Luego de 20 años y 12 discos editados, vale la pena preguntarse: ¿alguna vez Yo La Tengo entregó un material deficiente? ¿Alguno que, por lo menos, merezca el calificativo de irregular o mediocre? La respuesta es un categórico no. Prácticamente no existen fisuras en la discografía de una de las bandas más constantes y compuestas de las últimas dos décadas, tiempo en que se han paseado campeantes por diversos estilos haciendo de todos ellos uno solo y logrando imponer un sello propio en todo material que han entregado.

Y, si en su afán por perderse en su propio nido de ruido, este año se disfrazaron bajo el nombre de Condo Fucks y entregaron un derroche de baja fidelidad en el disco Fuckbook, hoy vuelven otra vez como ellos mismos sacando provecho de su faceta más conocida y reconocible en Popular Songs, disco en que la banda se entrega tanto a esa plasticidad descreída como al sonido ya curtido por la intensidad del tiempo. Son doce canciones que terminan por preparar un precipitado con la sustancia y la esencia de Yo La Tengo.

Popular Songs se pasea por lugares y sonidos muy diversos, pero siempre bien ensamblados cuando su construcción está a cargo del trío norteamericano. Esos que no permiten derroches para emparejar su música a distintas formas que pueden ir desde la iluminación del pop arreglado, simpático y bien peinado que suena en “If it’s true” a la quietud plácida de “By two’s”, donde cambian la guitarra por teclados desenvueltos sin complejidades y con mucha libertad.

Mención aparte merecen los tres últimos temas del disco -que entre ellos completan más de treinta minutos (casi la mitad del álbum) -, y en que los de Hobooken (Nueva Jersey) se entregan a las texturas del ruido y el feedback expresivo. En “And the glitter is gone” llenan de sentido las atmósferas con melodías y estridencia, mientras en “More stars than there are in heaven” adecúan en su punto justo todas sus inquietudes sonoras. Es el cénit de una banda que, lejos de las ambiciones de la industria, ha sabido mantener su identidad reuniendo el talento junto a la experiencia y el escepticismo necesarios para no desbordarse a sí mismos en la morbosidad de las modas pasajeras.