Quizá no podemos tener suficiente de Erlend Øye. O  tal vez él no puede tener suficiente de nosotros. Lo que sí sabemos, es que al extenso currículum del colorín que vino del frío, esta vez se le añade un nuevo crédito a su trayectoria: productor. Clarísimo del peso que tiene la visión de ellos en el resultado final de un disco, Øye está satisfecho, con la misión cumplida. “Estoy muy orgulloso del resultado. Creo que mi participación tuvo una influencia positiva en la cosa terminada, lo que no siempre es el caso con los productores”.

¿Quiénes son los afortunados? Los noruegos Kakkmaddafakka. Dueños de un impronunciable nombre fuera del círculo ártico y de un debut que pasó sin pena ni gloria, Erlend los conoció en 2007. Su opinión fue categórica: “una banda de cabaret para la fiesta de graduación. Un amigo me comentó de sus planes de obtener fama mundial y yo me reí.” Pero el que la sigue la consigue y finalmente los Kakkmaddafakka terminaron siendo amigos y compañeros de escenario con The Whitest Boy Alive. De ahí que fueran incluidos en la parrilla de Bubbles Records, el sello que Øye creó junto con Marcin Øz, bajista de TWBA. Y Hest (Bubbles, 2011) su segundo disco, es un nuevo intento de dominación mundial, ahora con Erlend en los créditos y que con el single “Restless” da indicios de lo que podría ser un buen disco de baile. En palabras de Øye: “ellos se propusieron hacer música entretenida. Hay tantas bandas que pretenden ser profundas, que les gusta Joy Division y que quieran tener sus patologías mentales. El secreto de
Kakkmaddafakka son sus fuentes de inspiración: R. Kelly y Beyonce.”

Júzguelo usted mismo.

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