The Sound – From the Lion’s Mouth (Korova Records) Manuel Naranjoabril 4, 2007Discos15 comentarios Aparecido en 1981 Hablar de The Sound es hablar de uno de los grupos más intensos y malditos de la era del post-punk inglés. Conformado por Adrian Borland (voz y guitarra), Michael Dudley (batería), Graham Green (bajo) y Max Mayers (teclados), desarrollaron una carrera deliberadamente silenciosa y fiel a su desgarradora propuesta (que siempre los sumió en el más completo anonimato) que dio como resultado la producción de cinco álbumes oficiales y un ep (entre 1980 y 1987), siendo Jeopardy de 1980 y From the Lion’s Mouth de 1981 los álbumes más reconocidos por la crítica y el escaso público. Musicalmente hablando, The Sound está en coordenadas similares a The Comsat Angels, The Chameleons UK y Echo and The Bunnymen (los que al igual que The Sound se fueron alejando progresivamente del post- punk para acercarse a la new wave y al pop), pero manteniendo una identidad propia distinguible en cualquier escucha de sus canciones (caracterizada especialmente por la emotiva voz de Borland, los hipnóticos teclados de Mayers, y la sólida base rítmica creada por Green y Dudley). Pero es en la concepción de la música y en las letras de las canciones donde The Sound se distancia de sus contemporáneos. Para The Sound la música es esencialmente algo inseparable de la vida, por lo que en ella se manifiestan, con brutal honestidad, los miedos y anhelos más profundos sin importar las consecuencias. The Sound hace que la música sea una extraña mezcla de veneno y cura, de maldición y purificación, ya que, por un lado, la convierte en un pasadizo a las zonas más oscuras del ser humano con todos los riesgos que eso conlleva -no por nada Borland se suicidó en 1999 arrojándose a las líneas del tren- y, por otro, en la posibilidad, una vez cruzado el infierno, de poder seguir viviendo. Este constante y peligroso juego entre la vida y la muerte (que también se ve reflejado en Joy Division o en Christian Death) queda plasmado en sus demoledoras letras que por lo general hablan de un mundo regido por un sistema cruel y enigmático que arrasa con todos los seres del planeta (cabe señalar que este sistema no es solamente humano sino también cósmico, lo que además de ser más terrible, aleja a The Sound de la típica crítica política- ideológica realizada por la mayoría de las bandas punk y post- punk), de la angustia del hombre frente a la duda existencial de qué hacer con su destino incierto (¿luchar o esperar, paralizado, que la tormenta pase?) y del instinto inherente de éste por auto- destruirse debido a toda esta desolación. Ahora bien, dentro de la discografía de The Sound, es From the Lion’s Mouth el álbum que mejor sintetiza su descarnada propuesta. Al lado de la energía desatada de Jeopardy (que aún le debe mucho al sonido de The Outsiders, la anterior banda de Borland) y de la excesiva oscuridad de All Fall Down de 1982 (lejos el álbum más desafiante e incomprendido de la banda que le costó la expulsión del sello Korova Records que exigía una música más “comercial???), From the Lion’s Mouth presenta impactantes y dolorosas composiciones con un sonido potente y limpio, gracias al notable trabajo de producción de Hugh Jones, responsable también del sonido de algunos álbumes de Simple Minds, Echo and The Bunnymen y The Damned, por ejemplo. Comienza el disco con ‘Winning’, uno de los temas más intensos de toda la carrera de The Sound. Éste, a través de una enérgica interpretación musical (en la que se destacan especialmente los obsesivos teclados de Mayers), aparentemente expresa en su letra la forma en que el ser humano, ante la adversidad, saca fuerzas de flaqueza para poder seguir adelante (“I was going to drown, then I started swimming/ I was going down, then I started winning???). Sin embargo, este supuesto optimismo se rompe por la inquietante atmósfera que subyace durante toda la canción y por algunas líneas como “What holds your hope together,/ make sure it’s strong enough/ When you reach the end of your tether/ it’s because it wasn’t strong enough???. Esto demuestra que esta canción debe interpretarse en clave irónica: en realidad no es un himno a la superación sino un oscuro canto que glorifica, autodestructivamente, la derrota. ‘Sense of purpose’ y ‘Contact the fact’ expresan, por medio de un sonido contenido que nunca explota, la evidente y quemante angustia que los domina; la necesidad de tener un objetivo claro en la vida y la rabia que produce no poder encontrarlo nunca (“What are we going to do?/ While we still got the strength to move/ What are we going to do?/ I’m asking, I’m asking you??? dice en ‘Sense of purpose’) y la desesperada necesidad de contactarse con otro para encontrar respuestas o consuelo y así aliviar el dolor (‘Contact the fact’). Escalofriantes resultan especialmente unas líneas de ‘Sense of Purpose’ en que Borland presagia su propio suicidio ante la imposibilidad de encontrar un sentido a su vida: “I’ll take my life/ into my own hands/ I’m the one that I will blame/ I’m the one that understands???. ‘Skeletons’, una notable canción que tiene uno de los coros más impactantes hechos por The Sound (“We’re living like skeletons???), realiza, alegóricamente, una pesimista visión de una humanidad muerta en vida (por razones no dichas) sin tener la posibilidad de resucitar (en el sentido cristiano) o de trascender de alguna forma. De este modo, la tierra y el infierno serían lo mismo. ‘Judgement’ y ‘Fatal Flaw’, de profundo carácter introspectivo y excelente desarrollo musical, revelan la angustiosa certidumbre de que tarde o temprano tendremos que hacernos responsables de nuestros errores u omisiones (‘Judgement’) y de que existe, en alguna misteriosa dimensión de la realidad, algo no especificado (¿el mal?) que nos separa de las cosas y los seres, creando una herida interior que no cesará nunca de sangrar (“A fatal attraction/ been growing away from the light/ and I can’t come back now??? en ‘Fatal flaw’). Pero esta atmósfera reflexiva se rompe abruptamente con las dos enérgicas canciones siguientes: ‘Possession’ y ‘The Fire’. Éstas, en las que reaparece la fuerza punk mostrada por The Sound en Jeopardy, muestran a un Borland enajenado que declara, no exento de ironía, de que está poseído por un demonio y un dios a la vez (‘Possession’) y de que él es “una víctima entusiasta de las circunstancias??? en ‘The Fire’, ya que él se conducía de acuerdo a su “corazón???, lo que supone un tragicómico testimonio de la ceguera del hombre que en realidad se perjudica al hacer lo que considera correcto. Pasado este ventarrón sonoro, aparece ‘Silent Air’, el tema más conmovedor y lento del álbum. En éste, The Sound manifiesta, por única vez, una cierta posibilidad de comunicación con un otro lo que supone una pequeña victoria sobre la oscuridad imperante (a pesar del paisaje desalentador con el que comienza: “Thunder in the air/ before a storm that rips/ anger in my heart, a finger on my lips???). Esta mínima victoria consiste en la revelación por parte de un otro desconocido (¿un amigo? ¿alguna amada? ¿la naturaleza? ¿Dios? ¿el mismo hombre?) del fracaso del lenguaje humano para dar cuenta de los fenómenos del mundo circundante, para interpretar los misterios del universo y por lo tanto del poder del silencio que aún lo engloba todo (“Words end in disaster/ on the rocks, in pieces/ I know something lives on there,/ but I can’t say what it is??? y el coro “You showed me that silence,/ that haunts this troubled world/ You showed me that silence/ can speak louder than words???). El disco culmina con ‘New Dark Ages’, una escalofriante canción de ritmo marcial que anuncia la llegada del fin de los tiempos y de la muerte definitiva de la vida. En ésta, Borland, como si fuera un vidente o un profeta, describe cómo los hombres intentan resguardarse en lugares seguros frente a la amenaza de un enemigo indescriptible que sólo puede denominarse como Ellos (“They???), cómo éstos quebrantan la fe de los hombres que por años rasguñan los muros que los encierran hasta romperse los dedos, cómo estos Ellos queman “brujas??? en el “monte del castigo???, cómo el aullido de los perros perfora el aire enrarecido… una canción de estas características sólo tiene precedentes en “The Eternal??? de Joy Division y en “Negativland??? de Neu! Final consecuente para una banda que hizo de su música la mostración de la tragedia. Cabe señalar, finalmente, que en la versión remasterizada de este disco que hizo Renascent Records en el año 2002, se incluyó después de “New Dark Ages??? la canción “Hothouse???, contradiciendo los explícitos deseos de Borland, manifestados poco tiempo antes de morir, de mantener intacto el orden y el número de los temas. *Todas las semanas revisamos un clásico contemporáneo. Algo para hacer memoria reciente.