral. Si bien la innovación al parecer ya no es parte esencial del mercado actual, y no es una crítica, es rescatable el hecho de que se conciban temas a partir de ideas previas, pero que en el aspecto de fondo se intente lograr algún efecto como el que la misma banda ha definido previamente. Lo importante es encontrar la manera precisa para lograrla, ya sea por medio de los arreglos (por más que sean poco innovadores) o por letras que fácilmente definan el sentido de una banda, algo que esta placa carece, la mayor parte de las veces, en ambos sentidos.

La banda en conjunto sí funciona a la perfección, el resultado final es un disco entretenido de escuchar, pero que deja la idea de que existe la posibilidad de realizar muchos ajustes a la propuesta. Un conjunto de situaciones por resolver que son criticables, pues tuvieron el tiempo suficiente y además un gran cerebro como para prever todos los problemas que podría acarrear un disco ambicioso de esta naturaleza. De esta manera, The Rascals pierde la oportunidad de convertirse en uno de los grandes aciertos de este año y se enreda en sí mismos, no por falta de talento, sino por no sacar el mejor provecho de sus aciertos en sus previos singles. Un error de principiantes siendo que no lo son en absoluto.