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Después de deslumbrarnos con el corrosivo Fever to Tell (Interscope, 2003), habían simplemente dos opciones. La primera, era esperar la repetición de la fórmula pegajosos-riffs-de-guitarras más vocalista-guapa (y vestida a la usanza de su pléyade de diseñadores) más una pizca de precisa batería para tener otro buen disco (pero pasado a hype). La segunda alternativa era pensar que la tontera del art-punk se había muerto con ellos el 2003 y que era tiempo para evolucionar la rabia postmoderna pintada de dragón y escupiendo cerveza hacia el cielo.

Y tuvimos pistas antes que saliera el disco, pistas en forma de canciones filtradas en Internet que no nos darían muchas luces respecto de lo que vendría. Porque ‘Gold Lion’ es una partida en falso con innegable sabor a The Love and Rockets, un mensaje equívoco como el saludo de los púgiles antes de comenzar el combate. Show Your Bones resulta a la larga un muy buen disco no porque esté lleno de hits como su antecesor, sino porque simplemente está lleno de buenas canciones que permiten que, a través de letras retorcidas, Karen-O salga sin querer de su personaje y de la estética “artie” posmoderna y nos regale una canción como ‘Cheated Hearts’ donde nos dice qué hacer con los anillos un día de lluvia, o como en ‘Mysteries’, donde a punta de gritos y a subidas de volumen responde a las odiosas comparaciones con The Strokes. En la aventura destaca la preciosa ‘Turn into’ quizás una de las mejores canciones de su repertorio, donde hasta se da el lujo de poetizar sobre como alguien que, a pesar de su cariño, hay cosas que nunca nos dirá. Y hay que creerle.

El final con ‘Deja Vu’ nos deja con gusto a más, porque pasar el trauma del disco debut, partir erráticamente al ritmo de comercial de Adidas y terminar con rítmicas guitarras, sin darnos chance de dejar de mover la pierna al ritmo de la batería de Brian Chase, no es poca cosa a estas alturas. Y eso se agradece.