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La colaboración entre músicos en apariencia disímiles provoca siempre asombro, incredulidad y ansiedad por conocer el resultado. Tal es el caso de Von Südenfed, la unión entre Mark E. Smith (cuerpo y alma de The Fall) y los alemanes Mouse On Mars: su forma de tratar los sonidos puede no ser la misma, pero ambos nombres han reconfigurado continuamente la música a través de sus respectivas carreras.

Luego de colaborar por primera vez en el 2004 para una versión 12??? de ‘Wipe that sound’, tema perteneciente a Radical Connector (Sonig, 2004) el trío debuta en formato largo con Tromatic Reflexxions, obra que se encarga de echar por tierra cualquier juicio previo a base de potentes mezclas de electro, dub, hip hop y disco, entre otras delicias.

Desde el inicio a toda máquina con ‘Fledermaus can’t get it’, claro ejemplo de cómo los característicos juegos de palabras de Smith casan a la perfección con la maquinaria rítmica de los alemanes, vemos q estamos ante algo mayor que la simple ecuación cantante + productores. El mismo Jan St. Werner afirma: “Queríamos que el álbum tuviera la energía que imaginaríamos tendría una banda híbrida, una banda futurista tocando grime, ska, soca, o una radio pirata???.

A medida q transcurre el disco da la impresión de estar escuchando la obra que LCD Soundsystem no han sido capaces de crear, y motivos no faltan: la infecciosa ‘Family Feud’, el divertido relato de un sueño de St. Werner en ‘Flooded’, la mezcla de alemán e inglés creando un nuevo idioma en ‘Speech contamination/German fear of osterreich’, o el pop de ‘The Rhinohead’ parecen haber sido poseídas por el espíritu post punk al tiempo que son procesadas por el tamiz del ratón marciano, envolviendo todo en un compás ideal para iniciar una entretenida noche junto a tus amigos.

Para romper la uniformidad del disco, aparecen ‘Chicken Yiamas’ y el cálido final con ‘Dearest friends’: sorpresivos temas conducidos por guitarras acústicas rodeadas de juguetones sonidos, a la manera del notable ‘Download Sofist’ de Mouse On Mars.

Puede que éste no sea un disco fundamental en la trayectoria de sus autores, y que termine relegado a la categoría de anécdota o nota a pie de página; aún así funciona como un saludable entretiempo, como una agradable muestra de que la música de baile puede ir también dirigida al cerebro.