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Lo que comenzó como una compilación de descartes, caras B, composiciones para películas y rarezas, terminó siendo un compendio de más de 50 canciones ordenadas en tres discos. Con una presentación de lujo, Orphans: Brawlers, Bawlers and Bastards, es mucho más que un recorrido a través de la obra de Tom Waits, ya que añade treinta composiciones nuevas a su trabajo publicado. A sus 57 años, Tom Waits, sigue aventurándose en empresas mayores donde dirige y hace lo que quiere (el visionario Real Gone (2004) es prueba de esto) y Orphans, es otro viaje alucinante y único a través de la poesia sucia y rural de Estados Unidos y las raíces musicales más profundas de su canción.

En Brawlers, asistimos al lado más salvaje del recorrido. Entre la electricidad que recuerda los cortes más álgidos de Bone Machine (1992) y el blues delirante y sicótico de Rain Dogs (1985), encontramos canciones como ‘Fish in the jailhouse’, ‘Lowdown’ o el espectacular comienzo con ‘Lie to me’ donde Waits es puro blues intoxicado, que no da tiempo para respirar o para contestar golpes tan certeros. Bawlers, en cambio, rescata desde el piano, al cantante nocturno (el de Small Change (1976) y Blue Valentine (1978)) y, mientras el piano sigue bebiendo, Waits se saca del bolsillo canciones del tamaño de ‘You can never hold back spring’, ‘World keeps turning’ o miniaturas de belleza turbia como ‘Shiny things’. Bastards, cierra la trilogía con hallazgos de diferente índole, mezclando estilos y regurgitándolos en un disco destinado a encerrar el lado más anárquico del personaje. Entre medio, covers irreconocibles de The Ramones y Daniel Johnston (impresionante la revisión de ‘King Kong’), colaboraciones múltiples (desde habituales como Marc Ribot, hasta Mark Linkous) y apropiaciones de música tradicional (‘Lord I’ve been Changed’ suena entre cadenas y en tono de súplica ferviente)

En Orphans, se mezcla spoken word, rumba, swing, blues, rock n’ roll y música de salón; todo esto filtrado por la garganta de Waits. Están las canciones secundadas por pianos cansados y borrachos, ruegos en tono gospel, electricidad rural y el murmullo de la ciudad en el discurso beat. Este disco es un viaje emocionante y extenso al corazón de la tormenta. Tom Waits junto a su compañera y esposa Kathleen Brennan más un centenar de músicos, han dado vida a estos huérfanos que se defienden sin ningún tipo de ayuda. Orphans: Brawlers, Bawlers and Bastards es una delicia para cualquier seguidor y, para el resto, una bienvenida feroz al universo de uno de los compositores más coherentes y complejos de estos últimos años. Prueba absoluta de otros tiempos, Tom Waits, despoja sus canciones de efectismos desnudándolas hasta los huesos y llevándolas a sitios limítrofes donde habitan los fantasmas de Screamin’ Jay Hawkins, Captain Beefheart y Jack Kerouac en el caos más perfecto.