En un año que pasa muy velozmente, creemos que viene bien presentar un ranking tan heterogéneo como el que este año nos brindaron los colaboradores de Super 45 y, por lo mismo, no puede dejar de ser analizado desde una serie de particularidades propias de la temporada pasada.

El 2013 fue un año pródigo en retornos. Sabiendo que la nostalgia ha sido terreno fértil para que se pierdan ciertos parámetros cualitativos, no podemos dejar pasar el regreso de varias figuras como David Bowie (que al parecer, quedo en un mero hecho anecdótico para los que aquí votaron), Jorge González (ese sí nos toca una fibra), Suede (parece que todavía les queda chispa), Boards of Canada (reivindicación de la inteligencia electrónica), Matorral (eso se llama reinventarse, señores), Daft Punk (los cascos vuelven a brillar como en su época de oro) y My Bloody Valentine (los extrañábamos mucho y nos abrieron nuevamente la mente). También nos hacemos partícipes en nuestro ranking de la consolidación de viejos amigos de Super 45 (Yo la Tengo, Bill Callahan).

Por otro lado, si bien tuvimos mayor cercanía con artistas “clásicos”, no deja de ser interesante de observar como dos hypes del año (Chvrches y Disclosure) se ubican en la parte alta de nuestro ranking, a base de buenas canciones que te hacen tanto cantar como bailar. Para los amantes de los nombres más extraños, proyectos debutantes como Forest Swords, Speedy Ortiz, Mutual Benefit o Candy Claws, aportan nuevos matices a la paleta de sonidos que revisamos este año. Así mismo, se consolidan en nuestros gustos la escena postdubstep con nuevas variantes como el romanticismo brumoso (James Blake, Jessy Lanza) y los sonidos orgánicos (Mount Kimbie, Rhye).

La escena nacional da pasos agigantados con trabajos de pop exploratorio (Dënver, Pedropiedra), ritmos cadenciosos (Matías Aguayo, Bronko Yotte), quedando muchos proyectos fuera del radar del top 45, pero que aseguran una buena cosecha para años venideros. ¿Algunos nombres? The Holydrug Couple, Fármacos, Melié, Trementina, Kinética, Föllakzoid y muchos más que se nos quedan en el tintero.

por Boris Orellana

45. LOW – THE INVISIBLE WAY (Subpop)

44. CANDY CLAWS – CERES AND CALYPSO IN THE DEEP TIME (Twosyllabe Rec)

43. TRIANGULO DE AMOR BIZARRO – VICTORIA MÍSTICA (Mushroom Pillow)

42. SMITH WESTERNS – SOFT WILL (Mom + Pop)

41. JORGE GONZALEZ -LIBRO (Autoeditado)

40. SUUNS – IMAGES DE FUTUR (Secretly Canadian)

39. NEKO CASE – THE WORSE THINGS GET, THE HARDER I FIGHT… (Anti)

38. JONATHAN WILSON – FANFARE (Bella Union)

37. EDWYN COLLINS – UNDERSTATED (AE Records)

36. ONEOTHRIX POINT NEVER – R PLUS SEVEN (Warp)

35. DEVENDRA BANHART – MALA (Nonesuch)

34. DAVID LYNCH – THE BIG DREAM (Sacred Bones)

33. SPEEDY ORTIZ – MAJOR ARCANA (Carpark)

32. BRONKO YOTTE – CON ESO TE DIGO TODO (Dilema Industria)

31. MUTUAL BENEFIT – LOVE’S CRUSHING DIAMOND (Other Music Recordings)

30. KURT VILE – WAKING ON A PRETTY DAZE (Matador)

29. SUEDE – BLOODSPORTS (Sony)

28. FOREST SWORDS – ENGRAVINGS (Tri-Angle)

27. TIM HECKER – VIRGINS (Kranky)

26. THE KNIFE – SHAKING THE HABITUAL (Rabid)

25. DJ KOZE – AMYGDALA (Pampa Records)

24. PEDRO PIEDRA – EMANUEL (Quemasucabeza)

23. FUCK BUTTONS – SLOW FOCUS (ATP)

22. ARCADE FIRE – REFLEKTOR (Merge)

21. JON HOPKINS – INMUNITY (Domino)

20. MATORRAL – REMOTO CONTROL (Cápsula Discos)

19. FRANZ FERDINAND – RIGHT THOUGHTS, RIGHT WORDS, RIGHT ACTION (Domino)

18. PRIMAL SCREAM – MORE LIGHT (Ignition)

17. JOHN GRANT – PALE GREEN GHOST (Bella Union)

16. BOARDS OF CANADA – TOMORROW´S HARVEST (Warp)

15. DËNVER – FUERA DE CAMPO (Precordillera)

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En el caso de Dënver, sus ambiciones musicales nunca han estado ocultas: en más de una ocasión, Montenegro y Mahan han declarado su fascinación por el sonido de ABBA; el espíritu pop de Burt Bacharach y Phil Spector; y la manera en que el pop (en) español construye un imaginario complejo para el desarrollo lírico. En Fuera de campo, todo se encuentra plagado de arreglos orquestales, en los que el dúo toma al pié de la letra las enseñanzas de Spector y su wall of sound, llenando todos los espacios de manera ampulosa y algo agobiante. Sin embargo, en los momentos más reflexivos del disco, todo parece encajar a la perfección: hay envoltorios musicales más cuidados, que le dan la solemnidad necesaria a estos temas. (Gabriel Pinto)

14. PET SHOP BOYS – ELECTRIC (X2)

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Pet Shop Boys es una avalancha. Menos de un año después de Elysium, abandonan el sello que los cobijó durante 28 años, y deciden lanzar Electric. Producido por Stuart Price (Kylie Minogue, Madonna, The Killers), abre con el estallido inicial de “Axis”, trayendo de vuelta -con toda la artillería- la innegable influencia Kraftwerkiana que llenaba Please (“Two divided by zero”) y Actually (“Shopping”), Un tema majestuoso, irresistible, que marca la pauta para las ocho canciones que le siguen, donde toda la obsesión del dúo por el dance pop perfecto, elegante y ambicioso, se despliega sin manchas. Manteniendo un bpm casi constante y desbordante de electricidad, parece el soundtrack para la fiesta de celebración post-días-Parlophone. Ningún disco del dúo en toda su larga historia tiene tanta cohesión. No hay puntos altos, es un todo sublime donde habitan muchas maravillas, cerrando con “Vocal”, el último movimiento de esta sinfonía de perfección incandescente, que resume completamente el álbum en sus últimas líneas: “I like the people, I like the sun. This is my kind of music, they play it all night long. I like the singer, he is lonely and strange. Every track has a vocal and that makes a change.” En dos palabras: Eléctricamente infeccioso. (Edmundo Veloso)

13. NICK CAVE & THE BAD SEEDS – PUSH THE SKY AWAY (Mute)

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Estamos en el 2013 y en medio de su tranquilidad familiar y prolificidad actual, Cave lo hace de nuevo. El resultado es un disco emocionante en su contención sonora, donde los exabruptos siempre quedan al mismo nivel de la compostura, lo que no ocurre así en la lírica que, cruda y poética, fluye en “Water’s edge” con referencias a la adolescencia, la sexualidad y la religión. Y si, así suena Nick Cave & The Bad Seeds versión 2013, en pleno dominio de sus facultades. Músicos clásicos que guardan la gran ventaja de comprender que un álbum es un concepto y un todo, con un comienzo, un desarrollo y un desenlace (Walter Roblero)

12. RUN THE JEWELS – RUN THE JEWELS (Fool’s Gold)

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No es casualidad que este álbum aparezca en la mayoría de las listas con lo mejor del año. Y aunque en la vida real eso importe nada, El-P y Killer Mike lo tienen merecido. Ambos con una trayectoria casi irreprochable en el circuito del rap underground, y a ratos dando señales de desprejuicio y creatividad en algún coto indie, el dúo firma un (mini) álbum que desde el título y portada juega a las escondidas. Su contenido en parte resume varios años de hip-hop librepensador, agregando elementos que coquetean con las nuevas formas de concebir el rap. Mientras varios se peleaban por el trono del mejor MC de Nueva York, un par de veteranos vinieron a reclamarlo sin querer, queriendo. (Freddy Olguin)

11. CHVRCHES – THE BONES OF WHAT YOU BELIEVE (Virgin)

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Si durante el año, más de alguna sospecha se levantó con tanto halago que la blogósfera entregó a CHVRCHES – que les valió incluso una nominación al BBC’s Sound of 2013 – lo que el trío escocés consumó en The bones of what you believe es la prueba concreta de que se puede sobrevivir al hype sin caer en facilismos. Porque aunque es un disco de synth-pop lleno de canciones pegajosas, es mucho más robusto y melódico que la de sus símiles más artys como Grimes y Purity Ring: los coros están en primer plano, los sintetizadores hacen juego con las gruesas líneas de bajo y, aún más importante, las abstractas y a veces crudas líricas que el trío presenta en ellas, obligan a cuestionarse si lo que escuchamos en este disco es sólo pop o algo mucho más elaborado. (Gabriel Pinto)

10. JESSY LANZA – PULL YOUR HAIR BACK (Hyperdub)

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En los últimos años, y de la mano de sellos como Tri-Angle o Hyperdub, el R&B ha tomado nuevos aires y recuperado el afán experimental que lo llevó a coronar todos los rankings a principios de este siglo, incorporando elementos de la electrónica más oscura, así como del dubstep y la música industrial. Coproducido por Jeremy Greenspan (Junior Boys), el álbum debut de Jessy Lanza se enmarca en este contexto, explorando a través de sinuosas melodías y sub bajos profundos, un R&B que es tan áspero como sensual, en donde Lanza entrega piezas que funcionan tanto en la pista de baile como en una noche de sexo sudoroso y jadeante. (Gabriel Pinto)

9. MOUNT KIMBIE – COLD SPRING FAULT LESS YOUTH (Warp)

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Decepción relativa para sus antiguos seguidores y un tesoro por descubrir para todo aquel ferviente admirador de Warp, lo nuevo de Kai Campos y Dominik Maker ya no se sirve de la ¿fallida? coartada post-dubstep para llevar a cabo grandes ideas. Esta vez no solo su acertada e inquietante producción tiene cabida, ahora también hay voces y una natural intención orgánica se apodera de varios tracks. Propósitos pop que Darkstar quizá no lograron concretar, además de un espíritu experimental que sigue intacto, en un álbum que pese a sus altas expectativas, en cada escucha parece conseguir nuevos réditos gracias a joyas como “Home recording” o “Mater, pale, tone”. (Freddy Olguin)

8. DISCLOSURE – SETTLE (PMR)

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Los teclados lánguidos y las voces suaves llenan este álbum plagado de excelentes temas bailables. Los hermanos Guy y Howard Lawrence (22 y 19 años, respectivamente) comandan este buque, donde resumen los sonidos dance de los últimos años: grime, r&b, house, garage, funky y techno. Una amalgama de estilos que a la primera impresión suenan como una repetición insulsa de beats, pero que a cada nueva escucha, gana en solidez. Settle logra transmitir un ambiente de fiesta que promete no terminar, todas las expectativas que se venían cimentando desde hace 3 años, se consolidan en este debut que aporta un poco de inteligencia a la escena dance pop. (Boris Orellana)

7. MATIAS AGUAYO – THE VISITOR (Cómeme)

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Hay algo que Matias Aguayo lograr imprimir en The visitor y que lo destaca de cualquier otro álbum. Podríamos decir que ese “algo” es el inusual sabor latino de sus ritmos, que encontramos en los 12 cortes del disco. Otros podrán decir que ese “algo”, va de la mano de la característica voz de Aguayo. Habrán otros que creerán que ese “algo” se refiere a las letras y ese aire de juego y fiesta que se transmite a lo largo del disco. También, hay “algo” en el hecho de que el álbum fue grabado casi por completo de manera live, buscando alejarse de los softwares. Y cómo no, las colaboraciones que Aguayo recibe en tracks como “Las Cruces” (Jorge Gonzalez) o en “Levántate Diegors” (Daniel Maloso) también son “algo”. En fin, The Visitor tiene algo, ALGO QUE NOS GUSTA. (Javier Laborde)

6. DAFT PUNK – RANDOM ACCESS MEMORIES (Virgin)

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La banda que hacía la música del futuro, sigue mirando hacia el pasado. Parte con una declaración de principios “Give life back to music”, una afrenta a los Deadmau5, los Skrillex y los Swedish House Mafia del momento. La música electrónica masiva con sus fórmulas predecibles había llegado a un extremo (con parodia de Ylvis y The Fox incluida), y los franceses vuelven para poner todo en orden. Daft Punk homenajeando a Giorgio Moroder, recuerdan que la vanguardia no está definida por la novedad, sino por la actitud. El dúo logra superar la expectativa del disco, reclutando a las mejores voces de varias generaciones, para escribir un disco lleno de éxitos instantáneos, que pudieron haber sido escritos tanto hace 30 años como en el presente .(Marcelo Mena)

5. YO LA TENGO – FADE (Matador)

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Las bandas deben evolucionar. Experimentar nuevos sonidos, aventurarse, explorar apuestas, pues es parte del desarrollo esperado. Y hablaría un poco mal sonar en todos los discos iguales (aunque ejemplos sobren). Sin embargo hay discos que en la trayectoria de una banda son puntales y que definen el estilo que más le acomoda. Discos que podrían dar cuenta de una esencia. Y en el caso de Yo La Tengo esa pasa por un estilo susurrante, delicado y mágico con arrebatos sónicos repentinos combinados con melodías pop simples y cariñosas. Desde And then nothing turned itself inside-out (Matador, 2000) que la banda de Hoboken no se arrimaba a ese sonido en forma tan notoria como en esta decimotercera entrega. Sin aspavientos y sostenidos en su calidad se imponen en la vorágine de producciones rimbombantes e insulsas. Simplemente una vez terminado de oírlo deja una sensación de gratitud y satisfacción por haber digerido con placer un gran bocado sonoro. (Rodrigo Salinas)

4. RHYE – WOMAN (Republic)

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El canadiense Michael Milosh lleva casi una década haciendo música. En Rhye, se juntó con el productor Robin Hannibal, originario de Dinamarca. Y en una primera escucha, desconcierta a muchos al saber que esa seductora voz pertenece a un hombre. Se nota que hacen la música que quieren, y no la que pueden. Canciones de romances interrumpidos, que imploran al otro quedarse un tiempo más, a aprovechar el tiempo juntos hasta el último minuto. Quizás la canción más representativa es “The fall” con una progresión house con piano en vez de sintetizador, y con voces a lo Sade, muestran que se puede mirar al futuro con guiños al pasado con una línea difusa entre lo bailable y lo romántico. (Marcelo Mena)

3. BILL CALLAHAN – DREAM RIVER (Drag City)

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Bill Callahan, quizás el cantautor más subvalorado que haya existido, hace canciones cuyas letras van en perfecta armonía con su música. Sin adornos, directo, minimalista, en una frase sobrecoge o desgarra. En años recientes, reconforta y complace; menos acústico y con una banda perdida en el tiempo, Bill no sorprende a gritos, sino con palabras crípticas : “tomando, con extraños durmiendo que sin saberlo me hacen compañía, mientras estoy en un bar de hotel”. Describe su presente y pasado: “las únicas palabras que he dicho hoy son cerveza y gracias. Cerveza, gracias”. Canciones como “The spring” continúan insinuando una tensión sexual que hemos visto en su etapa de Smog. “Small plane”, quizás su canción más romántica en años, una metáfora de una relación entre dos personas manejando una avioneta, con doble mando en el que se toman turnos manejando, donde cada uno disfruta del control del otro. Quizás Callahan no saque otro disco del año en su carrera. Pero sabemos que si nos sigue brindando joyas, lo tendremos al lado de Cohen, Cave y Cash. (Marcelo Mena)

2. JAMES BLAKE – OVERGROWN (Polydor)

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Aunque el estado de ánimo del segundo disco de James Blake es permanentemente melancólico, en cada canción hay un aspecto de belleza, sutil y delicado, que asoma desde lo profundo. Porque si las líricas hablan de amor, sufrimiento y soledad cósmica, su música se establece en códigos de harmonía y unión. Sostenido por una labor enciclopédica en la producción – en donde asoman retazos de electropop, house, hip-hop, noise y claro, dubstep -, Overgrown amplía la paleta sonora de Blake y reafirma su capacidad como compositor (Gabriel Pinto).

1. MY BLOODY VALENTINE – m b v (MBV records)

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m b v es un disco valiente, que se atreve a usar las bases conceptuales que hemos repasado hasta el hartazgo, y que sin explícita novedad, se las arregla para mostrarse fresco y maduro. Kevin Shields, deja la angustia y toma el método, usa lo que sabe como herramienta y no como limites a romper, ofreciendo la posibilidad de discriminar detalles entre sus planos sonoros, y más importante aún, seleccionando elementos para hacerlos progresar dramáticamente, aportando una narrativa emocional antes no vista, resaltando en la superposición para transformar la dulzura simplemente en belleza (“Only tomorrow”). m b v propone momentos que exigen dejar lo que se esta haciendo para poner atención en lo que escuchas. Las guitarras para Shields no son búsqueda, sino determinación. La superposición de planos se enriquece en cuidados detalles (teclados, timbre electrónico, síncopas, quiebres) y en la opción de permitirles ser reconocidos en la masa sonora que esta vez se despliega y no se dispersa. (Rodrigo Perez)

Y fueron los mejores:

2012 // 2011 //  2010 // 2009, parte 1 y 2 // 2008, parte 1 y 2

Gráfica por Edgardo Milla.