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Aparcido en marzo del 1973.

No es fácil definir la prolífica e inabarcable obra de este autor, esparcida no solo en sus labores como productor musical (Meat Loaf, XTC, New York Dolls, Patti Smith, Hall & Oates, Psychedelic Furs), front man de bandas como Utopia o The Runt, performer audiovisual, Dj, y su labor como compositor solista, homenajeada en el último tiempo por gente como Charly García (ha incluído el cover de ‘Influenza’ y toca otros temas de él en vivo) o Cameron Crowe (incluyó una famosa canción en la banda sonora de Vanilla Sky, y en Almost Famous). El hecho de elegir este disco y comentarlo es una forma de homenajear y dar a conocer una pequeña parte de su trabajo.

En el año 1973, luego del acierto que le había significado el disco Something/Anything (entrada a los charts, posicionando temas como ‘I saw the light’ – un cover de Carole King- o ‘Hello it´s me’), un disco doble con 25 composiciones que se paseaban por la balada pop, el soul, el soft rock (que recuerdan mucho a Burt Bacharach) y el rock and roll a secas, Rundgren decide dar un paso más con A wizard, a True Star.

Con A Wizard a true star, Rundgren dejaba en claro que sus inicios musicales
en la psicodelia no eran solo algo del pasado, haciendo un esfuerzo por
complementar dos inquietudes: la escritura de canciones con la
experimentación sonora. Y eso es constatable en la capacidad que demuestra
Rundgren por tensionar elementos que van desde la composición y la
interpretación a a las técnicas de grabación (para la época, uno de los
autores preocupados por explorar el sintetizador como máquina de producir
sonidos llevándolo a lugares inusuales). El disco podría ser hoy en día entendido como una especie de set electrónico, dado la preocupación por hacer de toda la obra un total continuo compuesto de fragmentos, atmósferas, ruidos y pequeñas composiciones de cerca de un minuto. Los estilos van desde la balada pop (‘You don´t have to camp around’, ‘Does anybody love you?’, distorsionadas por ruidos y aparentemente inacabadas en su composición ) el rock and roll beatlesco (‘Rock and Roll pussy’) o directamente composiciones instrumentales basadas en atmósferas extrañas, que podrían ser sacadas de una película sci-fi (‘Flamingo’) o la banda sonora de Disney (‘Never Never land’ parece una oda lisérgica a Peter Pan: “ Sé de un lugar donde los sueños nacen/ el tiempo no está planeado/ no está en ningún chart/ solo en tu corazón???), llegando a los climax épicos en ‘Zen Archer’, (un tema más cercano a lo progresivo en sus inquietudes, pero que nunca pierde un lado fuertemente emotivo) y en ‘International feel’.

En fin, situar este disco como un clásico dentro del ámbito de la música popular no debería ser una empresa demasiado exagerada. Han acusado recibo de acá no solo el citado trasandino del bigote bicolor, si no también Flaming Lips, David Bowie y muchos exponentes del del prog-rock, así también como Rundgren es una referencia obligada a la hora de analizar la evolución de las técnicas de grabación y del uso del sintetizador en la música popular. Por cierto, la carrera posterior de Rundgren (cabe decir, con una orientación más definitiva hacia el rock progresivo que queda de manifiesto en su banda Utopia) ha sido una carrera prolífica y aún actual que queda pendiente de revisar en alguna otra ocasión. Por mientras, nos queda escuchar sus discos y disfrutar de la bizarra y vital locura que los alimenta.

*Todas las semanas revisamos un clásico contemporáneo. Algo para hacer memoria reciente.