Conversamos con el cantante y productor inglés sobre melancolía, tecnología y evolución musical a partir de la salida de “HTTP404”, su segundo álbum.

Hacer música para otros se convirtió en una especie de salvavidas para el cantante pop británico Oscar Scheller (27), quien colaboró con varios artistas como Lily Allen y Charly XCX, entre su primer y segundo disco. El 11 de octubre pasado publicó HTTP404 a través de Wichita Recs, sin tanta promoción en prensa y en giras como su debut, ya que ha querido centrar su carrera en la producción musical. En estas últimas semanas ha celebrado el lanzamiento las publicaciones en los que ha estado involucrado tanto en su coproducción como su coescritura. Algunos de ellos son los nuevos singles de Rose Gray, de Tyrer, el EP de Yaeger, Josie Man y de Arlo Parks.

Cuando conocimos Cut and paste (2016),  lo definimos por su carácter indie e influencia new wave. Alejándose de eso, HTTP404 está marcado por el R&B y el pop mainstream. Tal vez sea ese salto en el estilo el que lo ha llevado a sumar más de 2.4 millones de escuchas (streams) y sobre 869 mil oyentes en 2019 en el recuento que hace Spotify.

Dentro de este nueve paisaje de autotune, sintetizadores y sonidos de ambulancias, hay una melancolía soterrada que Oscar Scheller no puede disimular con su voz de un joven crooner. De hecho tal vez ni lo intente. Esa misma voz tan segura como sensible es la que sostiene fuertemente cualquier estilo musical que pretenda explorar el londinense.

Los adelantos “1UP” (de videojuegos) y “1%” (de batería de celular) hablaban sobre quedar sin energía, algo muy común en la era digital en que vivimos. También es propio de estados depresivos o ansiosos. Es lo que vivió el cantante durante los últimos tres años, tiempo en que incluso dudó de su talento y la capacidad de hacer canciones propias. Si en ese tiempo colaboró con otros músicos es natural que para su álbum quisiera estar acompañado de varios de ellos.  Es por eso que aquí aparecen Lily Allen, Ashnikko, Havelock y Sarah Midori Perri de Kero Kero Bonito, entre otras.

– Que el álbum fuera colaborativo, ¿te ayudó a salir de la depresión?

Creo que tener una comunidad de músicos con un espíritu ligero, gente con quien compartes tu vida y con las que trabajas fue una gran ayuda para mí, ya que significó enamorarme de hacer música de nuevo. De verdad disfruté eso. El resultado fue súper colaborativo y gracias a eso re descubrí mi amor por trabajar con otras personas y me di cuenta de lo especial que es para mí, porque te hace pensar que no estás solo.  También ayudé a otra gente con su música. Cuando haces algo que no es sobre ti permite abrirte para ver la vida a través de los ojos de otra persona, lo que puede ser una experiencia de despertar maravillosa.

– Tu canción con Lily Allen (“1%”) tiene cerca de los dos millones de escuchas en Spotify, ¿cómo te hace sentir eso y cómo fue trabajar con ella?

Es un sentimiento agradable que tanta gente haya escuchado la canción y su mensaje. Fue interesante trabajar con Lily. En realidad, yo estaba trabajando con ella en su disco, entonces cuando escribí esta canción ella sintió que debía ser honesta y que así debía comunicárselo a la gente. Fue muy entretenido escribir y terminar la canción. “1%” es sobre la falta de comunicación, también de las murallas y límites de la tecnología. Se puede decir tanto a través de ella, pero se entiende muy poco. Estoy feliz de que haya tenido tanta atención, creo que es una buena canción.

–¿Por qué le pusiste HTTP404 a tu álbum?

(Se ríe). Llamé al álbum así porque significa “Page no found” (página no encontrada) y por mucho tiempo sentí que estaba buscando algo que no era; algo equivocado o por las razones erradas. Estaba detrás de la felicidad y la realización, pero éstas estaban conmigo todo el tiempo. No es que no haya encontrado nada, pero en ese tiempo lo sentía así. Entonces quería reflejar eso en el título.

– “Interstellar disco” se trata de que sales a bailar pero que no lo estás pasando bien, porque necesitas olvidar cosas o que estás enamorado y estás sufriendo. A la vez tu voz suena melancólica. ¿Es eso lo que querías expresar?

Sí, realmente quería comunicar ese sentimiento de melancolía, pero resultó ser algo mucho más dulce. Algo como feliz-triste, todo a la vez. Todos hemos estado en esa situación alguna vez. Estás en una fiesta tratando de olvidarte de algo y por un minuto te sientes muy bien, pero de repente algo te recuerda a esa persona o ese sentimiento que te trae de vuelta a la realidad. De nuevo, es una canción sobre no estar solo, de la relación chico-chica que se puede interpretar como una amistad platónica, romántica o misteriosa. Pero la idea central es que alguien está ahí para ti.

– Este es un álbum muy entretenido. Es diferente al primero, en el que la crítica decía que eras un cantante brit pop. Ahora suenas más R&B y a un pop más mainstream ¿cómo sucedieron estos cambios en tu estilo?

Básicamente siempre he tenido un gusto de música ecléctico.  Crecí escuchando siempre música pop, R&B, hip hop y también punk, indie. Cuando empecé a hacer el primer disco todavía estaba en la adolescencia, así que muchas influencias tenían que ver con mi relación con la música en ese entonces. Ahí quería hacer un álbum indie y tenía canciones como “Breaking my phone”. Ahora exploré otro lado de mi musicalidad. Además, he estado escribiendo y produciendo para otros artistas, así que supongo que mi sonido se desarrolló y, claro, fue muy natural. No fue como “Bueno, voy a hacer esta música ahora”. Voy fluyendo con las cosas, si es que eso te hace sentido.

– ¿Cómo reaccionó tu sello a este cambio?

Creo que ellos siempre supieron que mi manera de escribir era súper pop. La estructura y la textura era como estar en el lado equivocado del pop, entonces no creo que hayan estado sorprendidos. Definitivamente no estaban seguros sobre qué hacer conmigo (risas) porque nadie más en Wichita Records está haciendo esa clase de música o ese tipo de cosas. Creo que definitivamente soy como una anomalía en el sello y ellos lo disfrutan. Es un desafío para ellos y para mí. En todo caso les encanta la música y siempre quedan asombrados con los que les pueda presentar más adelante.

– Muchos fans quedan decepcionados cuando sus artistas favoritos cambian mucho su estilo y son duros con ellos. ¿Cómo lo ves tú?

Yo siempre he admirado a los artistas que cambian a lo largo de su discografía, como Madonna que siempre se está reinventando, o David Bowie y Prince. Tienes estas personas que cada nuevo álbum es diferente, como Talking Heads y es una especie de evolución. Creo que la gente es crítica, asustadiza o le da miedo a que las cosas o los músicos cambien mucho. Creo que esas expectativas que tiene la gente a que todo permanezca igual es poco sana e innatural. Es interesante que digan “él ha cambiado tanto”, si es que los humanos renuevan todas las células de su cuerpo cada 8 o 10 años. Cada 28 años somos personas diferentes y pasamos hacia una nueva fase en nuestra vida. Así que  es loco pensar que alguien haga siempre el mismo tipo de música. Eso es lo que creo.

– Eso es verdad, todos cambiamos y además tenemos contradicciones.

-Exacto y estamos aprendiendo constantemente sobre experiencias de vida y por las decisiones que hacemos. Es un proceso de aprendizaje constante que puede documentarse a través de la música y es grandioso.