battles_entrevista_nota.jpg

Ian Williams toca guitarra y teclados en una banda que hasta hace algunos años parecía improbable. Porque en el papel, las influencias de los cuatro miembros de Battles se ve más bien como un choque que como una colaboración. El sonido de su debut en largo, Mirrored (2007, Warp), desmiente el prejuicio: jazz libre, hardcore, rock matemático, rock progresivo, rock angular… la ensalada de nombres inútiles no alcanza para poner en papel el sonido de Battles. Más abajo, Ian explica qué tiene que ver su banda con la lucha de clases y cómo componen su música gracias a los post-it.

Tú tocabas en Don Caballero, tienen al ex baterista de Helmet y al hijo de Anthony Braxton… ¿cómo se conocieron?
John (Stanier, el baterista) y yo éramos parte de la misma escena… la música es bastante social, sabes, y coincidimos un par de veces. Nos admirábamos. Dave (Kanopka, el bajista), que entonces estaba en Lynx, también tocaba en Boston. A Tyondai (Braxton) lo conocimos en Nueva York, durante una gira. Y guardamos nuestros teléfonos. Las primeras veces no estábamos muy seguros de lo que queríamos hacer, pero seguimos adelante y para el 2004 ya sabíamos lo que queríamos. Y así fue. Conocer a la gente a través de la música es fácil.

Me imagino que conciliar tantos sonidos distintos fue todo un trabajo ¿cómo llegaron a lograr una mezcla coherente?
Hubo varios puntos clave en nuestro recorrido. Cuando partimos queríamos evitar crear expectativas. Algunos no conocían nuestros proyectos, otros sí. No queríamos repetirnos, queríamos mantener todo fresco, no sonar como una prolongación de Helmet o Don Caballero. Incorporamos cosas nuevas, como un amplificador de loops, o los golpes con los dedos en la guitarra, sincronizar eso con el teclado y luego de vuelta a la guitarra. Tratamos de encontrar un nuevo sonido a partir de esas pequeñas cosas. Pero cuando escuchas a John sabes que estaba en Helmet. Tiene algo muy de rock alternativo. Con el tiempo, nos fuimos afirmando en los tours. Hubo un momento en que tocábamos todas las noches. Ahí encontramos nuestras personalidades, nos dimos cuenta de lo que puede hacer cada uno. De ahí grabamos Mirrored, donde desarrollamos las ideas que antes apenas intuíamos.

Entre las muchas fuentes que tiene el sonido de Battles está el rock progresivo, un estilo que es constantemente menospreciado por la gente para la que ustedes tocan…
Tengo un par de críticas contra esa opinión. La mayoría del prog vino de Inglaterra, y luego vino la respuesta de la clase obrera, el punk, y ganó. Hoy parece que todo el rock viene del punk. El prog se hizo de mal gusto. Pero ese drama de la elite contra el proletariado no ocurrió en Estados Unidos. Donde yo vivía, había mecánicos que tenían afiches de Rush al lado de las chicas del calendario Pirelli. De repente ibas por a calle, y no sé si por allá habrá algo así, pero de repente ves a un tipo en un muscle car, todo enchulado, un Camaro, pongamos…

Tal vez aquí andaría en un auto japonés cromado, pero sí, tenemos algo parecido.
Bueno, y de los parlantes del auto del tipo sale Rush. Lo que tiene que ver eso con Battles es que a nosotros nos parece divertido liberar nuestro potencial de maneras creativas. El prog a veces se pone bien tonto, pero a nosotros no nos importa. Nosotros no nos consideramos prog tampoco, es sólo la manera en que mucha gente percibe nuestra música. Por ejemplo, a principios de los 90s había tanto hardcore en EEUU que era aburrido. Un par de bandas hacían cosas creativas, pero eran la excepción. Faltaba sentido del humor. Las bandas más desconocidas de los 90s son una tremenda influencia en nosotros.

¿Cómo componen su música?
Lo hacemos entre todos, a cada uno se le ocurre algo. Lo que pasa es que componemos entre todos en varios pedazos de papel, cada uno propone fragmentos de melodía y le ponemos sobrenombres a las partes que cada uno hace. Ordenamos la canción en papel. Y a veces uno de esos nombres queda puesto. A veces ponemos un título en broma y se queda.

Sobre los nombres, un montón de bandas instrumentales buscan palabras altisonantes, como para dar alguna idea elevada de lo que se trata un track, o para reflejar en un nombre el sonido de una canción. Pero me parece que lo de ustedes va por otro lado…
Me preguntas si es un juego.

Sí, pero creo que es un juego bien amable con el auditor.
En realidad, no lo tomamos tan en serio. Tenemos este sistema en los EPs, porque queríamos que cada tema tuviera más personalidad, y en el disco era al revés. Por ejemplo, ‘Rainbow’ tiene ese nombre porque en uno de los estudios en que grabamos había un afiche de un mago con un arcoiris, bastante ridículo, onda Señor de los Anillos. Le pusimos así al track, jugando, y al final el nombre quedó.

¿Y de dónde viene su sonido? ¿En qué piensas cuando tocas?
En un montón de cosas distintas. A mí me fascina la idea de lo impersonal que puede ser el sonido, de lo maquinal que puede sonar algo armado con presets. Mi mente funciona de manera opuesta. Creo que buscamos crear algo que pueda ser interpersonal, que sea un esfuerzo conjunto, donde cada identidad esté fundida con algo mayor. Obviamente, tiene que ser algo natural, una estructura no demasiado rígida.

Decías que componen en varios pedacitos de papel ¿alguna vez se juntan sencillamente a improvisar?
Claro. Nunca llegaríamos a componer según fórmulas. A veces sale una frase, de ahí algo más. Además, siempre se puede editar todo después en el computador. A veces comienza como algo muy abstracto. De repente cambiamos el ritmo, titi-tatata, de ahí se nos ocurre dar vuelta alguna parte, crear nuevos contrapuntos, deshacer lo que hicimos…

¿Qué podemos esperar nosotros de su presentación en Chile? ¿qué creen ustedes que va a pasar aquí?
Tenemos muchas ganas de tocar. Hemos dado vueltas por el mundo desde abril, pero a nosotros estos shows en Latinoamérica son los que nos importan. Ojalá que estemos buenos. Habitualmente así es.

BATTLES
Jueves 22.11
21:00. Teatro Novedades. Cueto 257. Santiago.
$8.000 (venta anticipada en Gran Central, Sonik y Hall Central)
$10.000 (preventa por sistema Ticketmaster)
$12.000 (en boleterías del Teatro Novedades, el mismo día del evento).