Si el segundo álbum de la banda formada en Los Ángeles – el homónimo Warpaint (Rough Trade, 2014) – fue la consolidación de un estilo tan misceláneo como conciso, Heads up es definitivamente un golpe de fuerza en el que Jenny Lee Lindberg, Theresa Wayman, Emily Kokal y Stella Mozgawa dejan en claro muchas cosas.

La oscuridad, la experimentación y la capacidad de construir hits pueden convivir en una misma banda y en un mismo disco. Eso nos cuenta Warpaint a lo largo de once canciones. Heads up, publicado por la misma casa discográfica que su antecesor, es un disco con personalidad de una banda que trabaja ya sin dudar de lo que hace. Antes de lanzarlo la banda mostró la faceta más enérgica y pop de la placa, liberando como primer single “New song”, un verdadero y poderoso hit. Quizás buscando el efecto que tuvo “Love is to die”, primer y único sencillo del trabajo anterior.

Pero la verdadera constante del álbum no se encuentra en ese primer single. Esta aparece claramente al escuchar “Whiteout” (canción que abre) o al llegar al quinto, “So good”, donde encontramos el sonido que las distingue como un nombre único dentro del indie a nivel mundial. Bajos gruesos y en completa complicidad con la batería, un sonido generoso de cadencia y guitarras con mucho reverb llenas más de atmósferas que de notas. También en canciones como “Don’t wanna” muestran su lado más oscuro, amparado en las armonías vocales y en el bajo, quizás el instrumento mejor trabajado dentro del grupo.

Como siempre, el hecho de que las cuatro integrantes de la banda canten, hace que el sonido de las voces tenga algo especial. A veces cercanas a lo desprolijo, las armonías de Warpaint poseen un sello característico. Estas son las que potencian ese sonido ensoñado que Emily Kokal estampa en cada canción. La capacidad de metamorfosear un tema desde el ritmo y cambiar el temperamento de este, es lo más destacable de este disco.