La noche de ayer domingo 10 de enero murió David Bowie y con él, la ilusión de muchos que creíamos que Bowie era efectivamente un hombre de otra galaxia y que, por lo tanto, no conocería la muerte.

La noticia fue confirmada en su página de facebook y su hijo, Duncan Jones dejó un sentido mensaje en su cuenta de twitter. A sus 69 años y tras 18 meses de silente lucha contra el cáncer, Bowie nos dejó no sin antes invitarnos a celebrar con él su cumpleaños número 69, efeméride que eligió justamente para hacernos él su último y gran regalo, el disco Blackstar (2016, ISO Records), un verdadero requiem para la partida de unos de los artistas más completos de que se tenga memoria.

Retirado ya de las giras hace años -su última aparición en un escenario fue hace ya una década– Bowie nos legó 27 álbumes que cambiaron la vida de millones a través de su música y sus personajes como Ziggy Stardust, Thin White Duke, Aladdin Sane y Jareth the Goblin King.

Una partida que nos duele a todos, pero Bowie se va como vivió, sorprendiendo con sus creaciones sin luminarias de más. Sin giras de último minuto. Componiendo y produciendo hasta el final. A reunirse ahora con Major Tom, David. Keep your ‘lectric eye on me babe.