El 31 de agosto el rapero Epicentro finalmente lanzó su álbum 31, debut que sella más de una década al servicio del hip-hop local.

Juan Pablo Salazar aka Epicentro está satisfecho. Tras formar parte del trío Calambre, banda insigne del underground rapero local en los ’90, con los que alcanzó a editar los álbumes Avanza (1998) y Pasos (GMBH, 2004), indispensables en cualquier antología del género, este año presenta 31, su esperado y dilatado debut solista.

Si el caset Avanza, que en su momento agotó todas sus copias e inesperadamente tuvo un multitudinario evento de presentación, se alzó como una alternativa a los lanzamientos ligados al rap nacional que con inusitado entusiasmo editaban los sellos multinacionales a fines de los ’90, Pasos ampliaba su campo de acción y no se quedaba en el clásico estigma y etiqueta de hip-hop.

Sin quererlo Calambre no inventaba, pero demostraba que el rap independiente en Chile era posible, asunto que hasta el día de hoy es celebrado y respetado por la escena local. Sus temáticas y modos, mezcla de crítica social, aspectos biográficos y una austera producción musical, bastante original pese a la precaria hechura de sus comienzos, derivó en recordados temas como el radial “Acá”, donde Epicentro se despacha quizá la mejor intervención al micrófono en la historia del rap local.

“No nos interesan ellos. Nuestro trabajo sin lucro sale a la calle, se mueve de manera independiente como se debe”, decía Epicentro en la declaración de principios que es “N.I.S.P.E.L.” (Nos involucramos sin pensar en el lucro) y es en ese proceso, arduo y lleno de una historia personal no siempre feliz, a ratos ingrata, lo que hoy alegra a Salazar.

Ocho años se demoró en volver a editar un álbum, y en pleno agitado 2012, cuando reparte su tiempo entre la familia, la venta callejera de artesanías y el micrófono, parece haber encontrado el contexto para decir que nunca se retiró, solo estaba planeando su pequeña obra maestra, una honesta crónica de la gente de a pie. “Me perdí en el tiempo, me dedico al canto. Me siento contento que no saben cuánto” dice en “Más vale tarde que siempre”, una de las elocuentes piezas que componen 31, disco producido por Potoco Discos.


¿Cómo ha sido estos últimos 3 meses previos a la salida de 31?

La verdad es que nos hemos encontrado con bastante trabajo y por lo mismo hemos dedicado mucho tiempo extra en cada uno de los detalles del disco, que se estaba preparando hace demasiado tiempo, queremos lograr la tan preciada obra maestra.

¿Con el título quisiste marcar presencia o resaltar su tono biográfico?

Quise en realidad resaltar que estoy en el tiempo correcto, además que 31 es también mi edad actual, al mismo tiempo mi dirección y también mi número preferido de siempre. Hay muchas cosas en juego y muy simbólicas en el título del álbum.

Viviste el rap a fines de los ’90 y principios de los 2000 con Calambre. ¿Cómo han cambiado las cosas desde entonces?

Sin duda para nadie es sorpresa que las cosas han cambiado demasiado, lo más inmediato es decir que antes, por ejemplo, la difusión que hacíamos era en cintas, todo se movía al principio en cassettes, ya que no había Internet o por lo menos no era tan popular. En cambio en la actualidad todo puede ser un poco más fácil gracias la tecnología y las relaciones por Internet, que ayudan bastante.

Canciones como “Aún sigo a pie” podrían representar a muchos. ¿Quisiste escribir una especie de himno?

En realidad no fue mi intención escribir una verdad que muchos en Chile y el mundo sin duda viven y solo soportan callando o agachando la cabeza, yo lo viví y yo lo escribí, es lo que quise hacer.

¿Cuáles son los planes ahora?

En primer lugar queremos ser entendidos y si nos entienden lo demás vendrá solo, simplemente esperamos tocar en todos lados y mostrar nuestro trabajo, que mucho nos ha costado. Además tenemos la intención de terminar la producción de algunos videos que ya están en curso. Tenemos para rato.