Los 45 mejores discos del 2007 (Segunda parte y final) Super 45diciembre 20, 2007Artículos164 comentarios Sin mayores rodeos ni más palabras que las dichas en la primera parte de nuestro ranking, les entregamos la segunda patita de nuestros mejores discos del año; nuestro Top 20. Esperamos que lo disfruten. Felices fiestas para todos, les deseamos un 2008 lleno de música y cosas buenas. Lee la primera parte aquí. 20. Arcade Fire – Neon Bible (Merge/Rough Trade) Lo primero es entender que Neon Bible es muy distinto a Funeral (Merge, 2004), sin perder principios claves y acumulando la experiencia de los conciertos. Rayos desordenados disparados al cielo, un fino hilo de racionalidad bajo la urgencia y el frenesí, oscuridad desde el fondo y muchos segundos incendiados en un juego carnavalesco y alucinado. (…) A primeras vistas, Neon Bible puede ser demasiado apabullante y confuso para quererlo. Sucesivas escuchas demuestran que no hay otro grupo que los iguale en la actualidad. Andrés Acevedo 19. Animal Collective – Strawberry Jam (Domino) A partir de Feels (Fat Cat, 2005), Animal Collective explotó sus fortalezas en un envoltorio más preciso y directo, sin virar drásticamente la receta. Strawberry Jam tampoco escapa del imaginario musical que identifica a Animal Collective y, aún así, es un asalto estético, una apuesta inmejorable que refresca y quiebra los patrones del pop tradicional. Ya es extraño que hablemos de Animal Collective como una banda pop, pero para muchos es el resultado natural de un trabajo lleno de cariño y sinceridad. Andrés Acevedo 18. Of Montreal – Hissing Fauna, Are You the Destroyer? (Polyvinyl) Finalmente Of Montreal ha sentado cabeza. Después de su adolescencia drogona al alero de Elephant 6 y su juventud de pensamiento febril escapista con Satanic Panic in the Attic (Polyvinyl, 2004) y The Sunlandic Twins (Polyvinyl, 2005), la banda de Kevin Barnes es un hoy ejemplo de adultez. Claro que en los términos de un grupo que toca en mallas blancas ajustadas con pelucas de jueces y que tiene un líder con aires de divo glam rock existencialista que ama el maquillaje. Con el brillo de un scketch de Monty Python, la nueva versión de Of Montreal se centra en la penurias del hecho-y-derecho de Barnes: la separación de su señora y los recuerdos auto referentes que vienen cuando se está solo. En los últimos cuatro años de su carrera, Of Montreal ha sacado tres discos impecables; que en Hissing Fauna, Are You the Destroyer? los hayan alcanzado las penas domésticas y se hayan alejado de sus personajes sólo los hace un poco más densos. Pero en ellos, hasta eso es entretenido. Carmen Duarte 17. Apparat – Walls (Shitkatapult) A lo largo de siete años de carrera, este co – fundador del sello Shitkatapult acumula una buena cantidad de EP’s. Entre los más destacados, encontramos a Silizium (Shitkatapult, 2005), donde explotó una veta más ambiental, minimalista e íntima, cercana incluso al electro-soul. Al contrario, Berlin.Montreal.TelAviv Live (Shitkatapult, 2006) lo ubicó en un límite vertiginoso entre el techno –dance y la electrónica más cerebral. Buena parte de esta revisión se debe a que su nuevo trabajo, Walls, es la acumulación de todo ese background de los últimos tres años. Por eso, es posible encontrar canciones con esa médula IDM que a ratos, es combinada por melodías electropop y minimal techno cercanas a su trabajo hecho con Ellen Alien. Sus texturas son, en ocasiones, sucias y ruidosas pero dan paso a limpios y claros beats que se entrelazan con un juego instrumental necesario y elocuente. Oscar Martínez 16. Twilight Sad – Fourteen Autumns & Fifteen Winters (Fat Cat) Si hay algo que podría caracterizar a esta banda es su sonido potente de la mano de paredes sonoras, cuestión que no impide que las guitarras amplificadas a todo dar puedan convivir con el acompañamiento suave de un acordeón. Y es que la oscilación es quizás un concepto que define mejor la sonoridad de los escoceses, el paso de la intensidad a la calma, un poco a la manera de Mogwai, aunque a los chicos de The Twilight Sad las comparaciones les importen un carajo. Establezcamos entonces la diferencia por la presencia de la voz de James Graham, dotada por momentos de la gravedad de Neil Hannon o Aidan Moffat, lo que unido a su muy escocesa manera de pronunciar las palabras y su paso radical de la suave pronunciación al grito van configurando un calidoscopio singular llamado The Twilight Sad. El resultado son nueve canciones un tanto homogéneas entre sí pero que tienen la capacidad de atraer, seducir y atrapar en su nube sonora. Maira Mora 15. Caribou – Andorra (Merge) Lánguido, Andorra se escurre en distorsiones elegantemente manejadas, sumando capa tras capa de sonidos a su propuesta, hasta volverse un ejercicio denso y de apariencia inofensivo. En la senda de composiciones escalonadas como las de The Russian Futurists y con dejos de la complejidad melodiosa de The Fiery Furnaces, lo nuevo de Caribou suena a pop de autor de los sesentas revistado. (…) Andorra se escucha simple en un comienzo, pero se le van sumando elementos a cada replay que terminan por entregar un disco que se escapa del revisionismo algo manido, a esta alturas, del pop complejo de los sesentas. En vez, se sitúa en un período indeterminado que evoca algo bastante menos soleado que lo que auguran en una primera escucha. Para revisar con calma. Carmen Duarte 14. Battles – Mirrored (Warp) El punto de inflexión y lo que hace a Mirrored un agrado de escuchar, es lo entretenido de su ejecución. Cargado de una energía maratónica, los músicos suben y bajan en secuencias, detienen los ritmos y vuelven a la carga con riffs procesados, teclados que juegan a tocar una sola nota y una batería que parece siempre un batallón en marcha. Muscular y adrenalínico, las guitarras pueden irse en los acordes más progre hasta que el ritmo para y la banda vuelve a la carga sin muestras de cansancio. Basta ver el video de su primer single ‘Atlas’ para darse cuenta que lo trasmiten desde los audífonos es exactamente lo mismo que ellos ejecutan: ahí se ven a los miembros de la banda que llevan el ritmo con la espalda, sinuoso con los pies, espático con las manos, todos al unísono. Como si fuera algo incontrolable y por ningún motivo quisieran dejar de hacerlo. Carmen Duarte 13. Tunng – Good Arrows (Full Time Hobby) Good Arrows sólo sabe entregar canciones acogedoras y esa es su fortaleza. La bondad de sus aristas es la cobertura esponjosa para letras irónicas y de fatalismo bien disimulado. Capas de tristeza y optimismo se entrecruzan en el dueto de Genders y Becky Jacobs, expresando una comunión agridulce que constituye el aura misterioso de sus canciones. Las cuerdas se entrecruzan con metalófonos, vientos, sonidos procesados, y en la mixtura sorprende siempre la claridad del registro, queriendo desnudar a toda costa las distintas capas de su sonido. La extrema seguridad sobre los elementos compositivos todavía no es una limitante para estos músicos, sino su carta de presentación y estrategia de avance. Andrés Acevedo 12. Spoon – Ga Ga Ga Ga Ga (Merge) No hace falta escucharlo dos veces para fichar a ‘Don’t you evah’ como la mejor canción del álbum, que empieza con un bajo sensual y frases casuales, luego la melodía y una frase contagiosa “bet you’ve got it all planed right / bet you never worry / never even feel afraid???. Y con esa canción podemos justificar el álbum completo, que tiene algunos otros aciertos como el single ‘The underdog’, de rasgueos acústicos y una introducción de bronce. Aunque las guitarras rockeras hayan quedado en el olvido y la voz de Britt Daniel suene reposada y -como el resto de los instrumentos- limpiamente pop (basta con escuchar ‘Rythm and soul’), este disco supera a su predecesor, haciendo a la vez un corte definitivo con el tono sicodélico-vintage de Kill The Moonlight (2002). Cristina Correa 11. Low – Drums And Guns (Sub Pop) No estaban los ánimos para golpear las guitarras como lo habían hecho en su disco anterior. La destrucción ya se había hecho, ahora era el tiempo del desfile mortuorio al redoble de tambores. Nuevamente bajo la producción de Dave Fridmann, le encargan que su nuevo álbum cambie de giro y se vuelva frío, duro, tenso y distante, reflejando el sentir del momento. Un acorazado musical que expíe las culpas y no haga caer a la banda en la desintegración. Vista al frente y a guardarse las lágrimas. Rodrigo Salinas 10. The Mary Onettes – The Mary Onettes (Labrador) The Mary Onettes es un disco que no sorprende en lo absoluto y se escucha opaco en un comienzo, en un dejavú que podría exasperar a quienes esperan originalidad, romper esquemas y llegar al infinito y más allá. Pero como quien va en el auto y sintoniza una radio al azar uno de esos hits perdidos de veinte años atrás, que recuerdan más cosas de las que se pueden asimilar y que generan un escalofrío eléctrico en la espalda, el disco de The Mary Onettes en algún momento se abre. (…) la pregunta sobre The Mary Onettes no es si el original es mejor que la copia, sino si la copia emociona tanto como el original. Desde ahí, la respuesta es simple: con su debut se ganaron un espacio en un mixtape con la cara de Robert Smith en la carátula. Carmen Duarte 9. Von Südenfed – Tromatic Reflexxions (Domino) A medida q transcurre el disco da la impresión de estar escuchando la obra que LCD Soundsystem no han sido capaces de crear, y motivos no faltan: la infecciosa ‘Family Feud’, el divertido relato de un sueño de St. Werner en ‘Flooded’, la mezcla de alemán e inglés creando un nuevo idioma en ‘Speech contamination/German fear of osterreich’, o el pop de ‘The Rhinohead’ parecen haber sido poseídas por el espíritu post punk al tiempo que son procesadas por el tamiz del ratón marciano, envolviendo todo en un compás ideal para iniciar una entretenida noche junto a tus amigos. (…) Puede que éste no sea un disco fundamental en la trayectoria de sus autores, y que termine relegado a la categoría de anécdota o nota a pie de página; aún así funciona como un saludable entretiempo, como una agradable muestra de que la música de baile puede ir también dirigida al cerebro. Pablo Meneses 8. The Field – From Here We Go Sublime (Kompakt) From Were We Go Sublime se puede escuchar en cualquier lugar, estado de animo u hora. Ideal para pistas de baile o salas de estar, es una invitación a través de parajes crepusculares, placenteros e irresistibles. Puede que no sea novedoso, pero su capacidad recae en la forma sólida en que Alex Willner construye cada sonido con las proporciones justas, ideales, que lo hacen inagotable. Oscar Martínez 7. !!! – Myth Takes (Warp) ¿Y las canciones? Tremendas de principio a fin. El disco parte con los bajos gordos y densos de ‘Myth takes’. Gordos como Elvis y George Clinton, y todo en menos de 3 minutos. Luego le siguen 2 misiles, directo a las pistas de baile: ‘All my heroes are weirdos’, haciendo alusión directa a Nerón/George Bush y ‘Must be the moon’. Luego bajan un poco las revoluciones con ‘A new name’, que aún así, mata con un falsete que ya se lo quisieran Jay Kay y James Murphy. A estas alturas, ya tendríamos para salvar cualquier disco del montón, pero esto recien comienza. Desde ‘Heart of hearts’ hasta ‘Break in case of anything’, son hits oscuros y bailables, con alto peso específico, y tienen de todo: disco, punk, funk, rock, dub, electro. Solo pidan y se les dará, dijo el tatita Dios. Cesar Dubó 6. Blonde Redhead – 23 (Beggars Banquet) (…) lo que termina por hacer de éste un gran disco no es la conceptualización sino más bien los detalles inesperados. La pronunciación de Kazu cuando salta entre las palabras al decir “your clock is ticking/tic-tac-ticking??? en ‘Silently’ y la subsiguiente batería ochentera casi progre, los beats quebrados de ‘Publisher’, las guitarras que aparecen como clímax, el extraño juego de voces en ‘Heroine’ y el ritmo casi bossa en ‘Top ranking’. Eso lo que hace a 23 un disco para volver muchas veces a pesar de la simpleza de su formato. Porque los momentos de descolocación y quiebre no siempre se dan en situaciones extraordinarias, sino que en ocasiones que suenan al día a día y resultan ser todo lo contrario. Carmen Duarte 5. The Clientele – God Save The Clientele (Merge) Los cambios están en el enfoque, porque a diferencia de The Violet Hour (Merge, 2003) o Strange Geometry (Merge, 2005), God Save The Clientele es más depurado en sus efectos y tanto la voz de Roberts como los arreglos se escuchan despejados. Y si The Clientele supo desde un principio componer grandes sencillos (‘Joseph Cornell’, ‘We Could Walk Together’), este nuevo ejercicio los trae renovados en una composición primaveral y suelta. Así God Save The Clientele es una seguidilla imparable de canciones pop impecables, con armonías sutiles y ese reverb que hace que The Clientele la banda sonora ideal para despertarse los fines de semana. Carmen Duarte 4. Jens Lekman – Night Falls Over Kortedala (Secretly Canadian) Tras el magnífico When I Said I Wanted To Be Your Dog (2004), Jens Lekman se tomó su tiempo para lanzar su segundo Lp. Night Falls Over Kortedala suena como la perfecta continuación de su anterior disco, o más bien, como si todas las canciones en su conjunto no fueran más que parte de un continuum musical sin divisiones. Lekman sigue haciendo más o menos las mismas canciones que antes pero, curiosamente, sigue sonando encantador. Maira Mora 3. Devastations – Yes U (Beggars Banquet) (…) los primeros sonidos de ‘Black ice’ vienen en forma de bofetada a quienes esperábamos más de lo mismo. Y es que en el fondo Devastations no han cambiado su tono melancólicamente sombrío, pero la forma de armar sus canciones ha virado hacia el uso de programaciones y secuencias, que no entorpecen las maniobras para la confección de una música seductora, pasional y clásica. (…) estamos frente a un disco que, en completitud, demuestra absoluta coherencia con la búsqueda de una identidad. Una identidad que convence por la vía de la amargura, la aridez y el romanticismo. Con Yes U, Devastations han logrado llegar a un punto especial; es imposible no creerles con un disco como este, pues han encontrado lo que la mayoría de los grupos pop buscan: la autenticidad. Walter Roblero 2. Panda Bear – Person Pitch (Paw Tracks) (Noah Lennox) En su tercer disco solista, Person Pitch –cuya traducción podría ser “tono de personas”- encontramos una síntesis sonora de sus distintos proyectos. De sus colaboraciones con Scotty Mou en Jane (electrónica experimental) y con Rusty Santos en Together (sesiones de dj para eventos masivos). Y de Animal Collective. Fácilmente, este disco podría pasar por uno más de su banda principal. El autor explicita otras huellas en la carátula: Basic Channel, Luomo, Dettinger, Wolfgang Voigt. Esta mochila de nombres da cuenta del tono personal de Panda Bear, quien crea a partir de retazos y miradas frescas sobre el tono de esas otras personas. Su carátula ilustra lúdicamente esa comunión: una piscina de plástico donde un montón de niños, apretujados, se bañan junto a un tigre, un orangután, una foca y un oso panda, claramente recortados y pegoteados. A ratos, todas las figuras parecen recortadas: en la indefinición aparente se desarrollan sus canciones. Andrés Acevedo 1. The National – Boxer (Beggars Banquet) Posiblemente una de las bandas estadounidenses con sonido más británico, The National aparece con su cuarta entrega después del exitoso Alligator (Beggars Banquet, 2005), trabajo que incluso los llevó a incluirlos dentro de un blog musical (Berkeley Place) como uno de los 25 discos esenciales de la historia del indie rock. Emparentados en estilo a Tindersticks o Nick Cave, y con más de algún guiño a Leonard Cohen -principalmente por la interpretación vocal profunda de Matt Berninger-, este quinteto de Ohio conglomera en su nuevo trabajo una serie de instrumentos (piano, cuerdas, vientos) que generan una sólida y rica base donde la percusión marca la pauta de la mayoría de los temas. A diferencia de su predecesor, la banda volvió a poner en orden las relaciones que se vieron resentidas con el éxito de Alligator. Familia, amigos y demases fueron parte de la distancia y el desarraigo que se generó por el revuelo y la carga de trabajo promocional. Con Boxer han vuelto a los suyos, otorgándole un carácter más reflexivo y maduro a su propuesta, lo que ciertamente se deja entrever porque suenan más reposados, como el retorno a casa por la noche luego de un intenso viaje.(…) Para muchos, Boxer puede haber ganado anticipadamente el derecho a estar en las listas de lo mejor del año. Pero en la continencia generalizada que marca al álbum está el tope para llegar a constituirse en un disco grande. Rodrigo Salinas