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Tras tanta fiesta electro-sushi-chill-out resulta legítimo cuestionarse la vigencia del rock, sin referirse a los aburrimientos clásicos de los grupos de estadio, sino buscando atractivo, modernidad y un shock eléctrico a nuestra epidermis. Ventura logra todo esto y más en su sorprendente debut, Pa Capona, un disco que, por cierto, devuelve todo el impulso y la vitalidad a un género que se creía a la baja.

Y es que este trío suizo sabe cómo sacar el mejor provecho sonoro y emotivo de sus instrumentos -bajo, guitarra y batería-. No sólo eso, se nota que ellos mismos se re enamoraron del estilo que los vio surgir: el indie rock. Ventura logra restituir sensaciones que se creían perdidas, con un olfato innegable por lo complejo y lo dramático, y certeras referencias a héroes presentes y pasados, a veces en un mismo tema (el Smashing Pumpkins más furioso, Idaho, Shellac, Helmet, Dinosaur Jr, Unwound, Slint, Shipping News, The God Machine, And You Will Know Us by the Trail of Dead, incluso Nirvana).

Cada nota es ejecutada con la pasión de quien se le va la vida en ello, nada de efectismos o poses fingidas…el resultado de los 4 días que Ventura pasó en los estudios Aum de la campiña helvética grabando en equipos análogos (un lujo, para ellos) es tan honesto y desgarrador como podrías desearlo en estos tiempos.

Los dos años y medio de ensayo -Ventura es el símil europeo a nuestros locales Congelador o Familea Miranda; gente con disciplina- que antecedieron a Pa capona se reflejan en pleno en la calidad compositiva y en la variedad de matices y recursos empleados en cada tema. Las vueltas de ‘Limits’ y el slowcore apabullante de ‘Ovens’, el tema final, dan como para sorprendente: arpegios, crescendos, y el ataque de voltios que es lo que mejor les sale, esa tormenta ENORME de sentimientos, ruido y groove te deja atónito, jadeante, pidiendo más…es el equivalente sonoro a un orgasmo.

No es raro, pues esta táctica la heredan de bastiones como Mogwai o Come (los maestros en hacer “llegar??? un tema). A estos últimos los telonearon dos de los de Ventura en un grupo anterior. De hecho, si bien la locación de su banda es exótica, estos veteranos -doce años de conjuntos en el cuerpo- han compartido escenario no sólo con la banda de Thalia Zedek, sino con grupos como Hood, Helmet, Black Heart Procession, Tarentel, y hace poco, Medications.

Tampoco resulta extraño encontrar a su guitarrista en otro proyecto interesante: Illford, un grupo de post-rock instrumental que dejará felices a quienes disfruten de Mono, y que junto a los mismos Ventura, más otros grupos de la escena como Tobogán y Honey for Petzi (de buena fama en el viejo continente; han grabado ambos con Steve Albini) forman parte de la banda sonora de Rollow, un filme que representa la corriente contemporánea del séptimo arte en Europa, estrenado en Locarno el 2005.

Desde el tema inicial, ‘Back to sender’, Ventura muestra sus garras. Un tema profundo, existencialista, que narra la violencia de la muerte de un joven irresponsable que conduce borracho: “Todos dirán que estás de alguna forma todavía dando vueltas/ y los correos irán de vuelta al remitente.??? Esta anécdota postal es la que mejor retrata la crudeza del hecho, del vacío que quedó. Las guitarras se muestran compasivas, y luego enérgicas, incandescentes. ‘I keep starting’ y ‘Colour of my dope’ son los hits en vivo del álbum. Melodías que enganchan desde el primer hasta el último acorde, con una intensidad única. ‘Everything’, ‘Kidneys’ y ‘Violent all the time’ son de una agresión que se termina gozando. Tan brutales como la vida misma.

Pa Capona habla en serio, sin merodeos, directo al hueso. ‘This is hardcore’, aunque sin el sentido irónico, verdades que te caen encima y que metabolizas deliciosamente en cada canción. Y es que, para ellos, la música es un medio de expresión potente, vital, indispensable.

El debut de Ventura restituye aquella magia original y fulminante que encandiló en discos como In Utero, Mellon Collie and The Infinite Sadness y Young Team, con una frescura y una garra propios del tercer milenio. ¿Rock is dead? Pamplinas, con discos así está en su mejor momento.