LOZA, el celebrado disco debut de la cantautora Niña Tormenta (elegido por nuestro equipo como el mejor disco del 2017), será despedido con un gran show en Matucana 100.

Hace casi un año, el 10 de mayo de 2018, Niña Tormenta (Tiare Galaz) lanzó en vivo su álbum debut LOZA en Espacio Elefante, un recinto pequeño ubicado en Compañía, en pleno centro de Santiago. El lugar estaba repleto y el calor de la emotiva tocata contrastaba con el frío del exterior. Fue una especie de refugio. Un show refugio. Algo que hace bastante sentido si entendemos que las nueve canciones de LOZA, publicado oficialmente por el sello UVA Robot el 13 de noviembre de 2017, ayudaron a la cantautora para enfrentar algo tan doloroso como la partida de su padre.

Además de servir como guarida, la aparente austeridad de LOZA nos conduce por luminosos momentos por medio de letras que apelan a lo cotidiano, al amor y al contraste entre la naturaleza y lo urbano. Un disco que recurre naturalmente a la simpleza mediante el uso preciso de ukelele, cajitas musicales, guitarras y teclados. LOZA convirtió a Niña Tormenta en uno de los proyectos a seguir en el circuito independiente nacional. En Super 45 lo escogimos como el mejor álbum chileno de 2017, y además la artista recibió reconocimientos como el Premio Pulsar Artista Revelación 2018.

Tiare Galaz este año cumple un lustro ofreciendo sus profundas canciones en público, con la ayuda o colaboración de sus amigos en UVA Robot, un sello y colectivo que no ha parado de aportar al panorama local, entregando, como ellos mismos dicen, “canciones raras hechas por gente común”. Diego Lorenzini, Chini and the Technicians y últimamente Rosario Alfonso, son algunos de los artistas vinculados al sello. Todos de alguna forma parecen estar representados o adheridos en el imaginario de LOZA, cuyas canciones fueron grabadas entre mayo y junio de 2017.

—En este proceso he podido aprender muchísimo. Siento que de alguna manera todo es un proceso de aprendizaje continuo y para mí las canciones que están en LOZA tienen ese sentido. Gracias a la posibilidad de hacer esas canciones, de encontrarme con ellas, he podido descubrir y hacer luz en emociones profundas que no tenía cómo encontrar y ver de otra manera. Es un disco con el que pude atravesar el duelo de la muerte de mi papá y significó para mí un refugio en medio de esa pena tan honda—nos explica Tiare Galaz a pocos días de despedir LOZA con un concierto especial, agendado para el 5 de mayo en el Teatro Principal de Matucana 100.

—Da la impresión que las letras de LOZA tienen algo extra musical, quizá literario. ¿Hay autores o músicos que hayan inspirado especialmente las canciones del disco?

—En relación a las letras, no realmente. Aunque un par de canciones surgieron a partir de ejercicios del Laboratorio de canciones que hizo Diego Lorenzini y claro que para mí Diego es un referente muy cercano. También las letras de “Clase M” y “Edificios nuevos” las hice junto a Juan Manuel Daza, mientras vivíamos juntos, él es poeta y estuvo muy presente en el proceso de la composición, le fui mostrando todo apenas salía.

—Canciones como “Edificios nuevos” o “Va a llover hasta el domingo” se basan en anécdotas. ¿Poner atención a lo cotidiano es un ejercicio para ti a la hora de componer?

—Lo ha sido, pero no de manera consciente, al menos no al hacer esas canciones. Ahora sí, estoy mucho más atenta a las reflexiones que hago, a las palabras que me gustan y resuenan, a las imágenes, a describir imágenes de lo cotidiano, a lo que me emociona. Me siento cómoda en este lugar, escribiendo sobre los entornos o las situaciones en las que vivo, son los recursos que están más a la mano también.


Fotos: Val Palavacino

Un planeta nuevo

Quizás por ser concebido en invierno, LOZA a ratos nos dirige por lugares inhóspitos, siempre con algo de humor y una simpatía por la nostalgia que está impresa incluso en la portada del álbum, diseñada por Diego Lorenzini, e inspirada en los platos y cerámicas producidos por la desaparecida empresa Lozapenco a fines de los años ochenta. Es la imagen de una época perdida, pero también la aparición de una nueva.

“Té en bolsa, Lozapenco. El queque con azúcar flor”. Líneas como estas, presentes en “Lozapenco” y que se repiten una y otra vez, descubren en parte el modo de componer de Niña Tormenta. Las palabras quedan suspendidas, al mismo tiempo cubiertas por guitarras y voces que mantienen la emoción, como si se tratara de un loop. Algo parecido pasa en “Que entre el frío” o “Canción al cielo”, con ese cierre hermoso que parece un lamento.

—Has dicho que “Lozapenco” es tu favorita del disco. ¿Con el tiempo has cambiado de parecer o has encontrado otros significados en las canciones?

—Sí, es muy favorita. “Lozapenco” abrió el imaginario del disco. Con el tiempo lo que me ha pasado es que siento que puedo ver con más claridad cómo se unieron las piezas de este disco, porque mientras lo estábamos grabando no lo tenía tan claro y fue muy intuitivo todo el proceso. La portada con el plato roto que hizo Diego Lorenzini es muy representativa de eso mismo, un objeto que se rompe y que se une armando otra cosa nueva. Las canciones fueron un poco eso, piezas sueltas, recuerdos, retratos, nostalgias que al juntarse calzaron y se armó un recorrido.

—En los shows que ofreces se crea una atmósfera casi solemne en torno a tus canciones. ¿Tienes conciencia de eso cuando tocas?

—Creo que se dan varios factores. A mí me gusta tocar en lugares que tienen esa solemnidad como los teatros o los lugares pequeños, las casas culturales, que aunque no sean muy solemnes propician la intimidad. Creo que elegir dónde uno toca es súper importante y en ese sentido sí tengo conciencia de que la música que hago no es para cualquier contexto y demanda atención y silencio, que en estos tiempos son factores bien difíciles de unir. También creo que los conciertos en vivo son un poco traspasar emociones y conectar. En un contexto ideal siento que la cosa fluye muy lindo y si podemos conectar con lo que estamos tocando, eso se traspasa. Por eso creo que un concierto como el del 5 de mayo en Matucana 100 es un lujo para mí. Es un espacio ideal para tocar en el formato que toco y un espacio muy cómodo para disfrutar de un concierto así.

LOZA se despide, pero me imagino que solo de forma simbólica. ¿Qué viene ahora?

—Ya tengo varias canciones nuevas, voy a adelantar algo de eso en el concierto también. Quiero grabar cuando se pueda, pero lo que se viene es lo desconocido. Espero seguir haciendo música sin pensarla tanto y hundirme en lo que traiga ese proceso.

Niña Tormenta en Matucana 100
Domingo 5 de mayo – 20:30 horas
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