En tiempos antiguos a quienes renegaban de seguir las órdenes de las voces que venían de más arriba se les llamaba apóstatas, pecadores, renegados, o pécoras, y se les quemaba en la hoguera, sentaba en la pica, o ataba a un árbol en espera que aves de rapiña terminaran con sus malditos días en nuestra santa Tierra… y eso en un buen día.

Las cosas han cambiado con los tiempos modernos y, peor aún, en los tiempos post-modernos. En estos días hay gente que se atreve a decir que enviados como Tom Waits, están acabados, en las últimas, y que sólo sobreviven sacando provecho de los viejos buenos tiempos. ¡A la hoguera con ellos! Grito yo.

Han pasado muchos años desde que Waits sacó un disco que contenía sólo música nueva. Eso pasó en el 2004, cuando presentó Real gone. Recordemos que el álbum triple Orphans (2006) fue una compilación de algunos temas nuevos y otros no publicados, demos, historias, etc. También lanzó un disco en vivo (Glitter and doom live) y nos deleitó con su actuación, haciendo de Don Sata, en The imaginarium of Dr. Parnassus, la fantástica película de Terry Gilliam.

Bad as me (¿o es Badass me?) es claramente la continuación del trabajo que Waits ha realizado en los últimos (casi) veinte años. Todo este período que empezó con Swordfishtrombones en 1983. Así que no es sorpresa que haya mucho de carnaval, tiempos disonantes, uso de órganos de iglesia y mandolinas (eché de menos los megáfonos), un ambiente de challas cayendo desde el cielo y, por supuesto, la voz de ultratumba de Tom. A pesar de que la receta compositora de Waits no ha cambiado mucho, el álbum igual se siente como brisa fresca después de un día lluvioso. Es un milagro.

El disco empieza con “Chicago”, una invitación a subirnos todos a bordo de un tren (o arriba de la pelota). Waits grita “todos abordo”, casi como una declaración de que él te llevará de paseo por casi tres cuartos de hora.

A pesar de que los estilos musicales de las canciones cambian constantemente, la gran mayoría de las canciones son “lentas”. En “Talking at the same time Waits saca la voz más delicada que los años de carrete le permiten, acompañado por un bajo, maracas (no, la canción no tiene coro), un piano y una slide guitar.

“Face to the highway” es lenta, melancólica y suena, engañosamente, a “el último tema del disco”. “Pay me” es triste y suena a película con gente sufriendo en las calles de Paris (lo de Paris debe ser por el uso del acordeón). “Back in the crowd tiene una onda a balada que se canta bajo el balcón de una chica guapa que no te pesca. La mandolina le da un toque “latino/italiano”. “Kiss me” es casi un poema recitado en el que Waits le pide a su amor que lo bese como si fueran desconocidos.

En el otro lado del espectro, esta Waits desaforado, caótico, circense, inspirado.

“Raised right men” y “Get lost” son temas que podrían ser usados como música de fondo para un documental llamado “Tom Waits: Su vida, obra y evangelio”. En ellos tenemos a Waits casi ladrando, a veces acompañado por una sección de vientos, una guitarra rocanrolera, palmas, o solo el órgano de la catedral más cercana.

En un estilo similar, “Bad as me” es un temón. Musicalmente simple pero con una interpretación que sólo él puede dar, además la letra es fantástica (“tu eres la madre superiora en solo su sostén, tú eres tan mala como yo”) y tiene a Waits jugando con los tiempos y con su voz, creando contrastes y cortando/re-empezando la canción cuando se vuelve predecible.

Si usted lo que espera de Waits es que se rompa la garganta para su exclusivo placer, entonces “Satisfied” y “Last leaf” serán sus sabores favoritos por los próximos meses. El primer tema es el típico desorden de instrumentos al que Su Excelencia ya nos tiene acostumbrados. El segundo, es un tema cantado con más corazón que el puesto en todas las baladas que suenan en la radio juntas. Multiplicación de corazones. ¡Otro milagro!

Si no conociera a Waits (a través del dedicado estudio de sus escrituras) estaría muy desilusionado de que en “Hell broke luce” él ¿rapea? (y lo hace al son de guitarras afiladas). Es realmente fuerte, pero después del shock inicial su espíritu me iluminó, pude ver mas allá de lo evidente y noté cierta ironía. Así que no hay necesidad de imaginarlo a él con una gorra de baseball echada para atrás o con cadenas de oro colgándole del cuello. La letra de este tema es bastante directa y habla en contra de la guerra y de aquellos que las manejan:

Como es que aquellos que son responsables de esta cagada
Tengan su triste culo corcheteados a un maldito escritorio

Leed a este visionario y despertad. Finalmente el álbum cierra con “New year’s Eve”, así como los mejores años del resto de nuestras vidas. Tom Waits es mi profeta. Larga vida a su magnificencia. ¡Aleluya!

Disponible en Tienda Sonar en formato CD a $ 12.900, $19.900 edición CD de lujo y formato vinilo. Tienda Sonar está ubicada en Paseo Las Palmas, local 017, Providencia.