Twin Shadow funciona algo así como la última pieza del rompecabezas que uno llevaba armando por años sin saber cuál sería el motivo final. El problema es que ya traíamos la sospecha de no estar armando ni la Capilla Sixtina ni un Jackson Pollock, sino más bien (“¡otra vez!” exclamamos abriendo el proverbial sobre de puras láminas repetidas) un Warhol.

Todo este pleonasmo metafórico es útil a la hora de evaluar Confess, la segunda producción del guapo dominicano y novel residente de Los Ángeles, George Lewis Jr., quien ya venía practicando el reciclaje –en elsentido más barroco del término–desde su bien recibido debut en 2010.

Confess, como su nombre pareciera denunciarlo, es más flagrante que su antecesor. Aquí ya no están las sutilezas técnicas, casi gráficas, que Chris Taylor (Grizzly Bear) le imprimiera a Forget y que lo hicieran sonar tan refrescantemente new wave.

El álbum producido en solitario por Lewis, abre no en vano con “Golden light”, una joya pop que nos instala en medio de La generación perdida (más en la onda sexy de JamiGertz/JasonPatric que de los “Coreys”) e inaugura lo que perfectamente podría transformarse en un programa de concursos: ¿A qué le suena esto?

Confess está traspasado por una cantidad tan monumental de flechas que apuntan al pasado (desde Talk Talk hasta Xiu Xiu) que es casi imposible llevar la cuenta y en cada canción resuenan –retumban– decenas de otros temas, bandas sonoras, comerciales y quién sabe qué más. Y hay que concederle ese mérito a Twin Shadow y a su producción, si bien Lewis mismo detesta la idea de nostalgia y aunque se trate del tipo de gesto que complace a algunos y enfurece o hasta deprime a otros.

Las letras de Lewis en Confess son (como él mismo) de una sensualidad brusca e intimidante, y completamente desprovistas de ingenuidad. Por eso, a fin de cuentas, es la palabra lo que dota de gravedad al disco y cierra, por decirlo así, este círculo post-moderno.

Se entiende que nada de lo dicho significa que para escuchar Confess haya que ponerse a leer “La obra de arte en la época de su reproductividad técnica”. Más bien debiera actuar como una invitación a escucharlo con alguien más o menos de la edad de uno, emborracharse, conversar hasta deprimirse, ir a bailar a un boliche oscuro y, por qué no, tener una aventura de una noche.

Disponible en Tienda Sonar en formato CD a $12.900 y vinilo $16.900. Tienda Sonar está ubicada en Paseo Las Palmas, local 017, Providencia.