Paul Rose y Carsten Galle son alemanes afincados en Barcelona hace ya varios años. Actor y sociólogo, pero desde siempre músicos, Institut Fátima es el proyecto que los une en las ganas de experimentar en nuevas tecnologías y que los ha llevado a desarrollar nuevas formas de reproducir el sonido. A través de cámaras asociadas a softwares para detectar el movimiento, han logrado desarrollar una forma de espectáculo sin cables ni instrumentos convencionales, potenciando una interacción e improvisación junto al público. Como reconocimiento, este año fueron invitados doblemente al Sónar en Barcelona, para tocar en vivo y exponer el reacBall, una de las interfaces que utilizan para la generación de música electrónica.

Integrantes: Paul Rose, Carsten Galle y Marti Sánchez
Ciudad de origen: Paul Rose (Darmheim, Alemania), Carsten Galle (Furzhausen, Alemania), Martí Sánchez (Barcelona)
Discos editados: Ninguno.
Web: www.institutfatima.org
MySpace: www.myspace.com/InstitutFATIMA

-¿Cómo nace Institut Fátima? ¿Por las ganas de hacer música o como una exploración sobre nuevas formas de llevar el directo?

– Quisimos formar un instituto y no una banda, porque lo que hacemos es más que música. Nos interesaba hacer talleres, instalaciones y dimos cursos de producción musical donde podíamos hacer directos experimentales de música improvisada. No se trataba de formar una banda convencional, con letras de amor o contando lo que nos pasa en nuestras vidas, sino que la idea era conocer gente, pasarlo bien e invitar gente de distintos grupos para improvisar. En principio, la idea es pensar en un lugar de encuentro más que en un proyecto artístico personal. No somos un grupo herméticamente cerrado. Copiamos y dejamos copiar.

– La reacTIVision les ha permitido hacer un directo más improvisado. ¿Cómo llegaron a esta herramienta?

– La conocimos en Barcelona, porque conocemos a uno de las personas que lo ha desarrollado. Lo aprendimos un poco y nos encantó. Además es muy impactante en el directo ver a alguien moviéndose frente a una cámara con algún objeto a ver a alguien con un mouse frente a una pantalla. El poder alejarse de los computadores nos encantó. Investigamos los que se puede hacer con controladores caseros, es una herramienta muy fácil para utilizar: te imprimes los símbolos y los aplicas a algo.

– En el último Sonar presentaron la reacBall, nuevo experimento dentro de la idea hacer música sin cables. ¿Cómo es esta pelota?

– La primera vez que estuvimos en el Sonar 2007 fue con una instalación en que el público podía hacer música por medio de las tarjetas de cartón de la reacTIVision y los controladores. Le llamamos “Everybody Can Be Wireless Artist”.

Durante el proceso de investigación que nos llevó hasta “ECBWA” llegamos a la siguiente conclusión: “No hay control absoluto, sino una dosis de descontrol que alimenta la creatividad”. Esta idea la aplicamos en la reacBall. Es una pelota de fútbol, una cámara, un ordenador y un controlador MIDI que generan una remezcla de sonidos, pistas, muestras y despistes. La pelota permite generar secuencias aleatorias de notas MIDI que descontrolan un arreglo musical. Así se provocan resultados sorprendentes a través de un proceso creativo e intuitivo.

VIDEO: Institut Fátima – “Das reacBall”
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– Los han asociado con las ideas del situacionismo sobre el espectáculo y la improvisación. ¿Qué interés tienen por esta forma de hacer música?

– Como público siempre lo disfrutas más así. Cuando estás mirando una carrera de Fórmula Uno, estás esperando el accidente. En la música hay ese concepto de improvisación y nos encanta que exista. Se hace mucho en un marco académico de free jazz o más intelectual que muchas veces es muy aburrido. Pero hay también ejemplos de gente que hace improvisación y tiene mucho humor. Hay un guitarrista que se llama Eugene Chadbourne, un tipo que sabe tocar muy bien, pero se ríe de lo que hace. Eso nos gusta mucho. Permitir el imprevisto y tomarlo con humor.

Lo que tiene la improvisación, y que está en el jazz, es comunicar con los músicos a través de la música, y eso es algo galáctico, puedes hablar con los extraterrestres, comunicar con el universo. Comenzar un viaje con el público, algo que tiene un gran potencial. La música ejecutada con arreglos también puede ser mágica, pero cuando la gente está conciente que lo que sucede, pasa sólo en ese momento, es algo muy intenso.

– ¿Qué tipo de música los inspira?

– Son diferentes mezclas. Tenemos algo del grupo francés alemán Stereo Total que tienen esa actitud muy pop y que se atreven a usar sonido y producciones que suenan un poco retro, pero que a la vez es muy actual. La forma de estructurar de nosotros es más psicodélica quizás, por esos “in crescendo” que hacemos, los mismo acordes que se repiten y repiten y que ponemos varios niveles de sonido arriba. Eso viene un poco de los canadienses Godspeed You! Black Emperor, que tienen ese ímpetu de que una idea pequeña la puedes exagerar al máximo.

VIDEO: Institut Fátima (en vivo en el estacionamiento de Zuhaus)
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– Han incorporado visuales grabadas en directo con Marti Sánchez durante el espectáculo. ¿Cómo ha sido eso?

– Es un chico que sabe mucho. Ha realizado su propio software para trabajar en directo con varias cámaras. Con éste puede trabajar con varias cámaras wireless y además que nosotros ahora trabajamos con el mando de la wii mode que sirve mucho para alejarse del ordenador. Con él funcionamos muy bien todos. Sus visuales, nuestra música, el caos, el descontrol y a veces el control. Todo junto para el público es bastante impactante.

– ¿De qué se trata el “Eternal Night Club” que preparan con el Club de los Astronautas en el lado oscuro de la luna?

– El Club de los Astronautas es la primera agencia espacial fundada por artistas y músicos y está desarrollando una nave espacial que quiere ir a encontrar extraterrestres. Pero eso es un viaje muy largo y que no llegaremos en vida nosotros. Entonces le propusimos ir más cerca, al lado oscuro de la luna, donde puedes hacer un night club que nunca cierra.

– ¿Qué tan real puede ser eso?

– Bastante (ríe). La NASA tienen presupuestos grandes para experimentación científica, pero saben que no es sólo ciencia y hay un lado de cultura y humanismo. Hay fondos para artistas para participar en las misiones. ¿Para qué hacer un disco de cumbia que lo escuchen sólo mis amigos si también lo pueden escuchar extraterrestres?. Entonces, el Club de los Astronautas tiene la intención de trabajar en eso. Claro que suena a ciencia ficción todo esto, pero hay gente que trabaja en esto, es real.

VIDEO: Institut Fátima en vivo (Sonar’09)
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