The Radio Dept en vivo
Miércoles 4 de julio
Centro de Eventos Bellavista ex Oz

Fotos de Rodrigo Ferrari

La espera había sido larga, especialmente al saber que unos años atrás habían visitando Sudamérica sin acercarse a Chile. Parecía un pequeño insulto, quizá porque nos hemos acostumbrado tan rápido al nuevo status de Santiago como una plaza ineludible de gira. Y lo que se le exige a las productoras tan fácil, con The Radio Dept. parecía una urgencia, al ser de las pocas bandas que parecen todavía dirigirse a nosotros, no siendo ya quinceañeros.

Con su breve discografía, The Radio Dept. se puso a la delantera durante la década pasada de la reapreciación del shoegaze por medio del dream pop, con Beach House como otro depurado bastión. Bajo perfil, los suecos no sólo debutaron con un disco (Lesser matters, 2003) que hoy sigue escuchándose perfecto, sino que pusieron el tono que les generó tantos seguidores incondicionales: una estética brumosa con una emocionalidad directa, que evoca algo siempre perdido.

Y así emergieron como trío en Santiago, rodeados de humo -que ellos mismos pidieron- con un juego de luces que hacía que sus siluetas se distinguieran contrastadas en el pequeño escenario del Centro de Eventos Bellavista. Con Martin Larsson haciéndole honor a la tradición que tributa mirándose siempre los zapatos, y Johan Duncanson como un frontman que parecía cómodo desapareciendo tragado por las enormes volutas que subían hasta el techo.

El show pareció comandado por esa misma presencia del humo. La primera parte estuvo fuertemente enfocada en sus dos primeros discos, con “The worst taste in music” como hito de culminación de esa espera y que cerraron con “1995”, en la cual Duncanson cantó esa frase tan simple en su melancolía: “and though I’m happier now/ I always long somehow/ back to 1995”.Y parecía tener sentido, porque la pasada por su material más emocionalmente expuesto, fuertemente apoyado en las guitarras, no podía ser sino que envueltos en una nube de humo.

“David” dio pie para una segunda parte -limpio el escenario y visibles los tres- con foco en las bases programadas que hicieron de Clinging to a scheme (2010) un gran disco, y que permitieron a su vez que el recital se transformara gradualmente en un espacio para bailar cuando ya todos se habían desentumecido hace rato del frío de la noche.

Breve, lo de The Radio Dept. fue tanto una deuda saldada como la confirmación de una apuesta. Con una banda que demostró en vivo la consolidación de su sonido, siendo capaz de traducirlo en un show que progresó naturalmente desde la introspección de sus comienzos, a esa posibilidad abierta que dejaron con su último disco, de moverse a terrenos más bailables. Conservando ese encanto quitado de bulla, flemático en su simpleza, que parecía haber cambiado esta vez para dirigirse a todos.

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