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Chile fue pionero en la composición de música con medios electrónicos en Latinoamérica, cuando hace medio siglo un grupo de veinteañeros se aventuraron a experimentar con instrumentos y técnicas creadas pocos años antes en el primer mundo. Sin embargo, lo que auguraba un desarrollo promisorio, con los años se estancó hasta casi perderse. Hoy, de la mano de iniciativas privadas resurge para recuperar el tiempo perdido. Y si a alguien le quedan dudas, por muy poco dinero este jueves 23 y viernes 24 de noviembre es posible asistir a una completa muestra del género en el Festival Transacústico.

“Estamos en conciencia de lo que ha sucedido en 50 años, estamos nutriéndonos de ello, identificándonos, redescubriendo lo que ha sucedido antes, cosa de mirar el futuro con mejores cimientos, con un espíritu de identidad histórica más fuerte y con una tranquilidad de quienes somos, de dónde venimos y para dónde vamos, fundamental en la creación???
Así se refiere a la reconexión con nuestro pasado el compositor y presidente de la Comunidad Electroacústica Chilena (CECH), José Miguel Candela, uno de los responsables en reflotar la música electroacústica en el último tiempo. Y justamente obras de Candela, Shumacher, electrónica en vivo, espacialización (mover el sonido por los parlantes) y una selección de piezas europeas se dejarán oír mañana jueves y el viernes en la SCD de Bellavista, en sendos conciertos que comienzan a las 18:30 y se extenderán hasta casi la medianoche.

Este festival, llamado Transacústico, como el Ai-Maako, el más importante a nivel nacional, que durante octubre reunió en dos semanas y 17 conciertos a 102 obras, tienen lugar en una fecha especialmente importante para la electroacústica chilena: este 2006 se celebran 50 años desde que la primera obra del género fue compuesta en nuestro país.

La historia comienza en los años 50as, década en que la música en Chile vive una época particularmente provechosa: se crea la Orquesta Filarmónica del Teatro Municipal de Santiago, se inaugura la Escuela Moderna de Música, el Departamento de Música de la Universidad Católica de Chile y gran cantidad de conciertos y festivales son ejes de creación y difusión. Inspirados por las noticias y audiciones de obras de música concreta recopiladas en viajes a Europa por compositores como Fernando García (Premio Nacional de Música 2002) y Leni Alexander, más la visita del destacado músico francés Pierre Boulez a Chile y Argentina en 1954, la primera camada de jóvenes compositores, entre los que se cuentan Juan Amenábar, José Vicente Asuar, Fernando García y León Schidlowsky, se interesan y comienzan a experimentar.

Paradojalmente, la primera obra de este tipo no solo en Chile sino que en Latinoamérica no fue compuesta por uno de los llamados “pioneros???, pero no es menos verdad que en 1956 un veinteañero León Schidlowsky recibió el encargo de crear la banda sonora para la compañía de mimos Noisvander. La obra, concreta (con sonidos grabados) y de dos minutos y ocho segundos, visionariamente fue bautizada ‘Nacimiento’ y fue realizada en la casa de otro joven, Fernando García, y concebida con medios bastante precarios, utilizando artefactos de cocina, una grabadora de cinta y voces.

Paralelamente, ese mismo año 1956, gracias a que Juan Amenábar era programador de la Radio Chilena, la nueva generación “comienza a realizar experimentos electroacústicos cuando terminaban las transmisiones de la radio, es decir, bastante después de media noche???. Un año después se crea el Taller Experimental del Sonido, fundamental para el desarrollo de las técnicas y donde son compuestas las obras ‘Los Peces’ (Juan Amenábar) y ‘Variaciones Espectrales’ (1959), esta última de José Vicente Asuar, y que resulta ser no solo la primera exclusivamente electrónica, sino que también la primera en ser concebida para ser tocada en concierto.

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Las visitas de Werner Meyer-Eppler (1958), iniciador de la Elektronische Musik y diez años más tarde del norteamericano Vladimir Ussachewsky, pionero de la Tape Music colaboraron en mantener el interés. Importante de destacar es el hecho de que tanto Asuar como Amenábar, aparte de compositores, eran también ingenieros, lo que les permitió un manejo técnico imprescindible en aquella época. De hecho, Juan Amenábar continuó sus experimentos en un laboratorio que construyó en su propia casa y José Vicente Asuar inició investigaciones en el campo de la informática musical el año 1969, que dieron resultado en la obra ‘Formas 1’ (1971).

Pero el gran mérito de Asuar fue construir, el año 1978, el primer computador destinado exclusivamente para la composición y experimentación con música electrónica: el Comdasuar (Computador Digital Analógico Asuar), anticipándose en siete años al Atari de la serie ST. Con este aparato, capaz de “reproducir cualquier partitura musical en forma automática, sin necesidad de intervención humana, polifónico (seis voces), absolutamente afinado y sincronizado, con libre elección de colores o timbres para cada voz », además de otras virtudes, Asuar grabó el elepé Asi Habló el Computador (1979) con gran éxito.

Tal como señala en La música Electroacústica en Chile: 50 Años el investigador Federico Shumacher, posteriormente la electroacústica en Chile vivió un “desarrollo pendular???. Las razones son muchas y no es materia de esta nota explayarse sobre ellas, pero es necesario apuntar que en nuestro país no se contaba con la tecnología necesaria para avanzar en la materia y salvo Amenábar, que construyó en su propia casa un laboratorio, los demás compositores debieron emigrar. Gabriel Brn??i?, el más prolífico de todos (más de 80 obras), había partido a estudiar música electroacústica a Argentina con Francisco Kröpfl en 1965, y en 1974 se exilió a Barcelona, donde hasta hoy es director artístico de Fundación Phonos , desarrollando una incansable labor como profesor. Junto a Brn??i?, Gustavo Becerra, José Vicente Asuar, e Iván Pequeño (los dos últimos, ganadores del concurso de Bourges en los 70as, en tanto que Brn??i? en 1986) son los nombres más importantes de la primera etapa.

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“La Historia de los primeros treinta años de la música electroacústica chilena se confunde en gran medida con la labor de José Vicente Asuar tanto como compositor, investigador y divulgador de ella. Los ciclos que de mayor actividad en electroacústica que podemos apreciar durante los años sesenta y setenta coinciden generalmente con las estadías de Asuar en Chile. Así mismo, sus ausencias son reveladoras de una baja de actividad y de un menor interés por el género??? expone Shumacher.

En los ochentas, la música de vanguardia prácticamente no existe y es reemplazada por corrientes más conservadoras de música docta. Salvo en los “Encuentros de Música Contemporánea” de 1985, 1987 y 1989, todos en el Goethe Institut, la electroacústica prácticamente no suena y recién se compone una obra del género en nuestro territorio ya entrada la democracia.

Nuevos tiempos

El cambio de milenio trajo buenas noticias, ya que se facilita el acceso a tecnologías musicales, con lo que una nueva generación de compositores nacidos en la década del 70 y 80 se acerca de manera más natural a la electroacústica “Hay un gran boom claramente que parte el 2000, especialmente gracias al computador personal, porque hasta los ‘80 para hacer este tipo de música necesitabas una infraestructura, un laboratorio y que te apoyaran, pero ahora puedes tener todos los implementos en software??? explica Alejandro Albornoz, miembro de la CECH y uno de los impulsores del Taller Electro, iniciativa que desde 2004 reúne a músicos provenientes del ámbito académico con otros dedicados a la electrónica popular.

En el aspecto de la difusión, la creación de la CECH en 2002, los festivales Politempo, el Festival de Música Contemporánea de la Universidad Católica de Chile (desde 1991), el Festival de Música Contemporánea organizado por la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y el hecho inédito de contar con un programa diario dedicado a la música contemporánea y electroacústica, (Siglo XX de la Radio Beethoven, de lunes a viernes a las 21:00 hrs) han colaborado en dar a conocer y educar sobre el género, porque para José Miguel Candela, esta música no merece ser estigmatizada de difícil “Este tipo de música es fuertemente factible que sea percibida de una perspectiva academicista, pero yo creo que no es la intención de ninguno de los compositores componer para nuestros colegas. Lo que queremos es llegar a la sensibilidad de personas comunes y corrientes que llegan desprejuiciadamente a escuchar música, ya que es una música sensorial como cualquier otra; diferente, que enfrenta al auditor a otras cosas???.

Si a eso le sumamos iniciativas más recientes como la historia escrita por Federico Shumacher La música electroacústica en Chile: 50 años, su puesta a disposición en la red y la catalogación de todas las obras de chilenos, tenemos un panorama más que despejado para el autor del libro “Es promisorio principalmente por el interés creciente que existe en muchos jóvenes por escuchar y aprender más sobre este tipo de música. Hay una aproximación desprejuiciada que ayuda mucho a ampliar público y a incorporarlos a un fenómeno más global y complejo que tiene que ver más con las músicas de raíz electro que con la electroacústica en particular???.

Pero sin lugar a dudas, la edición del disco triple 50 Años de Electroacústica en Chile, que reúne 23 obras entre los pioneros y las nuevas generaciones significa no solo una buena muestra de la diversidad de la creación electroacústica que se ha producido en el país, desde la fundacional ‘Nacimento’ de León Schidlowsky y ‘Variaciones espectrales’ de José Vicente Asuar, hasta novísimas como ‘Estrellas Compactas’ de Federico Schumacher o ‘Zapping Zappa’ de Felipe Otondo, sino que también es la manera más sencilla y de una sola vez de acercarse a esta música. Y el hecho que la edición, en lugar de una universidad o institución, corra por cuenta de un sello acostumbrado a mostrar electrónica de baile y facetas más populares, es otra innovación y una buena noticia en el afán de acercar públicos, como apunta el fundador de Pueblo Nuevo, Mika Martíni: “Este disco hace realidad la idea original de que Pueblo Nuevo sea un sello de música electrónica chilena que abarque una amplitud de estilos, apoyando propuestas que traspasen lo puramente bailable o, digamos, lo que comúnmente se entiende por “música electrónica”. Y qué mejor ejemplo que seguir abriendo la posibilidad de que la gente que escucha electrónica conozca a los precursores, a los maestros de la electroacústica nacional???.

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Sin desconocer los tremendos avances del último tiempo, es evidente que aún falta compromiso de parte del Estado para consolidar lo avanzado. Tal es así que el certamen más importante, el Festival Ai-maako, en solo una de sus seis versiones ha recibido financiamiento “Soy de la idea que algo tan importante como el desarrollo de la electroacústica chilena, patrimonio del país, debe ser una responsabilidad del Estado, al menos en un piso de producción que nos de cierta estructura económica para que no peligre año a año. Si hablamos de música que puede ser lucrativa, que puedes cobrar una entrada o que te significa algún tipo de entretenimiento, entonces ahí podría pensar que se puede vislumbrar un autofinanciamiento. Pero en este tipo de música es imposible. Lo que hacemos es convocar al publico a seducirse con estas nuevas estéticas. Imagina que en esta versión (del festival Ai – Maako), que se cumplen los 50 años, estuvimos a punto de no hacerla. Imagina lo triste que hubiera sido??? explica Candela.

El investigador Federico Shumacher, en tanto, suma a las dificultades económicas problemas que van más allá: “Lo primero es el desconocimiento masivo sobre este arte y el poco espacio que la mayoría de los medios de comunicación le dan a las experiencias sonoras de vanguardia y contenido. Hay una especie de consenso transversal en torno a que todo lo que es “experimental” pertenece a una elite y allí debe radicarse. Todo mi trabajo, tanto en lo composicional como en la producción de eventos y la investigación, se basa en la propuesta contraria: esto puede ser perfectamente masivo. Tal vez no a los niveles de Shakira, pero, si no lo acercamos a un gran público, ellos nunca van a saber que esto también existe???.

A pesar de los problemas, los principales gestores coinciden en que cada día crece el interés por conocer y relacionarse con esta música y la asistencia de público a los festivales lo demuestra. 50 años después que ‘Nacimento’ fuera concebida por un par de jóvenes con lo que había a mano, un grupo cada día más amplio lucha por su difusión y lugar dentro del panorama de la música chilena, y ese espíritu Federico Shumacher lo sintetiza de la siguiente manera “La música electroacústica también existe, sería mi lema, y además goza de la mejor salud que ha gozado nunca en nuestra historia. Aquí estamos para probarlo???.

Música electroacústica: Término introducido probablemente por Pierre Henry (como musique electro-acoustique) para unificar las posiciones contrapuestas de la música electrónica de Colonia y de la música concreta parisina. Este término se ha impuesto progresivamente hasta convertirse en una denominación genérica que incluye tanto la electrónica en vivo, la Tape music, la música concreta y la Elektronische Musik, como la música por ordenador.

Música acusmática: Este término hace referencia a la leyenda según la cual, durante las clases que impartía Pitágoras una cortina separaba a éste de sus oyentes para evitar así que el contacto visual distrajera la estricta concentración en la escucha. Esta idea se corresponde con las teorías de la música radiofónica y música concreta de Pierre Schaeffer, según las cuales, al escuchar música reproducida por un altavoz no debe ser posible establecer vínculo con los instrumentos que generan el sonido.

Todas las notas y referencias para este reportaje han sido tomadas del libro Electroacústica en Chile: 50 años del compositor Federico Shumacher, disponible en www.electroacusticaenchile.cl

Las definiciones en los recuadros pertenecen al libro Música Electrónica y Música con Ordenador de Martín Supper (Alianza Música, 1997)

Otros links de interés:
Comunidad Electroacústica de Chile: www.cech.cl
Sello Pueblo Nuevo: www.pueblonuevo.cl