Entrevistamos al venezolano Ezequiel “Cheky” Bertho, que la semana pasada debutó en vivo en nuestro país, con presentaciones junto a Fakuta y Gepe. Aquí nos cuenta detalles de sus métodos de trabajo y futuros proyectos.

Fotos de Ximena Gloor (1-2) y Ariel Altamirano (3-4)

El tiempo en Internet no perdona y la gente olvida muy pronto. Muy bien lo sabe Algodón Egipcio, que por estos días presenta Los remixes de la lucha constante, un volumen con versiones de su álbum debut, publicado el año pasado por el sello Lefse (Teen Daze, Dominant Legs, Phaseone), y que forma parte de su cruzada por mantenerse prolífico y vigente, tanto con su propio material como con remezclas para otros artistas, mostrándose desde Internet y a través de varios escenarios latinoamericanos. Esta es una conversación sobre sus inquietudes y proyectos, realizada minutos antes de su íntima presentación en el Bar El Clan, el jueves pasado.

¿Por qué te demoraste tanto en venir a Chile?

Normalmente los artistas no eligen los países dónde tocar o cuáles países visitar, tiene que ver un poco con la demanda. En esta ocasión no hubo específicamente alguien que me quisiera traer, sino que más bien cada vez que salgo a tocar fuera de Venezuela o algún festival, no sé si es una mentalidad muy venezolana, pero trato de aprovechar el viaje al máximo, porque es lo que más cuesta. Lo he hecho antes cuando he ido a España o México. Entonces me pagan el boleto y luego lo expando. Esta vez llegué a Brasil y pensé en hacer más fechas en el sur.

¿Qué pasó entre la salida de La lucha constante y hoy?

He estado tocando mucho, especialmente fuera de mi país, porque en Venezuela realmente no se me han dado las oportunidades, he tocado máximo unas cuatro o cinco veces. Por algún motivo en el exterior tienen más interés, he ido dos veces a España y Portugal, a Italia fui este año; también a México, ahora en Chile y Brasil. La gente afuera me presta un poco de atención y estoy aprovechando eso.

Gran parte del año pasado estuve trabajando mucho con remixes, saqué varios y traté de estar presente de alguna manera en Internet. Este año me lo he tomado con un poco más de calma, empezando a trabajar en el disco nuevo. Estas fechas salieron un poco de la nada, y estoy aprovechando de probar en vivo cosas que estoy preparando para un nuevo álbum.

¿Cómo equilibras lo de los remixes con tu producción propia?

Las dos cosas son muy espontáneas. Al principio yo buscaba mucho hacer los remixes, pero cuando ya tuve un cuerpo de trabajo más grande la gente me empezó a pedir. Como la Fakuta, que ahora va a sacar uno que le hice y otro para Fernando Milagros, como que llegan a mí. De pronto me descontrola cuando estoy trabajando en el disco y luego tengo la obligación de hacer el remix, pero con suerte ya hago los trabajos muy rápido. Como ya tengo la base, la armonía o las voces, siento que tengo un buen punto de partida. Entonces realmente no siento que estén desequilibradas ambas cosas.

Sabemos que tu rutina de trabajo musical es muy casera. ¿Sigue eso en la actualidad?

Sí. Vivo en el mismo cuarto mínimo, con mi hermano allí, no tengo monitores, trabajo todo en audífonos. Siento que por lo menos con el disco anterior fue un poco más especial, porque los audífonos que usé eran de Ipod, entonces todo está como calladito, no sé, es como un sonido íntimo, de habitación. En el nuevo disco estoy tratando de poner un poco más de dinámica, hacerlo más fuerte, pero igual manteniendo ese “secreto” del disco anterior, que suena así porque es lo que tengo a la mano.

A pesar de la hechura casera se logra algo muy efectivo. ¿Cómo explicas esa fórmula o secreto que dices?

Cuando hice el disco anterior era mi primera vez en muchas cosas, una de esas cosas era grabar, mezclar y masterizar. Son cosas que tenía la necesidad de hacer yo mismo, porque quería probarme, quería saber qué podía hacer. Entonces el resultado final es una muestra de eso. En ese momento no sabía mezclar bien y tampoco tenía referencias para hacerlo, entonces se nota. Era una especie de ensayo y error. Ponía un reverb aquí, usaba paneos, probaba. Las primeras canciones salieron espontáneas porque respondían a un asunto de abrir los programas y ver que salía. Cuando tuve algunos temas sentí que tenía cierta línea, entonces fui adecuando, sin repetir las temáticas de las canciones, siempre buscando una cohesión.

A veces suena como una experiencia lisérgica, pero lo tuyo no va por ahí…

No al contrario, nada de drogas, ni siquiera bebo alcohol ni fumo. Una vez estuve en un encuentro en México y otros músicos me pidieron que les mostrara mi trabajo, lo escucharon y me dijeron que no entendían como no consumía nada. No sé, nunca he sentido que lo necesito y no me imagino qué saldría, jaja. Es algo completamente natural.

Llegando al nuevo álbum de remixes de La lucha constante editado hace poco, hay mucha gente colaborando. ¿Cómo fue la curatoría para lograrlo?

La misma disquera me lo propuso y la encontré buenísima idea, hacer algo muy internacional, con gente de varios países. A ellos les interesa porque trabajan con muchos artistas principalmente norteamericanos, entonces tener ese elemento exótico los atraía. El proyecto se retrasó mucho porque no tenía presupuesto, entonces la gente trabajaba a su tiempo.

Algunos artistas dijeron que sí al principio, luego que no. Algunos ya los tenía claros, como por ejemplo el de El Sueño de la Casa Propia (ESDLCP), con quien que ya había trabajado antes. También con Balún de Puerto Rico. En otros casos, hay gente que ni siquiera conocía lo que hacía y me puse a investigar sus páginas, se los proponía y decían que sí o no dependiendo de su tiempo. Lefse ayudó con un par, por ejemplo con el de Teen Daze, que está en el sello ahora. Él se demoró cinco horas en enviar el remix. Se demoró tan poco que no esperaba lo mejor, pero al final quedó bueno. Al resto en general no tuve vergüenza en contactarlos yo mismo, directamente.

¿Tienes algún remix favorito?

Me gusta mucho el primero, el que hizo Monokle de Rusia para “El día previo”, me gustó muchísimo porque le dio como otra dirección. También el del noruego Torkensen para “La condición”, tiene una onda no muy diferente al de mi disco, pero es como más beat, más hiphopero. Creo que uno de mis favoritos es el de Francisco y Madero (“La repetición, la repetición”), ellos mezclan música cubana de los ’50 y empieza de una manera muy actual, un rollo chillwave por decir algo, luego se activan unas congas, quedó muy bueno.

Hablemos de tu conexión local. Ya trabajaste con ESDLCP y ahora esta relación con el pop chileno, esta vez tocando con Fakuta y Gepe…

En general de los productores de Chile, siempre me ha encantado la música de ESDLCP y las cosas que hace, el disco Historial de caídas (Pueblo Nuevo, 2010)es uno de mis favoritos latinos de ese año, entonces yo quería saber su punto de vista. Él me mandó un primer remix que se parecía mucho al original, me sentí que lo estaba regañando un poco cuando se lo dije, jaja. Dijo que tenía razón y lo tomó y lo dio vuelta totalmente, resultando lo que salió en el disco.

Sobre el pop chileno, en general desde el disco Esquemas juveniles (Índice Virgen, 2006) de Javiera Mena me empecé a interesar mucho por lo que hacían en Chile y comencé a tirar un poco del hilo para ver qué pasaba. De ahí salió Gepe, me acuerdo de Caramelitus, fue una época de Myspace total, de descubrir millones de cosas. Generé una afinidad especial, sentí que aquí tenían mucho potencial, haciendo cosas realmente buenas, interesantes en el contexto latinoamericano.

¿Qué se viene ahora para ti además del nuevo disco?

Antes del álbum nuevo tengo preparado un EP que saldrá por Lefse. Está listo desde abril, pero saldrá a principios del próximo año en cassette. Forma parte de la serie Way slow, donde han sacado material de Banjo Or Freakout y el rapero Phaseone. Se trata de un pequeño EP con versiones de bandas de la disquera, con géneros diversos como punk o folk. Luego de eso mi prioridad es el disco nuevo. Mi teoría es que los años en Internet se mueven demasiado rápido, la gente no tiene mucha atención y se olvida muy fácil de ti. Entonces hay que mantenerse prolífico, con material a la vista y seguir tocando.