La presentación de Band of Horses será sin duda uno de los eventos que menos líneas tendrá en los medios de comunicación de nuestro país. Pero, ¿qué saben ellos?, si no basta tener buena pinta, fans delirantes y chillones para dar un gran show, lo que define un buen concierto – y la diferencia de una tocata – es la manera en que traspasas tu música a las masas en condiciones musicalmente adversas como es un escenario.

Bands of Horses sin duda no tenía nada de que perder, sí mucho que ganar a la hora de salir al escenario, y venían dispuesto a ello de antemano, logrando que su concierto fuera todo un símbolo de cómo se debe hacer un show de rock en vivo.

“The first song” abre parsimoniosamente el relato lleno de delicados sonidos de una presentación no exenta de problemas técnicos. La saturación en cierto momento llegó a ser demasiado evidente y no fue arreglado satisfactoriamente a lo largo del show, pero ello no quita méritos al resultado final. La delicadeza luego se transforma en algarabía al recorrer el más refinado repertorio de la banda, proveniente mayoritariamente de los discos Everything all the time (2006) y Cease to begin (2007).

No tardó la banda en percatarse del impacto de su show en los asistentes, el regocijo en sus caras era evidente, entregándose de manera espontánea y distendida a la interpretación de himnos como “Cigarettes, Wedding bands” u “Ode to LRC” para finalizar ya en éxtasis  con  “The funeral”.

A esta altura no está claro quién puede estar más agradecido, la banda que llegó sin mucho que perder o ese público que se encontró con uno de los puntos altos de la segunda jornada de Lollapalooza.

Revisa más fotos del festival Lollapalooza siguiendo este enlace (cortesía de Rodrigo Jara).