Mil rimas, beats y emociones en un cumpleaños inolvidable en el Red Bull Music Festival Santiago.

“Están todas las escuelas juntas en la casa”, dice Lenwa Dura de Tiro de Gracia, justo al medio de “El juego verdadero” y “Nuestra fiesta”. Es cierta la frase: pocos minutos después aparecen Rolando Fino con Fisher Showa y todo se llena de rimas sobre el cotidiano vivir de cualquier millennial chileno, o sea, una generación posterior a la deslumbrada por el histórico “Ser Humano”, un hito en la vida de muchos de los miles de presentes congregados para una sesión que resultó memorable.

Así fue la noche del festejo de los 30 años del rap en Chile, una velada de combinaciones que hablan sobre la riqueza alcanzada en nuestro país por un sonido engendrado lejos de aquí, pero, a estas alturas, teñido de nuestra propia identidad. El Teatro Caupolicán albergó una celebración en la que se cruzaron estilos, generaciones y ópticas distintas. Zitazoe y Empoderap aportaron freestyle, soul y armonías a ocho voces, inventiva femenina que enriqueció el nutrido cartel. Acto seguido, Nacion Triizy trajo auto tune, trap y actualidad a la jornada. Y además, una sorpresa mayúscula: Margihuanero de Rezonancia para interpretar el clásico “La vida no es recta”, automáticamente seguido por la vital Catana, nombre imprescindible para entender el aquí y el ahora en Santiago de Chile.

Pero no hay forma de ir hacia el futuro sin comprender el pasado, y por eso fue tan significativo contar con La Pozze Latina, sus recordados clásicos noventeros (una “Chica eléctrica” que ahora es mayor de edad y el cover de “Pedro Navaja” de Rubén Blades) y su especial dedicatoria a los amigos caídos, en especial a MC Browen de Shamanes Crew. Otro fallecido, el pionero Bototo Speed Neto, fue honrado por el mítico colectivo Gravedad Zero y una rutina de break muy emotiva al ritmo de un medley de cargado a los proceres del rap chileno, con temas de TDG y Ana Tijoux, entre otros. Minutos más tarde, Dacel haría lo suyo honrando la memoria de Geoslide.

Némesis y la DMS llenaron el escenario de personajes legendarios como Cenzi y Seo2. Los ex Makiza llegaron con banderas y una corte de los acompañantes con los que escribieron la historia del rap criollo hace dos décadas, matriculándose de pasada con hits radiales como “Ley de Némesis”, que anoche fue desempolvado ante una audiencia ansiosa de volver a escucharlo. Dos comunas fundamentales en el desarrollo del hip hop, La Florida y Puente Alto, encontraron representación a través de Zaturno y Tapia Rabia, el primer emprendimiento musical del ex Tiro de Gracia al emigrar del trío. Con “Lautaro”, MC Zat conectó los beats y las rimas con la lírica de un poeta mundial, pero nacido en Chile, Pablo Neruda. Postal emotiva: el Caupo entero coreando “2001”.

El peso de la historia se dejó sentir cuando Panteras Negras descargó un arsenal de rimas políticas llenas de conciencia social, con el perfume peligroso de las calles hostiles de nuestra ciudad. La banda es un emblema viviente cuyo mensaje nunca pierde una pizca de vigencia. Y en un despliegue de la diversidad que caracteriza a nuestro rap, su presentación fue seguida por la de Movimiento Original, best sellers locales que promueven un sabroso híbrido de reggae y hip hop que no dejó esqueleto sin moverse en el recinto de San Diego. Fue muy simbólico que ellos, la primera línea del género en cuanto a alcance, también se tomaran un segundo para reconocer a los precursores del estilo.

Los beats más gruesos y estrictos de la noche llegaron de la mano de DJ Dacel, quien junto a Jotadroh se encargó de recordarnos lo icónica que es La Habitación del Pánico. Lo suyo fue la antesala perfecta para el broche de oro: De Kiruza, los originadores del rap chileno cuyo debut marca el inicio de la historia celebrada por sus contemporáneos y sus herederos. Pedro Foncea, una de las más grandiosas voces de Chile, regaló su musicalidad afrolatina acompañado por su hermano Felo y Panty, entre otros. Es el debut del grupo, un disco homónimo de 1988, lo que marca el inicio del rap hecho en este país. No podría haber sido un mejor cierre de fiesta, con canciones como “Continente X” o “Bakán”, en compañía de Lalo Meneses de Panteras Negras. Reunión de pioneros treinta años después de inaugurar un fenómeno que no tiene para cuándo detenerse.