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Muchas de las bandas que tienen un espacio privilegiado en nuestra lista personal de favoritos tiene como lugar de origen Escocia: ahí nacieron Camera Obscura, Belle & Sebastian, Arab Strap y Mogwai. Pero la creatividad sigue brotando de esas tierras y uno de sus últimos frutos es The Twilight Sad, cuyo primer Lp es Fourteen Autumns & Fifteen Winters.

Veamos cuales son los componentes de esta música para el crepúsculo. Si hay algo que podría caracterizar a esta banda es su sonido potente de la mano de paredes sonoras, cuestión que no impide que las guitarras amplificadas a todo dar puedan convivir con el acompañamiento suave de un acordeón. Y es que la oscilación es quizás un concepto que define mejor la sonoridad de los escoceses, el paso de la intensidad a la calma, un poco a la manera de Mogwai, aunque a los chicos de The Twilight Sad las comparaciones les importen un carajo. Establezcamos entonces la diferencia por la presencia de la voz de James Graham, dotada por momentos de la gravedad de Neil Hannon o Aidan Moffat, lo que unido a su muy escocesa manera de pronunciar las palabras y su paso radical de la suave pronunciación al grito van configurando un calidoscopio singular llamado The Twilight Sad. El resultado son nueve canciones un tanto homogéneas entre sí pero que tienen la capacidad de atraer, seducir y atrapar en su nube sonora.

En este disco la voz sufre tantas variaciones que es casi un instrumento más, en una propuesta musical llena de clímax distintos, texturas en permanente evolución y matizadas por diversas puntuaciones sonoras.

‘That summer, at home I had become the invisible boy’, segundo track del álbum, condensa la propuesta total de la banda: espacios melancólicos llevados tanto por la melodía como por las letras que, en este caso, evocan la adolescencia -Fourteen, you know, una época no poco conflictiva para todos, en un espacio donde cabe una strong father figure junto a una loving mother, donde no deja de haber un dejo de ironía y amargura en la adjetivación-. La suave vocalización da paso en pocos segundos a una intensidad in crescendo tanto instrumental como vocal, donde James Graham grita sus recuerdos al auditor en una mezcla de pasión y rabia.

‘And she would darken the memory’ es otro de los destacados del álbum, que comparte con el resto el característico cambio de dirección permanente de la canción, cuyo único punto de retorno parece estar dado por un constante ascenso y descenso de la tensión, marcado por momentos de alta distorsión del sonido seguidos de espacios de calma, cuestión que terminará por dotar de equilibrio al disco.

Fourteen Autumns & Fifteen Winters conforma un texto musical completo, redondo y bien facturado, que sin involucrar mayores innovaciones logra llamar la atención sobre si y entrar sin mayores dificultades en el selecto grupo de los favoritos provenientes de Escocia.