Con un dolor de muelas que hubiera hecho desistir a cualquiera, nuestro compratiota Matías Aguayo presentó el live de su nuevo álbum Are you really lost en LO*LI*TA*, Barcelona. El live es simple: su colega y co-productor Marcus Rossknecht -aka Roccness- va programando las bases y estructuras sonoras de los temas, sobre las cuales Matías toca instrumentos análogos, canta, suspira y grita.

Ya conocido en el circuito por el excelente After love (Kompakt, 2002), de su proyecto Closer Muzik junto a Dirk Leyers, Matías presenta un álbum profundamente orgánico e inquietante, sexy y dark a la vez, uno de esos que se escuchan de principio a fin, sin querer saltarse ni un minuto, y que cuando acaban quieres que aparezca un bonus track…

Lugar: Colonia, Alemania
Integrantes: Matías Aguayo. Co-producción: Marcus Rossknecht, aka “Roccness”.
Ocupación: Músico, productor, dj.
Estudios musicales: varios instrumentos en escuelas de música, Academy of Media Arts en Colonia. Marcus: sonido (engineering). Se consideran bastante autodidactas.
Proyectos anteriores: Zimt, Closer Musik.
Contacto: [email protected]
Página web: www.kompakt-net.com

—Cuéntame un poco tu historia. Cuándo y por qué saliste de Chile, por qué elegiste Colonia y desde cuándo haces música.
—Nací en Chile el 22 de septiembre del 73, qué fecha. Mi padre era militante de la UP, fue detenido y exiliado el 75. Viví la mayor parte de mi vida en Karlsruhe, una ciudad en el sur de Alemania, y algunos años en Lima, Perú. Después volvimos a Alemania, donde pase mi adolescencia haciendo música y trabajando en teatro. Colonia significaba huir de la provincia conservadora y, para mí, básicamente seguir con trabajo de teatro, dirigiendo, actuando, haciendo asistencias, etc… Fue justo en ese tiempo, a comienzos de los noventa, cuando en Colonia pasaba mucho alrededor de la música electrónica, que conocí a Michael Mayer y a muchos otros amigos con que sigo trabajando. La música, que en un comienzo era un hobby, se volvió lo más importante. Estudié en la Academy of Media Arts de Colonia, donde básicamente trabajé en projectos teóricos y en seguir desarrollando mi visión musical… Creo que hago música desde siempre. Veo una continuidad en lo que es la grabación y la producción. Cuando chico era grabar casettes, después con más pistas, y también lo de trabajar con equipos electrónicos empezó temprano. Sigo usando una Commodore amiga antigua…

—Cómo es tu método de trabajo: tienes un estudio montado o trabajas en tu casa? ¿Qué rol cumple tu colega Marcus Rossknecht?
—Trato de estar móvil, estoy montando y desmontando mi estudio a cada rato. Estuve viviendo un tiempo en Buenos Aires, volví a Alemania, me fui a vivir a Berlin, grabé el disco en Hamburgo… Me encanta trabajar con más personas, aunque no es fácil encontrar. Este disco lo trabajé con Marcus porque lo considero uno de los mejores productores en Alemania. Su rol fue
ayudarme a grabar y mezclar los temas que ya había preparado y tocado en vivo en algunos lugares. Gran parte del disco lo desarrollé durante mis estadías en Buenos Aires; tenía un montón de material y Marcus me ayudó a concretar, ya que yo suelo perderme bastante en el proceso de hacer música, que es lo que más me interesa, más que la idea de editar, etc… La colaboración con Marcus está muy buena, y vamos a seguir desarrollando cosas juntos, como la producción llamada Broke, haciendo remezclas, grabando temas míos o temas que hicimos juntos.

—A diferencia de otros álbumes, que son más bien una recopilación de muchos buenos tracks, Are you really lost es un álbum que logra una atmósfera total. ¿Trabajaste a partir de algún concepto previo?
—No. Creo que tengo una idea bastante clara de lo que busco ya en el proceso. Sí hubo puntos decisivos que indicaban por donde seguir el trabajo, pero el álbum es muy personal. Creo que, por eso, lo de una atmosfera total fue más bien el resultado de un proceso natural…

—¿Hay algún discurso en las letras (la voz es un elemento que se repite en casi todo el disco) o son sólo sonidos en forma de palabras? ¿De dónde salen los textos?
—Un poco de los dos aspectos. Las letras las desarrollo al mismo tiempo que la música. No son letras que funcionen sin ella; indican más bien una dirección, dejándole decir el resto al arreglo y los sonidos, dejando espacios abiertos…
Sí que hay un discurso en el disco, pero que no se refleja sólo en las letras sino en el título y el estilo de música. Este disco esta dedicado a la gente que vive para dar, a los músicos que trabajan con pasion, a la gente que no piensa sólo en su carrera, y que en muchos casos fracasan. Por eso la dedicatoria adentro del disco, que dice “for the people who didn’t make it”.

—Además de la voz en forma de canto, hay en tu trabajo y especialmente en tu directo muchos gritos y ruidos guturales, lo que le da un punto orgánico muy interesante. ¿Cuánto hay de computador y cuánto de análogo en el disco?
—En el proceso de producción usé varios instrumentos. La compu, sintes análogos, mucha voz procesada, percusiones, guitarra, etc. Quería lograr profundidad en el sonido usando varias fuentes. Quería llegar a un sonido orgánico. Marcus me grabó tocando todos esos instrumentos, como si yo fuese una banda…

—Cuéntame de tu trabajo con el sello Kompakt. Ya tenías un disco con Closer Muzik con ellos. ¿Cómo nace esta relación? ¿Actúan sólo como distribuidora, hay un trabajo en conjunto o es por encargo? ¿Te sientes limitado en algún sentido?
—El trabajo con Kompakt surge de mis tiempos en Colonia. Era la disquería donde yo iba a comprar mis discos; el ‘97 grabé un disco con Michael Mayer, un proyecto que se llamaba ZIMT, así que fue un proceso natural quedarme con ellos. No me siento limitado para nada, hay una confianza mutua. Yo elijo los temas y la tapa del disco. Nunca he sentido alguna presión o rechazo.

—¿Tienes algún tipo de apoyo audiovisual para tu disco?
—Como apoyo visual veo la pintura y los diseños de Sarah Sczcesny, que también hizo todas las tapas para Closer Musik. Pensé varias veces sobre el tema videoclips pero, uff, no sé… Siempre me gustó que la musica sea algo invisible.

—Tienes algún vínculo con el resto de los músicos chilenos que están haciendo música en Alemania, especialmente en Berlín?
—Sí, con algunos. El Puma, por ejemplo, que forma parte del legendario sello Elektro Music Department. Y obviamente que conozco a la mayoría de los otros. Por ejemplo, organicé –hace años– una fiesta en la Rote Fabrik de Zürich, en la cual participaron puros músicos chilenos. Era un evento en beneficio del Codepu en Valdivia, que se ocupan mucho del tema de los mapuches en el sur. Pero mis vínculos están mucho más situados dentro de lo no-nacional, las escenas de música en Alemania y en otras partes.

—¿Con qué otros proyectos te sientes afín y qué te diferencia de ellos? ¿Podrías recomendarme discos actuales que consideres que vale la pena escuchar?
—Cuando me meto en el proceso musical trato de no influenciarme mucho de “lo que está pasando”, así que no sigo mucho la actualidad de la musica. Por eso, tampoco puedo dar muchas recomendaciones, ya que a veces me siento casi “fuera de género”. Sí recomiendo –considerando lo que son los native
chileans– escuchar el trabajo de Cristián Vogel, y el último disco de James Stinson bajo el pseudonimo Transllusion. Se llama L.I.F.E y fue editado en Rephlex hace un año o dos… ¿o tres?

—Me puedes nombrar 5 discos claves de la vida de donde provienen tus inspiraciones o raíces?
—The Beatles: Rubber soul. Dj Pierre: Annihilating rhythm. Talking Heads: Remain in light. Bobby Konders: House rhythms. DAF: Alles ist gut.