Después de varios singles y EP’s, una de las mayores promesas pop desde 2008 lanza su primer larga duración bajo el sello Elektra, reuniendo temas ya editados como el hit “Pop the glock” y los singles “MCs can kiss” y “Brand new car”, junto a nuevas composiciones con las que continúa realizando esta poco ortodoxa mezcla entre hip-hop y electrónica que define, grosso modo, su proyecto, pero que también es una barrera para los puristas que la consideran demasiado rapera para ser una diva y demasiado fashionista para ser una real MC.

Conocida por su colaboración de 2007 con Justice en “The party” y por el videoclip de “Pop the glock”, Uffie sembró fama de hipster por aquellas fechas, pero hoy, frente a Sex dreams and denim jeans podemos decir que se trata de una propuesta concreta y  coherente. De principio a fin se visualiza una reflexión sobre el ritmo, el pop y la electrónica, más cerca de la línea de Hot Chip que de Air; más cibernética que Yelle y menos dance que Madonna; más próxima al look punk de Ke$ha que al de la oscura Ladyhawke; y sonando naïve como Annie pero perversa como Peaches.

No demasiado prendidos para saltar en la fiesta y sudar, sus temas son un conjunto de sofisticados sintetizadores que revisan estructuras hip-hop en el ritmo, mientras que la voz rapea fríamente sobre las melodías sin sobresaltos, dentro de la lógica del dance y el pop: desde la sensual “First love” hasta la jazzera “Neuneu”, pasando por la lo-fi “Ricky” y la ruda “ADD SUV”, donde Pharrell entra a jugar en uno de los momentos más intensos e irresistibles del álbum.

La cálida y melódica “Give it away” nos presenta una versión más suave de Anna Catherine Hartley, aún dentro del electropop, cantada con una voz limpia sin los arreglos de la posproducción; mientras que “Our song” también sigue la línea melancólica que, de todas formas, no es la médula del álbum sino un intervalo de reposo que da respiro entre las intrépidas “Art of Uff” e “Illusion of love”,  donde el ex Rapture Mattie Safer colabora en un dúo que tiene escrito pop en la frente con letras mayúsculas. Este factor es, en definitiva, lo que puede ser encantador de Uffie. O repelente, dependiendo de qué tan tolerante sea el auditor al pop luminoso pero con ánimos de cool pretender.