Al parecer, una amenazante ola de bandas está volviendo a mirar la tradición más ruidosa y disconforme surgida en la escena norteamericana de los ‘90. Grupos que vuelven a valerse de la distorsión y del feedback como punto de partida, y que ubicando en su norte la adoración por el ruido y la baja fidelidad de bandas como Jesus and Mary Chain o Sonic Youth, han aparecido este año con sugerente fuerza, decisión y sentido de la estridencia. En este indicio de revival se asoman nombres como No Age y Times New Viking, con sorprendentes producciones que muestran cómo entiende la música una generación que creció escuchando Pavement, Guieded by Voices o Sleatter Kenneys.

Desde esa misma esquina, tres chicas de Brooklyn (Nueva York) llamadas Vivian Girls debutan con un disco homónimo, que fue editado originalmente por el sello Mauled by Tigers con sólo con 500 copias en vinilo que se agotaron en diez días, y vienen con ínfulas de promesa, ubicadas en esa corriente de baja fidelidad que promueve el gusto por el ruido y la irreverencia. Con todo eso no hay que confundirse ni menos esperar algo novedoso: este trío usa esa conocida fórmula de canciones rápidas tocadas de forma intencionadamente despreocupada para lograr el sonido crudo y descuidado que intenta ser mucho más provocador de lo que realmente es, y si bien el resultado es contundente, tampoco es el estallido adolescente que intentan provocar.

El trío compuesto por Cassie Ramone, Kickball Katy y Ali Koehler se nutre del punk al estilo Ramones, con canciones simples y acordes acelerados que decoran con una distorsión que recuerda el estruendo del Psychocandy de The Jesus and Mary Chain mezclado con esas melodías aprendidas de The Shangri-Las. Temas como “B my baby wants me dead??? comienzan cargados de ruido y feedack para dar paso a una estrofa cantada por las tres chicas a coro en la que construyen una melodía más relacionada con el pop que con otra cosa. “Such a joke???, como la mayoría de los temas, dura menos de dos minutos y en ese breve vértigo punk entrelazan sus voces para crear una masa de melodías cantadas con toda la profundidad que les proporciona el reverb.

Vivian Girls surge de los ruidosos subterráneos de Brooklyn para traer una buena y siempre necesaria dosis de estruendo e irreverencia en un disco amenazante que no termina por asustar realmente, pero que sí las presenta como una carta más que válida al momento de hablar de las nuevas bandas de baja fidelidad, y que si no caen en la autocomplacencia, seguramente podrán justificar sin problemas ese sonido desafiante.