Joseph Saddler, aka Grandmaster Flash, no es la primera leyenda rap que visita nuestro país. Otros DJ/producers como Pete Rock o Dj Premier han llegado también a Chile a mostrar sus artes y de paso -intentar- demostrar su vigencia. Curiosamente todos han tenido una suerte similar: ante la emergencia de estar a la altura, han recurrido a efectismos o trucos que quizá no esperábamos de ellos. Son solo personas, digamos, pero en sus hombros sin duda pesa una historia que vía años en el juego han logrado transformar en prestigio.

Saddler a través de un ejercicio tornamesístico de corte clásico demostró que su figura supera la ficción, aunque los nostálgicos que esperaban que la ex Oz fuera una especie de block party tipo Wild sytle o Beat street se fueron decepcionados. El set de Grandmaster Flash fue una mezcla de infalibles himnos mainstream con orientación urban (“Bitter sweet symphony”, “Jump around”, “Hip-hop hooray”), además de algunos clásicos del rap (“Shook ones”, “Shimmy shymmy ya”, “Full clip”) que a ratos asomaban como pequeñas piezas de museo.

Pese a la aparente ligereza del show, todo en la presentación de Flash parecía estar su lugar, junto a las técnicas de scratch más longevas y al mismo tiempo respetadas de la noche, que a ratos nos recordaban que estábamos frente al tipo que firmó joyas como “The adventures of Grandmaster Flash on the wheels of steel”. En actitud tampoco se quedaba, ya que su impronta tanto en las tornas como en el mic fue 100% rap.

Con una audiencia que celebró cada “manos ariba” y bailó cada corte que salía del tracktor de Saddler el trabajo estaba hecho. Para los puristas del vinilo estaban los documentados sets de DeMentira y Vaskular, siempre al nivel de las circunstancias. Para nuestro anecdotario vintage será inolvidable el momento en que Saddler pinchó “The message”, mientras un par de entusiastas heads entre el público le mostraban el preciado vinilo con el que hizo historia en 1982.

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Por Carlos Molina.
Por Rodrigo Ferrari.