La palabra garage ha sido usada y abusada en las últimas décadas para indicar grupos que son muy viscerales, poco delicados y honestos. Te dicen que van a rockear y después lo hacen (y a ti te gusta). No debe haber sonido más crudo, auténtico, algo amateur y que a la vez le entregue importancia a la melodía y la nostalgia sesentera que el garage.

Por eso para mí el término garage significa música para gritarle a los pacos, para mandar gente a la cresta, para saltar sobre la cama con mi air guitar favorita, para subirle el volumen al máximo (up to eleven) y así hacer callar a esa gente que canta en la esquina de mi casa los domingos en la mañana. Garage es lo que Ty Segall Band ofrece en Slaughterhouse.

A pesar de que para algunos Ty Segall es un héroe underground, uno de los máximos representantes del garage punk californiano en este momento, para muchos otros es un desconocido. Quizás esto se deba a que llegar a conocer toda la obra de Segall requiere dedicación. No es fácil encontrar las docenas de discos (sí, docenas) en los que ha estado involucrado, ya que muchos de ellos son EPs publicados por sellos pequeños en ediciones limitadas, y porque muchos de esos discos son colaboraciones y/o con bandas que duraron muy poco.

Esto nos lleva al primer disco de la Ty Segall Band, llamado Slaughterhouse. Este es un álbum algo breve (poco más de 39 minutos), con 10 canciones que se pasan volando seguidas de un monumento de más de 10 minutos. El álbum, en general, se siente que pasa muy rápido y, por ende, uno queda con gusto a poco.

Con esto en mente, mi comentario es un homenaje a Slaughterhouse que se leerá en 30 segundos.

Primero, la carátula te lo dice todo: gutural y algo psych. Segundo, canciones cortas y derecho al grano. Vienen en sucesión rápida, sin dar respiro, no hay canciones de amor ni momentos de reflexión. Tercero, el disco fue grabado en tres días así que es harto lo-fi y tiene un sentido amateur en casi todos los temas. Cuarto. Ojo que tiene mucha onda retro; desde partes que me recuerdan a los Beatles (raro) y The Who, hasta un par de covers (Bo Diddley y Fred Neil). Quinto: a veces no es necesario escuchar la última canción.

En los últimos diez segundos que me quedan, comento las once canciones del disco: Tracks 1,2, 4 y 7 son los que siguen el estilo mas clásico (léase sesentero). Tracks 3, 6, 8, 9 y 10 son algo más modernos, quizás por eso estos sean los más “pesados”, donde hay mas ruido y grito. Track 11 es muy noisedrone.

Escucha Slaughterhouse completo en este enlace (vía Spin).